La verdadera competencia electoral no es entre los partidos;
sino entre las cúpulas del poder político y económico, y el
Pueblo Mexicano.
Estamos mirando un
esfuerzo colosal de las élites gobernantes con el fin de persuadirnos que en
los comicios del 7 de junio, los partidos políticos que indiscutiblemente han representado
exclusivamente a sus intereses, ahora ya son “chicos buenos” y representan los
nuestros (por lo menos hasta que pase le elección), para de esa forma ocultar
que la competencia real es solo entre dos partes: por un lado las cúpulas del
poder político y económico, y por el otro, el Pueblo de México.
Dentro de ese engaño
monumental, pretenden además enfocar nuestro interés y energía exclusivamente hacia
l@s candidat@s que postulen, para evitar la evaluación de los que se van, como
es lo correcto. “Borrón y cuenta nueva”, es la intención inconfesa de este
sucio truco.
• La “Madre de las Evaluaciones”
Somos
evaluados constantemente a lo largo de nuestras vidas: para ingresar a la
escuela, aprobar una materia, subir un nivel educativo, obtener un título
profesional, conseguir empleo y conservarlo, lograr un crédito, conquistar una
pareja, etc.
Los
Ciudadanos Mexicanos también tenemos el irrenunciable derecho de evaluar.
Una
elección como la del próximo 7 de Junio en México es, antes que nada, la evaluación
de los Diputados en turno y de los Partidos Políticos que los postularon: que
fue lo que prometieron y cuáles fueron los resultados que dieron, buenos y
malos.
Evaluar
a los Diputados en turno mediante nuestro voto es realizar un verdadero acto de
justicia, tanto política como moral, y al hacerlo estamos educando con el
ejemplo a nuestros hijos sobre cómo vivir la Democracia y sus valores.
El día
de los comicios es la gran oportunidad que tenemos los ciudadanos Mexicanos
para mostrar que somos justos y sabemos reconocer a quien haya demostrado
servir bien a nuestra Nación (1), pero también para demostrar que no somos
masoquistas, ni cobardes, ni cretinos, sino hombres y mujeres de buena fe, de
palabra, con honor y conciencia; que poseemos la capacidad de confiar y honrar
nuestra nacionalidad y nuestra ciudadanía, pero que también valoramos nuestra
Democracia: sabemos evaluar y tenemos el valor de hacerlo, podemos votar con
dignidad.
Nos
envilecería repetir hasta el cansancio a nuestros hijos que vivimos en una
Democracia si no la practicamos y hacemos valer con determinación nuestros
Derechos; no podremos mirarles de frente a los ojos y decirles que esperamos de
ellos lo mejor, si toleramos cobardemente a quienes estén hipotecando su futuro
y no podemos merecer el nombre de Hombres y Mujeres Libres si no somos
capaces de demostrar que tenemos dignidad para evaluar y elegir.
En mi
opinión, la evaluación de los Diputados en turno es muy sencilla de hacer, en
uno de los platos de la balanza se colocan todas las promesas y en el otro
los buenos resultados: todos los más trascendentes que hayan dado.
Cuando
el peso de los buenos resultados colocados en la balanza es mayor, sin dudar
debemos ratificar al Partido Político que postulo a esos buenos Diputados;
estamos moral y políticamente obligados a premiar su integridad y su eficacia,
es de toda justicia darle la oportunidad a los nuevos candidato, sea hombre o
mujer, que postulen para seguir sirviendo al Pueblo del que orgullosamente
somos parte, lo merecen.
Si el
peso de ambos platillos de la balanza resulta igual y se encuentran en
equilibrio, quizás se justifique darle a ese Partido Político otra oportunidad,
considerando para ello todas las cualidades de aquellos candidatos, hombres o
mujeres, a quienes postulen para el nuevo período.
Pero
cuando el peso del primer platillo, el de las promesas incumplidas es superior
al de los buenos resultados, sin vacilar, es tiempo de cambiar, porque muy
probablemente hemos sido víctimas de uno, o una serie de engaños, que no
estamos moralmente obligados a tolerar, y aquí ya no cabe detenernos a cavilar
si los nuevos candidatos de ese Partido que estamos evaluando, hombre o mujer son,
o parecen ser, reyes o reinas de la simpatía.
