Artículo "Los microrelatos" por Ramón Sanchis

Un microrelato es una narración breve, de extensión inferior una página, aunque en realidad puede ser mucho menor, casi diminuta o microscópica, de ahí su denominación. Aunque tan solo una líneas conforman algunos microrelatos, no podemos definir este género emergente tan solo por la brevedad del texto.

 

. Aunque tan solo una líneas conforman algunos microrelatos, no podemos definir este género emergente tan solo por la brevedad del texto.
“Yo que tan solo un hombre he sido, terminé asesinando a todos los hombres que pude ser” . (Pedro Crenes).

“Cuando me cruzo con él, desvío la mirada. Mi sombra, más sincera, se alarga para besar sus huellas”. (“Despecho”. Elisa de Armas).

Los microrelatos o minificciones pueden estar escritos en verso o en prosa poética, y a veces no siguen las líneas pautadas de la escritura, pero no son ocurrencias vanas, ni pequeños ensayos o análisis de la realidad; tampoco son máximas o aforismos, ni frases acertadas y ocurrentes, sino que guardan toda la estructura de una narración. En este tipo de relatos, a menudo se condensa la narración hasta el punto que en apenas unas líneas se perfila un planteamiento, una trama y un final.

“En un desierto lugar del Irán hay una no muy alta torre de piedra, sin puerta ni ventana. En la única habitación (cuyo piso es de tierra y que tiene la forma de círculo) hay una mesa de maderas y un banco. En esa celda circular, un hombre que se parece a mi escribe en caracteres que no comprendo un largo poema sobre un hombre que en otra celda circular escribe un poema sobre un hombre que en otra celda circular…El proceso no tiene fin y nadie podrá leer lo que los prisioneros escriben”. (“Un sueño”. Jorge Luis Borges).

Estos microcuentos actuales se heredan de una profunda tradición que existe en todas las culturas de componer breves relatos simbólicos, morales o destinados a la enseñanza, tales como las parábolas bíblicas, los bestiarios medievales que definían simbólicamente a los animales, las fábulas y greguerías españolas, los cuentos sufís, los koan zen o haiku japoneses, etcétera…

Los haiku japonenes son antecedentes gloriosos del microrelato, dado que su estructura es la de un poema con apenas tres versos, que no respeta los signos de puntuación y se escribe del mismo modo en que se habla. Veamos algunos ejemplos desarrollados por los mismos autores que han cultivado el microrelato, y por el gran poeta japones del siglo XVII, Matsuo Bashô:

Una campanatan solo una campanase opone al viento.(Mario Benedetti)La vieja manosigue escribiendo versos

para el olvido.

(J. L. Borges)

Este caminoya nadie lo recorre

salvo el crepúsculo.

(Matsuo Bashô)

A una amapoladeja sus alas una mariposacomo recuerdo.(Matsuo Bashô)Ya en la segunda mitad del siglo XX, se ha popularizado el género del microrelato. Autores tan relevantes como Jorge L. Borges, Adolfo Bioy Casares, Cortázar, García Marquez, Juan Ramón Jiménez, Max Aub, Augusto Monterroso, Franz Kafka o Bertold Bretch han publicado sus diminutas ficciones.

“Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro”. (“Hablaba y hablaba”. Max Aub).

Los microrelatos presentan, tal vez a causa de su brevedad, una intención encubierta, un doble lenguaje. Más allá de lo aparente, hay un sentido oculto que se adivina en el texto e invita a la reflexión. Al igual que los frascos de buen perfume, el microrelato encierra una esencia sutil que impregna los sentidos, logrando que el oculto significado de las palabras permanezca revoloteando alrededor de nuestra mente. Así, el célebre microrelato de Augusto Monterroso titulado “El Dinosaurio”, plantea un sinfín de preguntas…

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.

La economía de medios que dicha narración representa exige una mayor intensidad en el relato, y la elección adecuada de las palabras, las imágenes o reflexiones, a fin de hacer participar al lector en el relato. Dado que algunos textos encierran un contenido simbólico o remiten a otros textos clásicos (intertextualidad), es el propio lector quien debe completar el significado que apenas se insinúa. Veamos al respecto los siguientes ejemplos…

“En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque. Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura”. (“La oveja negra”. Augusto Monterroso”).

A falta de explicaciones, el título es una parte fundamental del microrelato, necesaria para entender su contenido porque anticipa algunas claves de su contenido.

“Se vieron en el restorán y tuvieron una cena romántica, caminaron al departamento intercambiando gestos y pasos de enamorados, llegaron a la recámara, se desnudaron. Pero no se atrevían a hacer el amor porque desde el principio tenían la sensación de que alguien los estaba leyendo”. (“Voyeur”. Baizabal).

En los relatos hiperbreves (de talla inferior a los microrelatos, pues no rebasan las 20 o 25 palabras), hay una inmediatez que no permite mantener la intriga sobre aquello que va a ocurrir en el futuro. En ellos prima entonces la velocidad narrativa, lo cual tal vez impulse al autor a alcanzar un golpe de efecto…

“Le propuso matrimonio. // Ella no aceptó. // Y fueron muy felices”. (“Enamorado”. Anónimo mejicano).

“Sólo existo mientras me lees, maldito asesino”. (“Demiurgo”. Víctor Lorenzo).

“Cuando estaba escribiendo el cuento más breve de su vida, la muerte escribió otro más breve todavía: ven”. (“Desinencia”. Juanjo Ibáñez).

Pero los verdaderos microrelatos no se caracterizan por su afán de innovar, sino por su carga narrativa: en algunos se instalará el enigma, en otros la sabiduría popular, y en la mayoría, un mensaje simbólico que busca transmitir su esencia profunda al lector.

“Me dice la tucumana: “Si te pica una araña, mátala en el acto. Igual distancia recorrerán la araña desde la picadura y el veneno hacia tu corazón”. (“Para un tesoro de sabiduría popular”. Adolfo Bioy Casares).

“Cuando el viajero miró hacia atrás y vio que el camino estaba intacto, se dio cuenta de que sus huellas no lo seguían, sino que lo precedían. (“Misterios del tiempo”.Alejandro Jodorowsky).

UNETE



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