El ser humano, tiene un don único, el lenguaje. Gracias a el expresamos nuestros pensamientos, emociones y deseos.
Sin embargo, comunicarse bien, puede no resultar tan fácil. Es frecuente que haya mal-interpretaciones o que no se encuentre la forma o palabras adecuadas para expresar lo que se siente.
Existen algunas pautas que, con la práctica, resultan de gran utilidad.
En primer lugar, es imprescindible, saber de antemano que queremos expresar para evitar bloquearse o decir algo que no se quería decir.
No dar por hecho que los demás saben lo que piensas.
Feedback/retroalimentación. Cerciorarse que la persona con la que se interacciona está entendiendo lo que se dice en el transcurso de la conversación o pedir su opinión.
Ser claro, breve y conciso. Evitar repeticiones y dar vueltas a un mismo tema.
No hablar sin control para evitar que la persona que escucha se pierda en el discurso. Guardar pausas e interaccionar.
La tonalidad. Este aspecto es muy importante y que a veces se descuida. Hacer uso del tono interrogativo, exclamativo para mejorar la expresividad y no usar los extremos : como hablar muy bajo o muy alto.
Cuidar el lenguaje no verbal. La mirada, el gesto, la voz, las manos, las expresiones faciales. Todo cuenta a la hora de expresarse.
No imponer tus ideas en un tono imperativo y dar por hecho que se tiene la razón.
La necesidad de expresión en una conversación es bidireccional. Quién escucha probablemente también tiene algo que decir.
Aceptación de críticas autoconstructivas ,es decir, aquellas opiniones que pueden resultar de utilidad para cambiar ciertos aspectos.
Elegir el momento y lugar adecuado.
Respetar la distancia para evitar intimidar.
Evitar el lenguaje/tono monótono ya que puede resultar muy tedioso para la persona que escucha o malinterpretar lo que dices por la falta de expresividad en lo que se cuenta.