Título: El viaje del elefante
Título: El viaje del elefante
. Su capacidad de abarcar emociones y sentimientos tan contradictorios provoca o debería suscitar necesariamente una reflexión. Una que ayude a entender, un poco al menos, el mundo en el que vivimos pero sobre todo a comprender cómo y quienes somos. Y en esta tarea reflexiva, la de entender y describir la naturaleza humana, el Premio Nobel de Literatura de 1988, José Saramago (1922-2010) contaba con una capacidad extraordinaria.
Destacado novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués, se podría decir que Saramago, si bien se inició en la escritura con su novela Tierra de pecado en 1947, no fue hasta la década del setenta que comenzó a obtener el reconocimiento del público. Contaba que durante veinte años estuvo apartado de la literatura porque no tenía nada que decir, “Y cuando no se tiene algo que decir lo mejor es callar”. Un silencio prolongado en el que probablemente fue gestando parte de esas obras que le valieron incontables premios y reconocimientos tanto de los lectores como de la crítica.Levantado del suelo (1980), Ensayo sobre la ceguera (1995), Todos los nombres (1997), La Caverna (2000), Las intermitencias de la muerte (2005) o El viaje del elefante (2008) forman parte de un repertorio extenso que, tal vez sin pretenderlo, buscó brindar algo de lucidez al lector. Una visión sutil, ésta del escritor portugués, cargada de una belleza e ironía que dieron lugar a una narrativa con un estilo distintivo. La peculiaridad de darle más relevancia al sentido oral del texto que a las reglas gramaticales establecidas, probablemente no sea más que un acto de rebeldía del autor para romper con lo convencional y lo impuesto. Pero también sin duda ha sido una herramienta para hacer partícipe al lector de sus historias, como ésta, la de El viaje del elefante.Una historia que nace de un hecho verídico allá por el siglo XVI y que la capacidad narratoria e imaginativa de Saramago, salpicada de un peculiar sarcasmo que hará sonreír al lector, supo condimentar con ingenio.Por uno de esos caprichos propio de la realeza, Salomón, un elefante indio que lleva más de dos años en Portugal, emprende un viaje hacia Austria con su domador, o cornaca como es referido en la historia. El rey Juan III lo obsequia a su primo el archiduque Maximiliano de Austria. Un ofrecimiento como es de suponer, y el propio narrador nos aclarará con su particular ironía, que obedece a una estrategia representativa de los altos rangos de la época.Custodiados por un séquito de acompañantes que irán variando, según el tramo del camino, emprenderán un viaje que habiendo sido real roza lo caricaturesco. Y es que Saramago, haciendo uso de la omnisciencia, se valdrá de los actos y pensamientos, tanto de los peregrinos como de los locatarios que los van recibiendo en el camino, para poner de manifiesto las debilidades humanas. La conveniencia, los miedos, el egoísmo y hasta la compasión formarán parte de las emociones y pensamientos que el autor enfatiza en los miembros del elenco de esta historia.El viaje del elefante es una reflexión sobre el sentido de la vida y sobre las flaquezas humanas que parecen tener un pacto con la eternidad. Una lectura amena de un autor que una vez busca despertar o reavivar la lucidez de los lectores.