Por años
los jerarcas chavistas en Venezuela –como Diosdado Cabello y Cilia Flores-
gozaban de una especie de impermeable “capa de invisibilidad” que les permitía escabullirse de contestar las preguntas de la prensa libre. La hegemonía comunicacional y el
control de los poderes que heredaron de la gestión de Hugo Chávez los protegía del cuestionamiento sobre temas tan álgidos como la corrupción y el
narcotráfico. Eso se acabó el 5 de enero con la instalación de la nueva
Asamblea Nacional con mayoría demócrata.
Los
secuestradores del poder en Venezuela durante 15 años se acostumbraron -como el
célebre mago Harry Potter- a evadir la discusión libre al cubrirse con una tela
discursiva ideológica cansina que era repetida por sus acólitos luego de ser
replicada fielmente por los medios controlados por el gobierno. Periodistas que
no preguntaban y contralores que no investigaban hicieron que una casta de
malandros se emperifollara con las marcas más costosas provenientes de ese Imperio
al que tanto critican, mientras
manipulaban al pueblo con un discurso de seudoizquierda populista.
Los
personajes con más poder en Venezuela y que rehuían con más tenacidad los
micrófonos de medios libres, Diosdado Cabello y Cilia Flores, tuvieron que
enfrentar las preguntas de los periodistas que volvieron a tener acceso a la
Asamblea Nacional luego de ser excluidos por años cuando el Poder Legislativo
estaba manejado por una mayoría oficialista.
Acostumbrada
a no ser cuestionada a quemarropa, Cilia Flores no se esperaba al arribar a la
instalación del nuevo parlamento la pregunta del periodista del Diario Tal Cual
Víctor Amaya: “Diputada… ¿en
algún momento declarará sobre los narcosobrinos?”. La
respuesta fue una sonrisa nerviosa y un toqueteo sonsacador en el ombligo
del periodista.
La llamada “primera
combatiente”, esposa del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, había rehuido
por semanas a los periodistas que pudieran interrogarla sobre el caso de dos
familiares cercanos capturados infraganti por funcionarios policiales de Estados
Unidos cuando planificaban traficar cocaína al país norteamericano. La pregunta
será reiterada una y otra vez por los periodistas de medios no controlados por
el gobierno en cada sesión de la Asamblea Nacional a la que asista la relecta
diputada. Ya no podrá evadirse.
Por su
parte el presidente saliente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello no pudo
escapar de la cuadrilla de reporteros que se arremolinó a su alrededor cuando
de forma premeditada llevó a su bancada a dejar la sesión como huida hacia
adelante a las futuras interpelaciones que se harán en el seno del Poder
Legislativo restaurado en su autonomía.
Una
periodista en especial le incomodaba, no por recibir algún maltrato por parte
de la comunicadora, sólo por escuchar preguntas no complacientes. Su respuesta muestra
la calaña de la que está hecho: “Tú eres muy adeca”, le dijo el múltiplemente
señalado por organismos internacionales de estar supuestamente involucrado con
el narcotráfico. Para los que no son venezolanos, “adeca” hace referencia a ser
solidaria de Acción Democrática, partido del que por cierto forma parte el
nuevo presidente de la Asamblea Nacional Henry Ramos Allup.
Este
legislador en su discurso de entronización en su cargo dejó claro la agenda del
Poder Legislativo en los próximos meses: Recuperar la autonomía de la Asamblea Nacional
frente al oprobioso control que había hasta ahora por parte del Ejecutivo;
promulgar una ley de amnistía y reconciliación nacional para liberar a las
decenas de presos políticos que mantiene encarcelado el régimen; y buscar una
salida constitucional, democrática, pacífica y electoral para la secesión del
actual gobierno.
La cobija
del poder les queda cada vez más corta a los rojos. Los hijos de Chávez se
encuentran desnudos y deberán mostrar sus miserias ante un pueblo arto del
hambre, las colas y la inseguridad. Se les perdió la capa de invisibilidad que
los protegía hasta ahora.