España se muere, sí, como suena. Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística no dejan lugar a dudas sobre el deceso de nuestra nación. El año 2015 fue el primero desde 1941, posguerra española, en el que el número de decesos fue superior en más de 2700 al de nacimientos. Nacieron poco más de 400.000 bebés, pero murieron más personas, por lo que el crecimiento vegetativo de la población española es negativo. Y, según nos indica el INE, se trata de una tendencia que continuará los próximos años, por lo tanto, España está condenada a perder población, a decrecer como país, a ir muriendo poco a poco. Esto es un dato que debería hacernos reflexionar, pues no parece que las cosas puedan cambiar mucho en el futuro, antes bien empeorarán. El número de mujeres en edad fértil está disminuyendo, a esto se suma que el número de hijos por cada mujer es de 1,3, cuando la tasa de reposición de la población es 2,1. Estamos muy lejos de conseguir la reposición, pero el último dato es quizás el más preocupante: la edad media en la que las mujeres españolas tienen el primer hijo ha pasado de 28 a casi 32 años. A esa edad es muy difícil que se tenga un segundo hijo, tanto por el problema de edad como por las circunstancias personales.