. No se trata de un estado de ánimo pasajero
de tristeza, ni de una
señal de debilidad
personal o emoción
que pueda alejarse
voluntariamente, tampoco es
un defecto de
carácter que puede
superarse simplemente con esfuerzo. El
trastorno depresivo es
una enfermedad que afecta el
estado de ánimo
y a la mente; afecta
también a la alimentación, al descanso nocturno, a la opinión de sí mismo
y a la vida en general. La depresión es
un estado emocional que casi todas las personas sufren en algún momento de su vida. El
problema radica en distinguir cuando
esa emoción se
debe considerar enfermedad
y requiere tratamiento médico.
Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses o años, mientras que
un tratamiento adecuado puede ayudar al 80% de las personas afectadas. Se trata
de un problema de salud que afecta al paciente y a su entorno social y requiere
la atención de todo el equipo de salud. Los
trastornos emocionales están
entre los padecimientos
más comunes por los cuales
los pacientes visitan al médico.
Casi un 20% de los adultos tendrán un trastorno emocional en su vida y
requerirán tratamiento, y cerca de un 8% de los adultos podrán padecer un
trastorno depresivo grave en sus vidas.
El nivel de
deterioro causado por
desórdenes depresivos
crónicos es más
severo que el
causado por otros desórdenes médicos crónicos como hipertensión,
diabetes y artritis. Varios estudios han revelado la
aparición de una
serie de incompatibilidades sociales
en la depresión
crónica, mostrando que las mujeres
reportan una severidad mayor de la enfermedad, pobre ajuste social y una calidad
de vida deficiente.
Diferencias en los
tipos de incompatibilidades también
fueron evaluadas, mostrando que las mujeres reportan más dificultades en
el área de ajuste marital y los hombres en el área laboral.
Por otra parte, una consecuencia importante de la depresión
crónica en las mujeres es el impacto potencial
transgeneracional que se observa en
el rol social
más importante de
la mujer, la maternidad. Los
efectos de la
depresión en una variedad de dimensiones de
la maternidad han sido demostrados.
Estos desórdenes pueden
presentarse virtualmente en
una mujer en
su etapa reproductiva, con serias consecuencias para
la salud mental de las futuras generaciones.
¿Es básicamente la depresión un trastorno biológico o una
respuesta al estrés psicosocial con incapacidad del individuo para afrontarla?
La opinión generalizada es que ambos conceptos son aceptables, de ser así se deben considerar
dos formas básicas
de depresión, exógena
y endógena. La
depresión exógena (o
reactiva) obedece a
una causa externa
generalmente bien definida
(pérdida de un
familiar o un
ser amado, pérdida
monetaria o de
posición social, enfermedad
invalidante, etc.). La
depresión endógena, en
cambio, no tiene causa externa
manifiesta, lo cual
lleva a considerarla
una alteración biológica,
como ocurre en
las psicosis bipolar
(maniaco-depresiva) o unipolar
(depresiva), nuevamente debe
uno preguntarse ¿esta
división tan precisa
existe realmente? En
la vida diaria
los estímulos que
pueden generar depresión
son multifactoriales, todos ellos tienen como denominador común el
constituir estresores con valor afectivo sólo para el individuo afectado. Ese
valor afectivo varía de individuo a individuo y, como ya se mencionó antes, la
experiencia de cada individuo es
la variable que
introduce la diferencia
en la respuesta.
En otras palabras,
el estrés es
un factor importante
para que el
estado depresivo reactivo
se genere y
éste no puede
separarse de los
cambios biológicos (fisiológicos
y hormonales) que normalmente son concomitantes con el estrés, asociado todo
ello al eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal. Por
lo tanto, se
puede inferir que
la llamada depresión
exógena depende de ambos
factores, la calidad y cantidad del estímulo ambiental estresor y los
substratos biológicos (genéticos,
bioquímicos y moleculares)
que determinan las
alteraciones en la
homeostasis y, por
ende, en la función
cerebral.
Las características claves por medio de las cuales se
podrían definir los desórdenes depresivos son:
• Talante bajo
• Energía reducida
• Pérdida del
interés o del disfrute
Otros síntomas comunes incluyen baja concentración, reducida
autoestima, pensamientos de culpabilidad, pesimismo, ideas
de autodaño o
suicidio, disturbios del
sueño y alteraciones
del apetito. El
papel de los factores físicos
o biológicos en la patogénesis
de la depresión
se ha sospechado
desde la antigüedad.
Sin embargo, sólo
en la mitad
tardía del siglo
XX la tecnología
y la metodología
experimental han estado
disponibles para estudiar estos procesos en los desórdenes del talante.
La depresión tiene muchas causas, las cuales incluyen:
• Factores genéticos
• Factores químicos:
alteraciones de neurotransmisores
• Factores psicosociales
como: experiencias adversas
en la infancia:
dificultades cotidianas y
crónicas, eventos indeseables en
la vida, red social limitada, baja autoestima.
En la mayoría
de los pacientes
los episodios depresivos
surgen de la
combinación de factores
familiares, biológicos, psicológicos
y sociales, los
cuales operan a través del
tiempo y progresivamente incrementan
su capacidad patogénica.