A los Estados
Unidos de América, les gusta autodenominarse "el país más democrático del mundo",
pero hoy vemos que tal valoracion, como
minimo, es exagerada.
Esto se evidencia, en particular, por los últimos sucesos acaecidos en Ferguson-Missouri, donde durante cuatro
meses no se detienen
las protestas asociadas con el
asesinato del joven afroamericano
de 18 años de edad, Michael Brown, por parte del policía blanco, Darren
Wilson. Los disturbios que se apoderaron de muchas ciudades de Estados Unidos
estallaron con renovado brio, luego de que la justicia estadounidense, la "más humana en el mundo"
decidiera a través de un Gran
Jurado, no acusar formalmente al agente
responsable, justificando de esta manera las acciones de la policía y lo que es peor se reprimió con gases
lacrimógenos
a los manifestantes con el apoyo de unidades de la Guardia Nacional.
Toda esta triste historia, constituye un ejemplo de lo que es la "democracia americana" en acción. El asunto no se puede ver como un hecho aislado, sino como fallas sistemáticas,
basadas en una profunda brecha racial, la discriminación y la desigualdad. Las
acciones de las autoridades no dejan lugar a duda,
de que al no
entablar un proceso contra el policía
Darren Wilson, la decisión fue guiada
primordialmente por un elemento
racial. La Casa Blanca es muy
aficionada a juzgar, como en otros países, se
respetan los derechos y libertades de las personas, y a
menudo se utiliza dicho argumento de
forma propagandística, si es
posible, por supuesto, con fines políticos, para acusar a alguien de su abuso.
Para "proteger" la democracia, se puede inclusive aplicar la fuerza, y de esa forma remover a incomodos líderes que se muestren rebeldes, en cualquier país
independiente.
Es decir, la apelación a la defensa de los
derechos humanos, se ha utilizado siempre como una carta de triunfo universal en el gran juego político, de allí que tambien, durante años, ha sido manejada por el
gobierno de Obama,
como un baluarte de la democracia y de defensa de la paz mundial, con la diferencia de que ahora
puede servir, de semillero al terrorismo.
Después de todo,
paralelo a los bombardeos
a territorio sirio, Washington anuncia su
decisión de aumentar la ayuda militar a la oposición armada siria, en
apariencia, para mejorar su eficacia en
la lucha contra el Estado Islámico y otros grupos terroristas. Es evidente que
su fortalecimiento no tendría lugar,
sin la participación directa o indirecta de la inteligencia estadounidense.
No
es casualidad que los frecuentes sangrientos enfrentamientos entre sunitas y
chiítas en la región, sean provocados en gran medida por Washington y sus aliados.
La meta que aparece
nitida en el horizonte
seria: contrarrestar la influencia
de Irán en la región y asi hacer que el gobierno chií de Bagdad sea
más obediente, derrocar el régimen de Bashar al-Assad en Damasco, destruir el "Hezbollah"
en el Líbano y controlar las comunidades
chiítas en los Estados árabes. En esta estrategia geopolítica, los terroristas del Estado Islamico desempeñan el papel de la
vanguardia y la fuerza de choque.
Una persona
no familiarizada con la política estadounidense, podría preguntarse: "¿Cómo se puede
hablar de racismo en los Estados Unidos, si su Presidente, es negro?" La respuesta es simple: Barack
Obama, política y psicológicamente es un personaje necesario, pues con ello
se muestra al mundo, que en los Estados Unidos, los problemas
raciales ya no existen. Pero la realidad
actual demuestra que con su elección
para el cargo más alto de ese país, no se libera los estadounidenses negros de sus multiples problemas, y en
particular del racismo. Obama, quien enojado se refiere en un largos discursos
a los problemas del mundo, tales como el Estado Islámico, la epidemia de Ébola y las acciones de Rusia
en Ucrania, prefiere guardar silencio
sobre lo que está sucediendo en su propio país y no hablar de la tragedia en
Ferguson, (que como
repercusión de las muertes de los
afroamericanos: Erick Garner y Michael Brown, a manos de policías blancos, ya ha derivado
en el asesinado de dos agentes policiales: Rafael Ramos y Wenjian Liu); pues sopesa que existen problemas mundiales mucho más rentables, sobre los que se puede insistir en la necesidad de una defender y realzar los valores democráticos, olvidando que estos son flagrantemente violados en los propios Estados Unidos.
Por: Euclides E,
Tapia C. Profesor Titular de Relaciones
Internacionales de la Universidad de Panamá.