• A cobrar los “costos políticos”
Algunos
Diputados suelen mostrarse muy valientes en la hora de tomar decisiones lesivas
a nuestros intereses, a muchos de ellos les escuchamos decir sin titubear y a
veces hasta con altanería “yo asumo los costos políticos”, quizás confiando en
que el tiempo, la bondad ancestral de nuestro Pueblo y la falta de memoria
dejen tales compromisos en el olvido.
Esa
promesa de “asumir los costos políticos” está muy bien cuando existen sinceras
intenciones de cumplirla, hay que reconocerlo, es un merito enorme del Diputado
que comprende muy bien que el alcance y las posibles consecuencias de la
decisión, o las decisiones, que está tomando son lesivas a los intereses
vitales de las mayorías y que eso probablemente le traerá el rechazo o el
repudio del Pueblo, tanto para él como para el Partido que lo postulo.
Pero
esa promesa de “asumir los costos políticos” se convierte en un acto vil cuando
se hace “de dientes para afuera”, con la perversa intención de incumplirla a
cualquier precio. Es una cobardía cometida con premeditación y alevosía
en contra del Pueblo inerme que día tras día, semana tras semana, mes tras mes,
sufre impotente las consecuencias de esas decisiones lesivas a sus intereses,
tomadas a sangre fría, por esos embusteros Diputados que ofrecieron
públicamente “asumir los costos políticos”.
Los
“costos políticos” son una verdadera deuda que adquieren los Diputados, que
tiene acreedores y fecha de vencimiento.
En una
Democracia los ciudadanos somos los acreedores que tenemos el sagrado derecho
de cobrar con sus votos el día de los comicios esos “costos políticos” asumidos
por los Diputados cuando tomaron las decisiones lesivas a los intereses del
Pueblo, para votar y botarlos de los cargos: a ellos y a los Partidos Políticos
que los postularon.
Para
los ciudadanos Mexicanos el “tiempo de cobrar” los “costos políticos” ofrecidos
tiene una fecha muy próxima: precisamente el 7 de Junio, ese es el día para
reclamar el pago de las promesas incumplidas, de los agravios sufridos en la
impotencia frente al poder arbitrario y para hacer que los Diputados que
ofrecieron valientemente “asumir esos costos políticos” los paguen.
• Una oportunidad cada tres años
Una
elección como esta, que en el caso los Diputados se da cada tres años, es
la única oportunidad que poseemos los gobernados en nuestra limitada Democracia
para ratificar o cambiar a quienes ocupan el poder político en los más altos
niveles.
A eso
se ha reducido en los hechos nuestra Democracia, a una oportunidad única cada tres
años para evaluar y votar los Diputados. No podemos olvidarlo, porque después
de eso, interpretando y aplicando la “representatividad” a su medida, los malos
legisladores suelen ignorar que juraron “guardar la Constitución y las leyes
que de ella emanen” y se dedican a modificarlas a su antojo para representarse
solo a sí mismos y a unos pocos que a su vez les interesan. A los demás solo
nos queda suplicar, la mayoría de las veces inútilmente ante la arrogancia de
esos “servidores públicos” o vernos en la necesidad de a ir ante los
Tribunales para hacer valer nuestros Derechos.
Por
esta razón no podernos darnos el lujo de cavilar al hacer esta evaluación, de
lo que hagamos con ella dependen en gran medida los buenos resultados que
podamos disfrutar o las amargas consecuencias que debamos sufrir durante largos
seis años, es, por decirlo parafraseando un dicho en boga: “la Madre de las
Evaluaciones”.
Tampoco
podemos perder de vista que a quienes evaluamos son precisa e inequívocamente a
las personas que se encuentran actualmente en el ejercicio del Poder Político y
al Partido Político que les postulo. En las próximas elecciones federales, por
la trascendencia y responsabilidad que reviste, fundamentalmente la Cámara de
Diputados del Congreso de la Unión.
