Desde las consejerías de educación ha
existido un silencio permanente, hasta el punto de negar el pan y la sal a los
equipos directivos y, en general, al profesorado.
Había mucha expectación por conocer los planteamientos de las
distintas formaciones políticas en educación; máxime tras los recortes abrumadores
del Partido Popular en los últimos cuatro años, así como por la eliminación de muchos
derechos sociales y derechos adquiridos por parte del profesorado y el
irreparable daño que se ha hecho desde las consejerías de educación de las
comunidades autónomas donde ha gobernado el partido de Mariano Rajoy; de ahí
que el Aula Mergelina de la Facultad de
Derecho estuviera casi llena. Hasta los periodistas japoneses -- que estaban preparando
un documental sobre Podemos-- causaron especial interés y atractivo.
El presidente de la Comisión de Educación del PP en
Valladolid comenzó haciendo un reconocimiento a la dirección de los centros. Tal
cuestión generó malestar entre los presentes al comprobar que era un claro ‘brindis
al sol’, sobre todo si tenemos en cuenta la travesía del desierto a la que han
sometido a los equipos directivos y, particularmente, a los directores. Según
él, “la dirección es uno de los pilares básicos en los que se fundamenta la
mejora de la calidad de la enseñanza”. Pero se quedó corto. No contó la
represión por la que han pasado estos últimos cuatro años los directores de los
centros. Desde las consejerías de educación ha existido un silencio permanente,
hasta el punto de negar el pan y la sal a los equipos directivos y, en general,
al profesorado.
Y no solo ha habido silencio, también se ha detectado
dejadez, desidia y vagancia en la propia Consejería de Educación, al menos en
la de mi comunidad autónoma. Y vamos más lejos: tras la selección de directores
en el mes de junio, se ha intentado –con malas formas, peores artes y nefastas
intenciones (documentación a disposición del lector y en manos del Procurador
del Común) sustituir a algunos directores incómodos, intentando meter con
calzador en la dirección de los centros a docentes afines al partido,
afiliados, estómagos agradecidos, trepas,…
En el caso de la educación de personas adultas –de la que ni
se mencionó el nombre en el Aula Mergelina– ha existido todo un compendio de
despropósitos desde la propia consejería de Juanjo Mateos, hoy ocupada por
Fernando Rey Martínez (aún no sabemos si sabe hablar, porque está
desaparecido). Uno de esos despropósitos ha sido la “economía de guerra” a la
que han sometido a los centros educativos, la supresión de profesorado, la
supresión de ofertas formativas, el aumento de ratios, la subida de IRPF, la
eliminación de paga extra de 2012 y otros complementos, el aumento de horas
semanales, el recorte de las sustituciones ante situaciones de bajas laborales,…
Incluso algunos centros han tenido que pedir al alumnado que
acudiera con sus propios ordenadores para poder trabajar o hacer exámenes finales,
porque desde la Dirección General de Política Educativa Escolar se ha prohibido
la compra de material informático. Y no solo se ha prohibido sino que -- con
una clara actitud chulesca y altanera-- se ha dado por escrito a los servicios
periféricos de educación. Sin duda, la ignorancia es muy atrevida, aunque antes
o después el tiempo y los méritos acaban poniendo a cada uno en su sitio. Solo
ha faltado a los equipos directivos tener que poner dinero porque la Consejería
de Hacienda y Economía va a su aire, como los carruseles de feria. ¿Alguien
conoce que un trabajador adelante dinero a su empresa por dejadez o falta de
liquidez de esa? ¿Quieren que responda? Prefiero que lo hagan ustedes.
Ahora que llegan las elecciones generales vamos a aprovechar
a mostrar a la sociedad el daño que ha hecho el Partido Popular a la educación,
en connivencia con las consejerías de educación de las comunidades donde
gobierna. Tal vez el daño no sea tan doloroso como el que ha hecho la LOGSE a
varias generaciones, pero daño es, al fin y al cabo, aunque de otro tipo. Doy
fe.