Durante dos meses y unos cuantos días, desde diciembre 19 del 2014, hemos tenido la tristeza de ver a un familiar en una cama de hospital, debido a que al cruzar una calle para subirse a su vehículo, le arrollaran. Trasladado en Ambulancia Aérea, entrado a todas las áreas de Intensivo de Urgencias de un Hospital especializado en traumas en la isla de Puerto Rico, entubado, con una traqueotomía y una gastro, costillas lastimadas, fracturas en su pie derecho, sangrado intracraneal entro otros que a su edad de 73 años, bien está. Hemos visto pasar los días entre altas y bajas, contentos porque poco a poco ha entrado en fase coherente en sus inicios de hablar nuevamente, esperando que inicie su rehabilitación física para actualizar sus funciones motoras, unos días con menos dolor y otros con mucho, yo en lo personal, con vocación de nación de servicio, amo estar al frente de batalla para estos casos, puesto que los amo y es en lo que siempre he trabajado. Pero les confieso en este nuevo escrito y reseña, que a mis 38 años de edad, todos los días me aterra saber que hay personas que pierden la sensibilidad humana, esa fibra distintiva de las buenas personas, y eso me entristece, he llorado, no tengo porque negarlo, pero saben que es lo completamente extraño, que la mayoría de las veces que mis ojos han visto lágrimas en este proceso familiar, no ha sido por nuestro accidentado, sino por otros pacientes que he encontrado en el camino, personas que no conocía de nada y han llegado a mi vida a recordar lo que soy como persona. En las pasadas dos semanas, especialmente he podido conocer que en mi amada patria, hay muchos estudiantes de Medicina que tienen fibra humana excelente y desde el primer momento el trato que le dan a los pacientes, les hace ser merecedores del uniforme, porque si de estudiantes tienen esa fibra sensible, cuando sean ya Médicos, serán buenos ejerciendo la profesión, porque honran su vocación de nación, he visto también aquellos y aquellas que pasan de largo en algunos pacientes y en ese caso, son aquellos y aquellas que será simplemente unos mas. También he tenido la dicha de conocer personal altamente capacitado, como una enfermera graduada con mas de treinta años de servicio y cuyo amor por la vocación de genuino cuidado al paciente, me cautivó. Pero, dentro de mi narrativa que escribo hoy jueves 26 de febrero de 2015 a las 11:16pm, al filo de la media noche, mientras cuido a mi familiar en el área de intensivo intermedio, les tengo que ser sincero, me da dolor saber que en mi amada tierra puertorriqueña, he puesto en balanza en todo este tiempo la insensibilidad de algunas personas y me duele saber que en lugares donde debe arder el deseo de servir genuinamente, solo les importa facturar a un plan médico o seguro y cobrar un sueldo, y adiós amor al paciente o necesitado. Es doloroso para mi en lo personal, puesto a que mi amor a servir sobre pasa este mundo, no pedí venir con ello, pero así nací y con orgullo digo que así quiero morir, sirviendo, ayudando, desprendiéndome, llorando con quien llore, estando presente para quien me necesite, le conozca o no. Durante estos pasados días, en el diario cuidado de mi familiar, rompiendo noche a diario, pude hacer lo que tanto me apasiona, pero tengo que ver que fueron dos casos que cautivaron mi alma y estremecieron mi ser, uno adulto de 60 años de edad con etapa temprana de Alzheimers, que lleva meses en este hospital, sin recibir la debida ayuda para su condición, durmiendo y despertando en una sala de urgencias y sus vecinos diferentes todos los días, mientras pasa y algunos ni le prestan atención, una persona culta, educada, desde el principio que le conocí, me dije a mi mismo que ese señor tenia pinta de haber sido un profesor y buen pensador, aun en sus momentos de incoherencia, con un dialecto y lírica, completamente correcta y profesional, pero cautivo por un sistema de salud que al parecer saca provecho de algún seguro médico o alguien no esta correcto en su proceder, pero se dio con una persona que no le dejará desamparado. Pero el otro caso, realmente me ha puesto con lo mío, con recordarme que allí donde otros volteen la cara y deshonren la profesión, yo este ejerciendo o no lo que antes hacia siendo funcionario de gobierno, es algo que no se sujetaba a esas mediocres burocracias, al contrario, lo que a esas personas le falta y carecen, a mi Dios me lo dio de sobra, amor para saber ser sensible con quienes sufren, este segundo caso es el típico joven de 28 años de edad que quizás recibe un golpe de la vida, de la manera mas difícil, accidentándose en su motora y quedando con múltiples golpes en su cuerpo físico, pero le pone la vida en un cara a cara con sus emociones, con traqueotomía y gastro, inmovilizado de manos y piernas porque aún no baja su inflamación en su cabeza, pero se cruza en mi camino para cambiar algo en el y mucho en mi, vi como muchos del personal de enfermería y médico, pasaban de largo al escucharle hablar o llamar, ignorándole descaradamente, cuando