Quinto Septimio
Florente Tertuliano (160-230), Teologista Cristiano
Nada
sorpresivo en sí mismo el texto redactado para la comunidad en referencia a los
próximos comicios que hizo la iglesia católica denominado: “Carta pastoral eclesiástica de Durango”, la semana pasada.
No
obstante, destaco cuatro mensajes bastante claros y precisos: i) A los
feligreses y ciudadanos en general: salir a votar, vencer el abstencionismo y
la indiferencia en los procesos políticos; ii) A políticos y partidos:
propuestas viables, coherentes y que sean viables para volver a ganarse la
confianza de la gente; iii) No tienen empacho en criticar las condiciones de
inseguridad, pobreza, discriminación y desigualdad que impera en zonas serranas
y en el estado en general; y iv) Condicionan el sufragio a quienes favorecen la
práctica contraria a la moral o a la doctrina cristiana.
Como
ente político que es, la iglesia católica, ha puesto un documento muy concreto,
bien estructurado, en el que vierten su postura frente al importante proceso
electoral que viene y en el que buena parte del país estará inmerso. Confieso
que no había visto un documento de esta naturaleza en mucho tiempo y bien vale
la pena analizarlo. Desde mi perspectiva, destaco los diez puntos que considero
importantes:
1. Llaman al voto a todos los
duranguenses y bautizados para demostrar su fe en el ámbito político y
participar en el voto: no a la indiferencia y al abstencionismo.
2. Exhortan a enterarse y preocuparse en conocer
las propuestas de los candidatos.
3. Emitir su voto de manera libre y
razonada por un candidato en función del perfil, trayectoria, calidad moral y
humana, su experiencia en asuntos públicos, su capacidad de liderazgo, su honradez,
su vida íntegra familiar y social, el respeto por los derechos humanos,
especialmente la vida, desde su concepción hasta la muerte natural.
4. A los políticos piden propuestas
realistas, programas de gobierno coherentes; pero, lo más importante, la forma cómo
los van a implementar a fin de que no se queden, como siempre, en promesas
incumplidas. Su argumento es que la confianza se gana hablando con la verdad,
cumpliendo los compromisos, construyendo la justicia y respetando la vida.
5. A las instituciones políticas, que no
se hagan campañas con gastos exorbitantes, que se eviten las descalificaciones
y la guerra sucia, pues estas solo abonan a un ambiente de violencia entre
partidos, políticos y ciudadanos.
6. Aclaran que la Iglesia Católica y sus
sacerdotes son apartidistas; es decir, no apoyan un determinado partido
político, a ningún candidato, mucho menos exhortan a los fieles a que voten por
uno u otro; lo más que deben hacer es presentar, con claridad, la Doctrina del
Evangelio de Jesucristo e invitar a los fieles a que reflexionen cuáles candidatos
estando en sintonía con nuestra fe, promoverán mejor el bien común de pueblos y
ciudades.
7. Eso sí, ponen énfasis en temas
controvertidos para la iglesia: “…Si algún candidato o partido político
favorece la práctica contraria a la moral o a la doctrina cristiana (aborto,
matrimonio con alguien del mismo sexo, eutanasia, etcétera) en conciencia no se
le deberá ofrecer nuestro sufragio…”
8. Del proceso electoral, esperan
campañas de altura: maduras, austeras, respetuosas y positivas y no meras
críticas que solo destruyen y que siembran cierto odio y división entre las
personas de nuestros pueblos.
9. A todos los candidatos postulados
piden devolverle a la política su nobleza para que el pueblo crea, otra vez, en
sus gobernantes. Enumeran los valores y principios éticos democráticos que
deben ostentar: verdad, justicia, honor, transparencia.
10. Pasadas las elecciones, cualesquiera
que sean los resultados y habiendo sido un proceso limpio y transparente,
alientan a todos los involucrados a aceptar y reconocer al candidato o
candidatos ganadores.
El
texto en sí mismo no es sorpresivo; pero, lo que sí llama poderosamente la
atención son los mensajes claros, precisos y contundentes hacia cada uno de los
actores involucrados.