De un modo sencillo, podemos decir que una tradición es cada uno de esos acuerdos que una comunidad considera dignos de formar parte integral de sus costumbres.
A lo largo de los siglos, las tradiciones aparecen y desaparecen a medida que
las costumbres de los pueblos cambian y que las culturas avanzan.
Dentro de las
tradiciones, tienen una especial relevancia aquellas que están basadas en la
barbarie y la crueldad. Desde los sacrificios humanos, pasando por la ablación
de clítoris, hasta quemar a la mujer cuando muere el marido han resistido los
siglos de una manera desconcertante. Lo mismo podríamos decir de aquellas
tradiciones donde se torturan animales.
En un país tan avanzado culturalmente
como Dinamarca, por ejemplo, en las islas Feroe, existe un ritual donde miles
de jóvenes matan brutalmente con cuchillos y ganchos a un millar de ballenas y
delfines cortándoles el cuello y dejándolos agonizar entre gritos y sollozos.
Los defensores de esta tradición señalan que es el modo de festejar que los
jóvenes llegan a la madurez, y que la matanza da sustento a la Isla, que vive
de esa carne. Sin embargo, que no dejen asistir a ningún extranjero y las
imágenes que se han logrado captar hacen pensar que la brutalidad del acto es
absolutamente innecesaria.
Sin embargo, hay tradiciones muchísimo más crueles.
Por ejemplo, cada 6 de marzo, en algunos pueblos de Bulgaria, se celebra una tradición
conocida como “El giro del perro”. En las orillas de un pequeño río, generalmente
poco profundo, se instalan dos pilares y entre ellos se tira una cuerda. Los
organizadores del evento inclinan los pilares hacia el centro del río y giran
la cuerda varias veces en torno al eje hasta formar un lazo en el extremo.
Luego toman a un perro seleccionado para participar en el ritual, y a través
del cuello, le ponen el lazo que se fija a su pecho. Después de colocar al
perro en la estructura empiezan a poner rectos los pilares inclinados que, al
enderezarse la cuerda, hacen girar al animal a gran velocidad. Al final de los
giros, la cuerda se afloja y el perro cae al agua. Según los defensores de esta
tradición, este ritual ayuda a prevenir la rabia y alejar a los malos
espíritus. Además, señalan que a los perros no les pasa nada, aunque muchos de
ellos mueren ahogados o por heridas en los órganos internos. Además, no cuentan
que a los perros se les tapa el ano y se les atiborra durante días para,
llegado el día del giro, destaponarlos para que el perro suelte todos los
excrementos por el aire, ya que entienden que a mayor cantidad mayor suerte en
el cultivo.
Sin
embargo, de las 10 tradiciones más crueles con los animales en el mundo
civilizado, 6 se festejan en España. De hecho, en nuestro país existen unas
16.000 fiestas donde se maltratan animales. La más brutal de todas ellas es la
ya famosa “Toro de la Vega”. Después le siguen otras como El toro júbilo, Los
toros ensogados, El toro de San Juan, Patos al agua y Las corridas de gansos.
Como no podía ser de otro modo, existen infinidad de personas que defienden
estas tradiciones por diferentes razones, especialmente por los años de
antigüedad.
No voy a
entrar en la polémica sobre estar a favor o en contra de este tipo de festejos.
Desde el punto de vista legal, son fiestas donde se maltratan animales. No hay mucho
más que discutir. Desde el punto de vista moral, asusta pensar que entre
nosotros existan seres humanos capaces no solo de asistir, sino de disfrutar escuchando
los gritos de dolor de un animal y viéndolo morir envuelto en sufrimiento y sangre.
Su falta de empatía, sencillamente, da escalofríos; tanto, que resulta extraño
e irónico creer que seamos nosotros precisamente los animales más evolucionados.