.8px; text-align: left;">La víspera de casi todo
Autor: Víctor del Árbol
Editorial: DestinoEditada en 2016ISBN: 9788423350650N de páginas: 416Temática: Narrativa policíaca. Novela Negra.Cargada tan de vida como de muerte. Tan intensa como todas las historias que construye, porque Víctor del Árbol construye. Sus edificios literarios son complejos. En distintos niveles, lugares y circunstancias.La víspera de casi todo impacta desde el inicio. Con un hecho contundente –no menos importante es la presentación y descripción del mismo–para abrir boca. Pero no será el único shock. Nos reservará otros, a medida que el lector se interna en contextos diferentes. Al menos en apariencia.Finalmente, su puzle de piezas dispersas se irá uniendo. Es un experto en este sentido, un auténtico estratega, un orfebre que trabaja poco a poco, como una hormiguita, desperdigando pequeñas pistas, tirando miguitas al lector para que vaya hilando, atando cabos.Para este excelente trabajo, el cemento que unirá los ladrillos de su construcción será su acertada narrativa. Con frases que deja salir de la boca de sus personajes, como si fueran máximas, cosiendo palabras que obligan al lector a parar, a releerlas. No soy capaz de escoger las mejores frases. Son demasiadas. A quienes les guste aquello del subrayado, advierto: corren el riesgo de dejar un auténtico collage de rayas a lo largo de las páginas.Con tanta introducción, el paciente lector de esta reseña querrá saber cuál es la trama de La víspera de casi todo. Pero poco más puedo y quiero añadir a la sinopsis oficial. Ahí va un resumen muy, muy breve:Tenemos a Germinal Ibarra. El policía que detesta ser héroe cuando la resolución del asesinato de una niña, sólo le lleva a amargar aún más, su bilis particular. Quiere olvidar (casi todos sus personajes desean hacerlo) pero pasado el tiempo, una mujer, Paola reclama su presencia tras de recibir una brutal paliza. Ella, por supuesto, también huye de heridas incurables. Como Germinal, como Dolores, Mauricio, Daniel…No les aburro con la corte de personajes. Prefiero no entrar en detalles, con ninguno de ellos. Por supuesto, cada uno es un botón insustituible, interconectado al otro, para hacer estallar lo que, irremediablemente, tendrá que salir a la luz. Sí o sí. Con Víctor del Árbol todo revienta. Los traumas que no dejan dormir, las pesadillas con las que están condenados sólo a malvivir… Es el poso de la amargura y el odio al que tendrán que enfrentarse para tirar hacia adelante. Aunque algunos, viven casi muertos con sus respectivos lastres personales. Por eso la vida –como comentaba al principio– está prácticamente al mismo nivel que la muerte en esta trama, que son varias a la vez.Los escenarios también son variados. Viajaremos hasta la Argentina de los desaparecidos, las torturas y hasta el episodio de la guerra de las Malvinas. También a Barcelona, pero es sin duda, la humedad y grisura de los paisajes de la Costa de Morte gallega, el contexto más evocador. También asfixiante porque nos faltará el aire en determinadas escenas, que además serán determinantes en esta angustiosa víspera.Pese a todo, no crean. De las tres historias con las que disfruté de Víctor del Árbol –Un millón de gotas, La tristeza del samurai y Respirar por la herida– ésta es la más ligera, si es que se puede llamar ligero el contenido de esta novela.Ya desde Un millón de gotas supe que había descubierto una joya. Es La víspera de casi todo la novela que le ha servido para conseguir el premio Nadal. Perfecto. Fue una alegría como lectora. Pero sin duda, es porque hasta ahora en España, no se habían molestado en verle. Al menos, las altas esferas de la literatura, porque lectores no le faltan. De hecho, en Francia fueron más listos y lo encontraron antes, donde cosecha éxitos y recoge los frutos de su trabajo desde hace tiempo.Personalmente, mi favorita es Un millón de gotas. Puede que fuera el impacto de la primera vez. Que quedara grabada en mi mente la admiración por su forma de escribir y la manera de crear edificios con tramas paralelas donde pocos de sus personajes, son secundarios.Nada es fruto del azar en la maestría de Víctor del Árbol. Tiene una fórmula efectiva para inspirar magia al lector que necesita tramas intensas, interesantes y mucha observación de la psicología humana. Pero no esperen protagonistas sencillos. No los hay en La víspera de casi todo. Hay mucho dolor, angustia atrasada que no consigue ser enterrada, pero también espíritu e fortaleza de quien convive y trata de superar sus dramas particulares.Mi aplauso por su última novela, el premio recibido y mi agradecimiento por hacerme vibrar como lectora. Una vez más.