Desde hace algún tiempo vengo percatándome
que mi productividad intelectual va en decadencia, en revisado mi vida
minuciosamente y me he dado cuenta de la existencia de una serie de eventos
menores, realmente nimios, que en su conjunto se han tornado como una especie
de montaña que llevo sobre mis hombros que me impiden concentrarme en lo que
realmente es importante, con la idea de limpiar mi mundo me he propuesto
firmemente detallar cada uno de los diferentes acontecimientos que son capaces
de desviar mi concentración a la consecución de mis metas. Por supuesto que no
voy a hablar de la psicosis colectiva a la que nos vemos obligados a transitar
diariamente… por cierto el día de ayer me preguntaba: Será que en este país
podremos encontrar a alguien todavía medianamente sano en su mentalidad? O la
salubridad mental se ha convertido en un objeto tan extraño, casi misterioso e irreconocible?
O todo aquello que se lee en los libros sobre la salud mental es una utopía que
no encaja en los actuales momentos? O es que ahora los ítems del DSM V (El
manual de diagnóstico para las enfermedades mentales) están pautando en realidad
los esquemas de una persona SANA? Yo sinceramente paso, ya que con este
distractor es muy poco lo que podemos hacer y se escapa de mis manos el poderlo
controlar, sin embargo es propio de mi parte hacer notar el grado de
desequilibrio colectivo al que nos vemos expuestos día a día.
Los pequeños monstros
distractores que nos hacen mermar nuestra productividad son diversos y están en
todas partes, les sugiero que si usted al igual que yo se encuentra en esta
etapa tome papel y lápiz y prepárese a realizar una lista de estas minucias que entorpecen su vida para
eliminarlas de su vida.
Voy a continuación a enumerar
alguno de los mas importantes:
1. Redes sociales. La
actualización del estatus de Facebook, Twitter y las fotos de Instagram es una
gran forma de estar conectados con los amigos y la familia, pero también pueden
absorber tiempo valioso de tu día. Nuestra cultura es adicta a las redes sociales.
A menos que estés usándolas para promocionar tu negocio, puede esperar. Esas
actualizaciones no se van a ir a ningún lado.
2. Celulares. No sólo las
llamadas y los mensajes de texto son grandes distractores, sino que la mayoría
de nosotros tenemos Facebook, Instagram, Twitter y otras aplicaciones en
nuestros smartphones. Aunque poner tu celular en silencio es mejor que nada, puede
vibrar en el escritorio robando tu atención y provocando que lo revises. Si de
verdad quieres eliminar la distracción, apágalo o ponlo en modo de avión
mientras trabajas.
3. Ambiente caótico de trabajo.
Tu ambiente en la oficina puede ser un gran distractor cuando tratas de
terminar un trabajo. Aunque es bueno ser accesible para tu equipo entero, es
también importante tener un espacio silencioso cuando sea tiempo de hacer el
trabajo. Establece una política de puerta cerrada y pon una pizarra en la puerta
para que los miembros de tu equipo puedan dejarte una nota con lo que necesiten
cuando esté cerrada.
4. Síndrome de revisar el email.
Muchos emprendedores podrían pasar todo su día respondiendo correos. ¿Alguna
vez te has encontrado constantemente actualizando tu email? Prográmalo para que
se actualice cada 30 o 60 minutos. Puedes verlo rápidamente y responder a cosas
urgentes, dejando lo demás para otro momento. Responder a los emails es lo
primero que debes hacer en el día, hazlo de nuevo a mediodía y luego otra vez
antes de que salgas de la oficina.
5. Búsquedas en internet. Es muy
fácil llegar a un sitio y pensar que vas a estar ahí máximo un minuto, pero
pueden pasar hasta horas. Revisar puntajes en los deportes, leer tu blog
favorito y rastrear los últimos chismes de Justin Bieber puede esperar.
6. Tomar citas no programadas. No
sólo esto evitará que seas productivo en el día sino que manda el mensaje a
ciertas personas que tu tiempo no es valioso. Claro que las emergencias surgen
y a veces necesitas tener una cita al último minuto, pero no lo hagas un
hábito.
7. "Breaks" de cigarro.
