Título: La hilandera de Flandes
Título: La hilandera de Flandes
. Quien se quede deberá convertirse al cristianismo pero podrá conservar sus bienes. Quien pretenda mantener su fe deberá marcharse sin llevar nada de valor.
En este escenario histórico juega Concepción Marín, donde alternan personajes reales y de ficción, aunque con estos últimos, toma las riendas de su novela.Ivri, como muchos de los que se ven abocados a esquivar la angustiosa vigilancia de la Inquisición, organiza de manera práctica su vida: compra la vivienda de su amigo Efraím y casa a su hija con un personaje de peso en la sociedad toledana.Efraím protagoniza de manera dramática su exilio: parte de Toledo con su mujer y su hija pero cuando se asienta en Flandes, sólo tendrá en sus brazos a su nieta Katrina. Ella es el personaje central de esta historia. Es la hilandera de Flandes para la que su creadora idea un romance con Carlos V, que será después I de España. Katrina regresará con él a su tierra para intentar encontrar ese tesoro del que su abuelo le habló antes de morir, sabiendo que tendrá que seguir mintiendo.Una trama atrayente sin duda, con la que he disfrutado porque además es un viaje de muchos kilómetros, pero con la que he tenido la sensación constante de que muchos de sus pasajes no han sido aprovechados. No sólo los pasajes, también personajes secundarios y desgraciadamente, el principal.Los saltos emocionales en la psicología de Katrina son tan irregulares –en ocasiones– como poco creíbles. Pasa de una sensación extrema a la contraria, en cuestión de un escaso párrafo. Los desgarros de algunos sentimientos que se describen a lo largo de la obra, a veces, se diluyen en cuestión de segundos. En más de una ocasión, coloca al lector como testigo de situaciones drásticas, auténticas tragedias que parecen imposibles de digerir y de pronto todo decae, como si se desenchufara la intensidad del momento. Siento que se han amputado etapas en la progresión de esas sensaciones, sentimientos y a veces, de hechos.Todo ello hace que el libro pierda fuerza, garra, aunque parece prometerla al principio. Al menos, esa ha sido mi sensación como lectora, aunque es cierto que la lectura de La hilandera de Flandes es agradable, porque su escritura es sencilla.Te invita a seguir leyendo aunque el cuerpo te pida más.Me gusta la novela histórica y por eso me atrajo, la hilandera en la corte real, con el exilio grabado en sus genes, marcada sin poder evitarlo y de por vida, por la expulsión de la comunidad judía en una España que respiraba Inquisición. Atraída por la expectación y entretenida con las aventuras y amores de Katrina, termino con cierto sabor agridulce, por lo que pudo haber sido esta lectura.