en realidad solo necesita que alguien le escuche y haga sentir que vale y cuenta, una madre joven que en su corazón de madre sufre porque solo puede verle una hora al día por no perder su empleo que es el sustento de sus otros dos hijos adolescente y joven, este caso me toco el corazón fuertemente porque teniendo 28 años el joven y su manera de expresarse, me recordó a mi amado hermano que en 2000 falleció a esa misma edad y se expresaba igual, vi como pasaban en ocasiones de darle la comida porque preferían ignorarle para no tener que estar al pendiente y cuidado de un paciente como el que necesita cuidados especiales cuando sus familiares no pueden estar, pero en mi corazón hay suficiente para dar hasta donde la vida me alcance, porque al menos yo se como me puedo ir a mi cama todas las noches, lo que no se es si esas personas que se dicen ser “profesionales”, pueden descansar tranquilos, sabiendo que debieron hacer algo digno que honrara sus uniformes y trabajos y no lo hicieron, lo mas grande, que honrara sus vidas, su ser y lo mas íntimo de sus corazones y el ser. En este caso, he podido correr de el ala sur oeste al ala norte del hospital para ver que sienta que alguien mas se preocupa por el, y en un enfado interior por una estúpida palabra de un personal de enfermería, pude reaccionar con la mas grande sabiduría que Dios me ha dado, cuando me increparon que porque hacer esto si la persona aún no esta del todo coherente después de esos traumas de un accidente en moto, y mi contestación se las puedo reafirmar una ves mas: “a mi no me importa que ese joven cuando recupere no me recuerde, porque yo siempre recordaré, que estuvo en mis manos hacer algo por alguien y lo hice”, eso compensa mi vida y me otorga mas que un sueldo, esa es la diferencia de aquellos que nacimos para servir con vocación genuina y quienes simplemente se sirven a si mismos por sueldo o vanaglorias. Hace unas horas, pasé a la habitación de este joven y estaba su joven madre, pude volver hablar con ella, luego que culminara la hora de visitas, hace un rato, antes de entrar a la habitación de mi familiar a cuidarle hasta mañana, le di la última visita que se me hizo habitual como prometí a su madre, y para mi sorpresa, el estaba llamando a quien no conoce, solo decía “chico, ven que quiero hablar con alguien”, al llegar se calma y me pide que llamara a su madre y al escucharla comienza a llorar profundamente porque quiere ver de nuevo a su madre y ver a su pequeña hijita, cosa que me conmovió, porque si el personal que en otros momentos le ignoró cuando hablaba incoherencias, honraran sus profesiones, deberían saber que la incoherencia de un paciente con trauma en la cabeza, se mejora, regresándole a la realidad, escuchándole y comprendiendo su proceso de paso a paso y poco a poco, luego de que terminara de hablar con su madre, yo sujetando el móvil, le seco sus lágrimas, le arropo bien y me dice: “gracias flaco, te prometo descansar”. Yo no se si mañana a mi familiar le den el alta de traslado para un hogar de rehabilitación física motora, no se si mañana tenga que cruzar del ala norte al ala sur oeste o a la inversa para despedirme si nos dan el alta de traslado, pero aunque me de tristeza por esas vidas que se cruzaron en mi vida como tantas que a mis 38 han llegado, unas pasajeras, otras fugaces y otras eternas, todas ellas han dejado su huella de enseñanza profunda, lo cual en casos como estos, me nutren y reafirman en lo que soy como persona. Se que si mañana nos vamos, iré a despedirme y a saber que tendré en mis pensamientos diarios a alguien que no olvidaré, personas que en pocos días calaron años. Si usted no tiene vocación de nación para ser médico, enfermera, abogado, zapatero, pintor, policia, bombero, en fin, profesiones que tengan que interactuar con otras vidas, simplemente no lo haga, no estudie o se desarrolle allí donde será de piedra en el camino de una vida, busque otro oficio que usted se sienta cómodo o cómoda, pero no vista un uniforme al cual no honra, si no arde la pasión por ejercer lo que estudia en usted, no lo honrará al tenerlo en sus manos. Esta experiencia me impactó, porque han sido días en los cuales he visto como en las diferentes áreas de diversas profesiones, faltó la calidad humana, la sensibilidad, el tacto, el respeto a la dignidad humana, y eso me hace pensar en el deterioro el cual atraviesa la isla de Puerto Rico. Pero aún soy de los que cree que podemos lograrlo, pero sin callar aquello que nos hunde y no nos deja amar aquello que nos levanta y nos coloca a flote. Por eso se que cuando la insensibilidad se impone a la vocación, algo anda mal en nuestro interior y en nuestras vidas. Seamos de aquellos que construyen esperanza y derriban muros divisores entre lo esencial y lo superficial, porque al final de carrera, todos vamos hacia una misma meta, culminar los días en esta tierra y que mejor manera que con honra y dignidad de haber dejado huellas de bien en todo lo que hicimos. PD: Dedicado a JECG & HLAS