En los años 70 podías prender un cigarro en la oficina pero actualmente la
mayoría de los complejos han designado áreas de fumar afuera requiriendo que
los fumadores tomen las escaleras o el elevador para ir por su dosis de
nicotina. Un par de minutos para recoger tus cosas, otro par para salir y para
fumar y luego otros para platicar. Multiplica esto con varios breaks durante el
día y te dará una gran cantidad de tiempo que aprovechar para otras cosas.
8. Visitas inesperadas de amigos
y familia a la oficina. Eres un emprendedor, lo que significa que tienes amigos
y familia que piensan que te sientas todo el día dando órdenes mientras tomas
una copa. Las visitas inesperadas te distraen y ponen un mal ejemplo.
En una somera síntesis de los
distractores mas comunes que encontramos en nuestro que hacer diario, tenemos:
Dejemos claro no tienen por qué
ser malos ni inconvenientes en sí mismos, aunque sus efectos en el estudio sí
lo son. Por elementales y archisabidos que parezcan, es importante hacer una
selección de los que a cada uno le afecten para tratar de tenerlos bajo
control. El primer paso para atenuar o eliminar su impacto negativo es ser
consciente de su existencia. Así que aquí va la lista de donde se puede elegir
en qué orden intentaremos reducirlos:
1. El teléfono encendido.
2. El ordenador (salvo que esté
siendo utilizado para estudiar, obviamente).
3. El bombardeo de WhatsApp y de
las redes sociales.
4. El correo electrónico en
cualquiera de sus terminales (salvo que sea necesario para estudiar).
5. El desorden y la escasez de
espacio en el escritorio.
6. Estudiar en una habitación de
tránsito.
7. El desorden de la habitación.
8. La lejanía de los materiales
necesarios para estudiar.
9. Una silla incómoda o demasiado
cómoda.
10. La televisión familiar con el
volumen alto.
11. Las conversaciones familiares
en voz alta.
12. Cualquier tipo de música
(peor será cuanto más conocida y apreciada sea). Aunque sea un tema
controvertido para muchos adultos, a mí no me lo parece, al menos en sesiones
de memorización o muy alta concentración. Y lo considero más que obvio si tenemos
en cuenta el altísimo volumen habitual en los auriculares.
13. Las irrupciones familiares en
la habitación de estudio.
14. El hecho de que haya miembros
de la familia haciendo algo atractivo en casa justo al mismo tiempo que el
estudiante trabaja.
15. Las discusiones o broncas
anteriores al tiempo de estudio.
16. El calor o el frío excesivos
(el termostato personal lo pone cada uno).
17. Dedicar los descansos entre
sesiones de trabajo al ordenador, la televisión o cualquier actividad que
resulte muy absorbente o de gran interés. Los descansos deben ser relajados e
inclusos aburridos para que no cueste tanto volver a la faena. De otro modo, se
vuelve cuesta arriba y uno se cree que solo han pasado dos minutos cuando ya ha
perdido media hora.
Voy a usar un lenguaje metafórico para proponerle una buena
idea a quien decida afrontar un cambio en su manera de estudiar o de vivir. Es
de Jonathan Haidt (La hipótesis de la felicidad, Gedisa), y la desarrollan
ampliamente los hermanos Chip y Dean Heath en su sugerente libro Cambia el chip
(Ediciones Gestión 2.000). Es esta: la mente humana lleva dentro a un jinete
frío, racional y planificador, pero con escasas fuerzas, y también a un
elefante impulsivo, irrefrenable y poderoso. Es una moneda de dos caras: razonamiento
y motivación; o pensamiento e impulso emocional. Pero debemos tener en cuenta
que siempre será el elefante impulsivo y emocional el que lleve la voz
cantante. En caso de divergencia, el jinete solo puede sugerirle, mostrarle el
camino o tratar de convencerle, pero no lo doblegará (salvo por un breve
tiempo).
Pues bien, hay básicamente tres
maneras eficaces de cambiar: Aclarar rotundamente las ideas al jinete, motivar
generosamente al elefante y allanar el camino a ambos replanteando las
condiciones del entorno para crear nuevos hábitos. Todo influye en su medida.
En este caso, lo que he tratado
de poner sobre la mesa es qué aspectos del entorno deberías replantearte para
luchar de forma más eficaz contra los distractores, que atacan en bandada e
incansablemente.