. Sin embargo nadie duda que el trabajo educa, forma,
desarrolla al hombre.
Debemos tener en cuenta
que el trabajo como vía de educación ofrece positiva vinculación
con el medio circundante y es que llevar a la práctica, desde sus
propias posibilidades, aquello que ve hacer a los adultos que le
rodean o aprende en un texto literario, la música o la televisión
es una fuente de preparación para la vida.
Sin temor más con
cuidado las encomiendas sencillas, podrán planificarse dentro
del horario de vida que debemos tener organizado en casa. Ubicarlo no es complejo será un tiempo dentro de la planificación familiar.
Así como sabemos
ubicar el tiempo para satisfacer sus necesidades básicas podemos
hacerlo con sencillas encomiendas que con el tiempo contribuirán a
que nuestros hijos se sientan útiles.
Todos en casa tenemos la
responsabilidad de cooperar en tareas familiares que contribuyen a
la armonía del hogar. El trabajo posee un alto valor social y
formativo.
Con sencillas tareas
útiles contribuimos también a desarrollar el lenguaje ampliando la
comunicación, alcanzar estados emocionales positivos y de
disposición para la ayuda y cooperación mutua, ampliamos el
conocimiento del mundo que les rodea, además de fortalecer el
cuerpo ejercitándolo con simples movimientos motores, entre otros
aspectos que van a contribuir al desarrollo individual de los
niño/as.
Algunas familias
protegen del trabajo a los pequeños con la justificación de que
“esto o lo otro” podría ser peligroso, sin embargo lo nocivo es
no permitirles aportar al colectivo. Otros convierten esta acción en
sobre protección incluso hasta en la etapa adolescente, ignorando
la disposición que tienen sus hijos para las tareas.
Debemos tener en cuenta
las habilidades que nuestros hijo/as han adquirido y aquellas que
queremos desarrollar en ello/as, la capacidad de trabajo que posean,
la motivación y disposición que logremos desarrollar y por supuesto
su estado físico.
Por todo esto lo sano es
comenzar a formar la disposición para el trabajo desde la etapa
preescolar.
¿Cuál puede ser el fin propuesto?
- Formar a nuestros
hijos en el amor hacia el trabajo dotándoles de herramientas útiles
a lo largo de la vida desde la cooperación familiar.
¿Cómo organizar las tareas?
- Incorporar la
actividad laboral en los primeros horarios del día o la tarde en
aquellos días que no asisten a centros educativos o de cuidado.
- Contar con la
voluntad y disposición de los pequeños.
- Informar a los
adultos de casa las encomiendas que realizaran los pequeños y la importancia para su desarrollo individual.
- Explicar a los
niño/as qué, por qué, para qué y el cómo de las acciones a
cumplir.
- Tener en cuenta no
interrumpir el tiempo dedicado al juego o integrar las tareas de
forma armónica a este.
- Facilitar sencillos
instrumentos para ejecutar las acciones o propiciar que utilicen
objetos sustitutos que además contribuirán a enriquecer su
imaginación.
- Vestirles de forma
cómoda en correspondencia con la actividad a realizar.
- Propiciar cuando sea
posible que comparta las tareas con amigos y otros familiares de su
edad.
- Garantizar que
aquellas encomiendas asignadas a los pequeños sean de su
responsabilidad
evitando que aún cuando
nos desagraden sus resultados los niños se den cuenta.
¿Qué tareas podrán realizar?
- Recoger sus
juguetes, ropa y calzado.
- Lavar sus juguetes.
- Preparar su
vestuario y útiles escolares.
- Secar utensilios de
cocina que no les ofrezcan peligro para sus vidas.
- Recoger y doblar la
ropa lavada de la familia.
- Sencillas tareas de
autoservicio en los procesos de alimentación: poner cubiertos,
servilletas, pan, etc.
- Atender y cuidar las
plantas: regarlas, limpiarlas, sembrarlas.
- Dar alimentos a los
animales domésticos y acompañarles en su paseo.
- Acompañarnos a
botar deshechos.
¿Cuáles son las condiciones necesarias?
- Será importante
dedicar una revisión anterior al espacio en que se realizaran las
actividades despejarlo de los peligros que puedan ofrecer.
- Disponer del tiempo
para atender la realización de las mismas teniendo en cuenta que
cada pequeño tendrá su ritmo para desarrollarlas.
- Facilitar que
lleguen hasta el final de la tarea propuesta aunque podremos
ayudarles a culminar.
- Mantener las
orientaciones para desarrollar una misma tarea, esto facilita que
los pequeños se orienten con confianza al ejecutarlas.
Lecciones
aprendidas:
El
elogio como valoración del resultado es esencial en la etapa
preescolar para la formación de la personalidad.
Activar
los saberes adquiridos durante la realización de sencillas
encomiendas contribuye a ejercitar habilidades y mostrar la
satisfacción por lo se hace.
Expresar
la evaluación de sus propios resultados contribuye a regular la
actuación propia en interés de los demás.