Todas las buenas acciones de los Diputados de los partidos
mayoritarios deberán ser valorados serenamente y contrastados con los
resultados fallidos de gestión.
• En México, “los pendejos” no son mayoría
Conspiran
en contra del enfoque preciso que debemos dar a esta “Madre de las
Evaluaciones” algunas patológicas mentes mercenarias, obsesionadas en desviar
nuestra atención hacia otros temas tentadores, emotivos, grotescos y
subversivos, pero irrelevantes o francamente insulsos y hasta ofensivos porque intentan
exacerbar nuestras emociones o anular nuestras neuronas para poder
manipularnos como si fuésemos infantes o retrasados mentales.
En
contra lo que suponen esas mentes desquiciadas y lo que solía decir en broma
Facundo Cabral (2), la mayoría de los mexicanos es muy inteligente y de buena
fe; sabe que es el futuro de sus familias y el de su Nación: su seguridad,
empleo, poder adquisitivo, educación, salud, transporte, combustibles
suficientes y baratos, etc. lo que está en juego al elegir a quienes serán los
que van a hacer las leyes que se pueden imponer luego con el uso de la fuerza
pública.
• A quienes estamos evaluando ahora
Estaremos
evaluando en estas votaciones del 7 de junio al PRI, que es mayoría, al PAN y
al PRD, que le secundaron incondicionalmente en forma concertada para concretar
las ordenes que les giraron a través del “Pacto”,
para ver si cumplieron con su obligación constitucional de ser “Representantes de
la Nación”.
Evaluaremos
si convocaron a la “Consulta
Popular” en un tema que es de indiscutible Trascendencia Nacional como fue
la “reforma energética”, o si por el contrario, marginaron nuestra opinión
ciudadana y pisotearon nuestra Constitución, pretextando argumentos leguleyos
como el de los “ingresos y gastos”, fuera de toda lógica simple y lógica
jurídica, secundados luego ciegamente por un órgano judicial subordinado.
Tampoco
se trata en esta elección de evaluar artificiosas y oportunistas cuestiones
sexistas de feminismo o de machismo, ni eligiendo
reinas de la simpatía o reyes feos como si fuera un Carnaval.
• Votar con orgullo y dignidad
Para
aplicar esta Madre de las Evaluaciones y votar con dignidad no se precisa
recurrir a sofisticados cálculos ni encuestas que nos digan lo que debemos sentir
o creer, basta con mirar al fondo de nosotros mismos y responder con serenidad
si nos sentimos más seguros, si hay más tranquilidad y orden en nuestro País,
si tenemos mayores y mejores oportunidades de laborar y producir, si con
nuestro trabajo podemos llevar suficientes alimentos a la mesa de nuestros
hogares, si nuestros hijos pueden recibir buena educación, si las madres
trabajadoras cuentan con guarderías seguras, si pagamos más o menos impuestos,
si tenemos buenos servicios médicos y medicamentos accesibles, si podemos
aspirar a una pensión digna en nuestra vejez, si poseyendo una gran riqueza
petrolera disponemos de gasolinas y gas buenos y baratos, y …. en fin, si
vivimos mejor, o por lo menos igual, que antes de que el actual Gobierno
Federal entrara en funciones, o si, por el contrario, ya estamos hartos.
@adiazpi
(1) Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, Artículo 2o. La Nación Mexicana es única e indivisible.
Fotografia de la Camara de Diputados; 12/12/2013 "De ayer miércoles a hoy, los diputados realizaron una sesión de 21 horas en el auditorio Aurora Jiménez de Palacios, ubicado en el edificio "E", del Palacio Legislativo de San Lázaro, para aprobar la minuta de la Reforma Energética enviada por el Senado de la República. http://www3.diputados.gob.mx/var/corporate/storage/images/005_comunicacion/e_galerias/2013_2013/12_diciembre/02_segunda_semana/12_diciembre_2013_sesion/1110290-1-esl-MX/12_diciembre_2013_sesion.jpg