Ya hemos olvidado aquel slogan que machacaban los medios españoles como si fuera un exorcismo: España no es Grecia. Lo decían, a veces con la boca pequeña, para dejar claro que aquí no podía pasar lo que allí estaba sucediendo. Aquel 2012 fue muy duro para Grecia, prácticamente quedó abierta en canal su economía.Los que tenían dinero se lo llevaron, provocando una descapitalización brutal de la economía. El BCE cerró el grifo y eso llevó a Grecia a no poder pagar ni las deudas ni los salarios ni nada. Esto obligó a Grecia a pedir un rescate que puso su economía bajo el dominio de los bancos alemanes, que son quienes más interés tenían en el rescate bancario de Grecia, una forma indirecta de salvar al Deutsche Bank. Mientras, en España se decía que no, que nosotros no somos como ellos y que aquí no podía pasar nada parecido. Ni el dinero se marchaba de España, ni el BCE había cerrado el grifo, ni España estaba en bancarrota. Y así fue, en parte. El gobierno Rajoy pactó un salvamento de la banca española que no era sino, otra vez, un salvamento indirecto del Deutsche Bank. A cambio de no rescatar al país entero, Merkel concedió a Rajoy rescatar a la banca para pagar toda la deuda con Alemania. Como Rajoy cumplió con su parte, pagar la deuda de los bancos alemanes, el BCE, donde manda Alemania, abrió el grifo, primero un poquito, a final de 2012, y después a chorro. Entre 2013 y 2015, en tres años, España se ha endeudado más que en los tres años de crisis de Zapatero. Zapatero aumentó la deuda de 550 mil millones a un billón y Rajoy lo ha llevado hasta los 1,55 billones de euros.