Título: Viudas de sangre
Título: Viudas de sangre
. Y es que su destreza para tejerlas es, sin lugar a dudas, digna de admiración.
No en vano además de haber sido merecedor de varios premios como el Dashiell Hammett en 1992 porAllá ellos o el Alejo Carpentier en 2004 por esta obra reseñada, está posicionado entre los grandes narradores contemporáneos.El suspense, el erotismo y una pizca de historia parecen ser los ingredientes infaltables para que este escritor cristalice sus novelas. Al igual que en El rojo en la pluma del loro, en Viudas de sangre Chavarría vuelve a hacer uso de ellos, pero esta vez para contarnos una historia que nace en la Rusia de los zares y en la Cuba de la primera mitad del siglo XX.Mediante una estructura creativa el autor elabora dos tramas cuyos personajes más destacados van a ser dos mujeres de ámbitos y culturas absolutamente distintas. Y sin embargo van a compartir un lugar común: la creencia de que algo superior guía sus pasos.A través de las memorias de un personaje de su pasado la princesa Olga Karaguin, que con 40 años regenta un prostíbulo de lujo en París, comienza a desempolvar recuerdos de su vida antes de tener que huir de Rusia junto a su familia por la represión que surgió con la Revolución de 1917. El inicio de un periplo donde el autor, ficcionando algunos personajes reales, nos introducirá en el mundo de la nobleza rusa de la época zarista.En la otra trama conoceremos la historia de Chechita una mujer cubana de condición humilde que se promete averiguar quién le dio muerte a su marido y por qué.Dos mundos diferentes que terminan convergiendo por la intervención en la vida de ambas de Eduardo, una persona ruin y manipuladora para quien el fin justifica los medios.Viudas de sangre es una historia llena de amor, dolor, erotismo, perversión, estafas e inclusive maldad injustificada. Una obra que reafirma el pensamiento del filósofo Edgar Morin:“La vida es cíclica y que siempre el final de una historia coincide con el comienzo de otra nueva y que, ante todo momento de penetrante felicidad siempre hay que esperar otro con igual intensidad de tristeza.”