TÍTULO DE LA OBRA: El testigo invisible
TÍTULO DE LA OBRA: El testigo invisible
. Si se refieren a personajes reales -que han existido- el grado de curiosidad se eleva y cuando quien nos cuenta ese recorrido ha caminado por los pasillos y ha escuchado a través de chimeneas y conductos de ventilación, el sonido de los secretos, y si a eso le sumamos que quien tiene las riendas escribe tan bien como Carmen Posadas, el resultado es bueno. Sin duda.
Como guinda, si al lector le apasiona especialmente la época del zar de todas las Rusias, Nicolás II con un personaje tan intrigante como Rasputín -que repele y cautiva a partes iguales-, está asegurado el disfrute.El final ya conocido, no resta encanto a esta historia. Van a tener la oportunidad de ver la película de los prolegómenos de la revolución y los últimos días de la familia antes de ser ejecutada, junto a sus criados, salvo Leonid, el deshollinador, que se librará de los disparos. Sus ojos, son los del testigo de Posadas. Nada invisible, por cierto.Pero es ese testigo, anciano, enfermo, el que en realidad nos traslada la historia, cuando está a punto de morir, muy lejos de aquella Rusia fría, cruda y peligrosa, que veremos en unos de los capítulos más convulsos de la historia del siglo XX.El Leonid de Carmen Posadas no quiere morir antes de contarlo todo. Su verdad. La que vio y escuchó en habitaciones, en los túneles donde limpiaba de ceniza el palacio y en aquellos sitios donde no deberían estar los que oyen, porque en todas las casas cuecen habas aunque sus esquinas tengan filo de oro.Carmen Posadas – Firma de libros en ELDLeonid sabe cómo se cuecen y nos cuenta el lado más personal de los Romanov, de sus hijos, con pasiones, tragedias, locuras y paranoias, como la familia más “normal” del mundo, pese a todos los lujos de los que se rodean, sin dejar a un lado por supuesto la descripción de la miseria del pueblo, que después los propios Romanov probarán en sus carnes.Aunque la autora utiliza la ficción que alimenta con anécdotas, el lector camina dentro de una novela histórica, cuidada no sólo en datos y fechas sino en un envoltorio de ritmo y elegancia que he visto en lo leído por mi parte y hasta el momento de Carmen Posadas, como la biografía de “La Bella Otero” o “Invitación a un asesinato” (mejor el primero que el segundo, eso sí).Ese ritmo es ideal para la historia, en la que no he sentido “agobios” que a veces una novela histórica puede conllevar cuando la acumulación de datos convierte la lectura en farragosa, pesada.Seguramente -y es una impresión personal- la relación amorosa de los gobernantes, no era tan idílica y romántica como presenta la autora. Fuera o no, ésa su realidad, Posadas arrastra al lector, generándole la curiosidad necesaria como para disfrutar de las intimidades dentro del palacio. Pero, ¿qué más da?, ¿quién sabe la verdad?, porque al fin de al cabo, la conclusión más cierta a la que llego con “El testigo invisible” es que es una novela excelente que recomiendo de manera ferviente.Biografía de Carmen PosadasReseña de la novela: La cinta rojaCrónica del Encuentro con Autor con Carmen Posadas