. Para resumir les diría que es una mezcla de circunstancias y
convicciones, que es como no haberles respondido nada. Pero
sí, llegó mi hora y debo agarrar el toro por los cuernos y sumarme a
los miles de caraqueños que pasan un mes de cada año en el tráfico. Por
qué lo hacen: porque manejar es sexy y refleja que eres una persona
exitosa (¿No es una razón estúpida? Sí. Igual que las razones para
fumar).
Ok. Como no
tuve un padre con carro o un tío pana que me enseñara los domingos a
conducir tuve que ir a una escuela de manejo. Sí, en Caracas, la otrora
sucursal del cielo.
Ayer
tuve mi tercera clase y por lo que pasé es que estoy sentado
escribiendo este blog. Comenzando por el final les diré que me sentí
malandreado por la escuela de manejo. Me repetí muchas veces que quizá
eso era un valor agregado de la escuela para prepararme psicológicamente
para lo que me tocaría vivir en las calles de la capital venezolana. Qué
fue lo que pasó: Había pagado por 10 clases prácticas - como dice la
factura que me dieron- y ayer vi que habían tachado con Tipex dos de las
horas. “Nuestro jefe se equivocó cuando te inscribió, son 8 clases por
700 Bs”. Nada, les dije que estaba arrecho y que me devolvían el dinero o
me daban mis 10 mochas horas de clase. Salí
con el instructor - que por cierto había inventado la vez anterior que
su carro se había dañado para no darme clase – y mi cerebro tuvo que
funcionar rápidamente: llueve, hay cola, es una calle en subida, hay
huecos, recuerden que discutí
antes de montarme, y el profe habla como arrecho “a la derecha”, “te
dije que a la izquierda”, arrancar en primera, soltar el croché poco a
poco mientras aceleras, pero no lo sueltes de golpe porque se te apaga
el carro y al profe parece que le da un ataque – 23 años calándose a
discípulos inexpertos es como para lanzarse al Metro-, y
las motos, y los peatones suicidas que cruzan por cualquier lado,… Y lo
hice bien, porque crecí en una familia disfuncional y aprendí a
mantenerme enfocado siempre. 3:20pm y se acabó la clase. Y las matemáticas no cuadran: ¡La
tercera vez que el mocho profesor me roba media hora de clase! Y el
dueño de la mocha escuela me llama esta mañana por teléfono diciendo que
no me arreche, que él se equivocó y que sólo me darán 8 horas prácticas
por lo que pagué. A lo que respondí que me molestaba el robo de mí
tiempo de clase y que soy periodista y twittero y que los rayaría por
sécula seculorum, es decir, que perdían un cliente y a todos lo que les
diría que no fueran a esa mocha escuela. Y
estoy escribiendo este blog para irles relatando paso a paso lo que me
vaya ocurriendo en mi loca idea de aprender a manejar en Caracas, porque
quiero ser sexy y exitoso como todos los que gastan un mes de su vidas
en el tráfico de la Sultana de El Ávila – otros de los eufemismos con
que llaman a mi ciudad natal. Por
supuesto me cambiaré de escuela de manejo. En el próximo post le
relataré mi primera clase allí. Ya tengo una observada, la escogí porque
está ubicada en un centro comercial del surereste de la ciudad y porque
tienen una entrevista de prensa que le hicieron pegada en su puerta de
vidrio: no es muy científica mi escogencia pero por ensayo y error
espero que esta vez no me malandreen y por fin pueda tener mi primera
vez solito manejando un carro: El sexo es más fácil que conducir, aunque
ambos son peligrosos si no se manejan con cuidado.