Mientras Artur Mas sigue defendiendo, de una manera constante y que ya roza el atrevimiento, la independencia del pueblo de Cataluña, Mariano Rajoy asegura que usará “todos los instrumentos que brinda la Constitución” para poder zanjar el desafío soberanista.
Los catalanes, en las pasadas elecciones del 27-S, decidieron por mayoría apoyar a los partidos defensores de la unidad de España, entre ellos al Partido Popular, más claro y auténtico defensor de la convivencia bajo un mismo Gobierno, de un conjunto de territorios plurales y con singularidades específicas.
No podemos obviar o tratar de aparcar a un lado los problemas que tiene el pueblo de Cataluña, pero tampoco podemos permitir que un conjunto de individuos, que no representan al conjunto de los catalanes, decida acerca de un futuro inconstitucional e ilegítimo para dicha Comunidad Autónoma.
La solución tampoco es, como defiende Pedro Sánchez, dividir a España en Estados Federales pues es una forma de perder nuestra esencia, las raíces del pueblo español. No pasa tampoco por hacer un referéndum en Cataluña, por lo que aboga Pablo Iglesias, dado que no recoge el sentir de una nación, sino el de una parte de ella. La solución más óptima y mejor es la que plantea el Partido Popular, el acuerdo y el diálogo, la negociación entre fuerzas políticas, representantes de los distintos sentimientos e ideologías del pueblo español, fruto de la cual surja un acuerdo beneficioso para España, para su unidad de acuerdo a la Constitución de 1978.
No nos podemos aferrar a ideas o a promesas que nos hace una persona que no tiene el poder ni la capacidad para llevarlas a cabo. No podemos tolerar de ninguna manera la constante provocación del señor Mas y de Junts pel Si.
Pero una parte esencial para poder defender nuestra nación es que todos esos catalanes y catalanas que se sienten españoles, que no quieren romper la unidad de nuestra nación y que defienden la unidad de España, reivindiquen sus derechos y sus deseos, sus
opiniones y sentimientos y tomen protagonismo de esa actualidad y esa primera página
de los periódicos, que hasta ahora ocupan las ansias de independencia.
Debemos luchar todos juntos, pues estamos defendiendo algo común y que afecta al conjunto de los españoles. Sería muy arrogante pensar que no tenemos nada que decir acerca del desafío soberanista, que nuestra opinión no merece consideración o que no podemos cambiar las cosas con nuestra iniciativa, nuestro esfuerzo y nuestra perseverancia.