Caídas
Caídas
. Los problemas de la estabilidad y las caídas son muy frecuentes entre los ancianos, sobre todo en aquellos que viven en la comunidad. Una caída en el anciano nunca debe considerar se efecto inevitable del envejecimiento normal, un evento azaroso ni un accidente impredecible.
En el estudio de los factores de riesgo, los cambios físicos propios del envejecimiento corresponden a los factores intrínsecos y las condiciones del medio a los factores extrínsecos; también se pueden dividir en factores de riesgo a largo y corto plazos. Dentro de los factores a largo plazo que se relacionan con el síndrome de caídas se pueden mencionar las enfermedades siguientes Epilepsia Parkinson Enfermedad cerebrovascular Neuropatía periférica Miopatías Demencias Espondilosis cervical Diabetes mellitas Arritmias cardiacas Síndrome del seno carotídeo A un mayor número de dichos trastornos, el riesgo de caída aumenta. La mayoría de las caídas se suscita en la noche, debido a una menor capacidad para adaptarse a la visión nocturna, las barreras arquitectónicas, el sueño y sus alteraciones y la nicturia por inversión del nictámero con la necesidad de acudir frecuentemente al baño. Otro de los factores que de manera importante pueden estar relacionados con la posibilidad de que ocurra un accidente de este tipo, son los medicamentos. A este respecto debe tomarse en cuenta que el adulto mayor debido a la polipatología que suele acompañarle, requiere esquema de medicación que incluye un número significativo de fármacos. Dentro de los medicamentos que son de uso frecuente en el anciano, destacan los psicofármacos prescritos tanto por psiquiatras, como por otros especialistas. Desafortunadamente, un problema común es que se indican de manera inadecuada, tanto en dosis, como por tiempo prolongado con el consabido riesgo de que sus efectos secundarios puedan favorecer el riesgo de caídas. Algunos de estos medicamentos predisponentes, son los siguientes Hipotensores Sedantes Benzodiacepinas Hipnóticos Diuréticos Antiparkinsonianos Antidepresivos tricíclicos Fenotiazinas La estabilidad de la persona depende de una serie de factores, como sensorio, sistema nervioso central, estado cognoscitivo y aparato músculo-esquelético, así como de funcionamiento respiratorio y cardiocirculatorio, íntegros y coordinados. Las enfermedades o discapacidades tienen un impacto tanto en el equilibrio, como en la marcha muy importante y se superponen a los cambios fisiológicos relacionados con la edad, por lo que el diagnóstico diferencial es diverso y complejo. Por lo anterior, en la práctica clínica será muy valioso realizar una evaluación simple de la postura y de la marcha para conocer el equilibrio funcional; la observación del equilibrio a la bipedestación, la prueba de Romberg y la respuesta ante estresores menores del equilibrio (por ejemplo, un suave empujón del tórax) pondrán de manifiesto las áreas del déficit en el equilibrio y la postura, detectando los sujetos en riesgo. Tratamiento La meta en el tratamiento del síndrome de caídas es mantener al anciano en un estado óptimo, con una funcionalidad independiente el mayor tiempo posible y con la mayor seguridad en su lugar de residencia. El primer objetivo al evaluar a un paciente que ha caído es estabilizar y tratar cualquier trastorno grave que ponga en peligro la vida o las complicaciones inmediatas de la caída (por ejemplo, fracturas o traumatismo cráneo-encefálico). Después, el médico debe iniciar el estudio y tratar los factores predisponentes (por ejemplo, alteración de la marcha o el equilibrio, uso de fármacos, alteraciones cardiovasculares o neurológicas, entre otras), así como valorar el entorno del anciano.