COP21: Nos necesitamos unos a otros

La primera semana de Diciembre tendrá lugar la gran conferencia mundial sobre el cambio climático de París (COP21). Una más en la seguidilla de intentos por acordar un plan para frenar lo que, de no mediar un esfuerzo concreto, parece inevitable: un deterioro irreversible del medio ambiente, haciendo casi imposible la vida humana sobre la tierra. 

 

. Una más en la seguidilla de intentos por acordar un plan para frenar lo que, de no mediar un esfuerzo concreto, parece inevitable: un deterioro irreversible del medio ambiente, haciendo casi imposible la vida humana sobre la tierra. 
El objetivo más difícil anhelado es lograr que la economía mundial elimine de aquí a 2050 su dependencia de las energías fósiles (petróleo, carbón, gas). Diez de las mayores compañías del sector se comprometieron a multiplicar sus iniciativas e inversiones en energías alternativas para lograr esa transición.

El segundo objetivo es frenar el calentamiento de la atmósfera, y para ello los 194 países más la Unión Europea deben limitar sus emisiones de gases con efecto invernadero. Los investigadores advierten que el planeta debe contener su calentamiento a un aumento tope de 2ºC de aquí a mediados de siglo para evitar dramáticos cambios en el nivel del mar, el deshielo de los polos o que los ciclones y fenómenos climáticos no sean aún más desastrosos.

Pero los compromisos son insuficientes para lograr la baja de temperatura y nuestra adicción a los hidrocarburos. "Ante los rápidos cambios en tecnología, ciencia y políticas (...) el mundo debe volver a la mesa de negociaciones dentro de cinco años, no diez, para aumentar su ambición", sugiere el Instituto Mundial para los Recursos (WRI). No basta con buena voluntad ni más reuniones. El tiempo exige cambios de conducta aún más radicales.

El Papa Francisco resultó profético con su encíclica Laudato Si sobre cuidado de "la casa común". Se nos reclama un cambio, dice. "Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en el sufrimientos de los excluidos". El mundo no aguanta más, dice el Papa. "Se producen cientos de millones de toneladas de residuos por año. La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería". La pregunta por el futuro de la humanidad es acuciante. "¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan? Lo que está en juego es nuestra propia dignidad. Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá". "Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos" señala el Santo Padre. Ojalá las grandes decisiones mundiales aterricen más pronto que tarde en las conductas cotidianas para hacer de lograr hacer de éste, nuestro único hogar, un espacio cada vez más humano.

UNETE



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