Artículo
19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión;
este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones,
el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de
expresión.
A
día de hoy ningún ciudadano que viva en un país democrático
interpretaría estas palabras como revolucionarias: “Internet
es el recurso de apertura más poderoso jamás creado. Los
gobernantes deben ver Internet como una infraestructura básica, al
igual que las carreteras o el agua. Hemos entrado en la sociedad del
conocimiento y cada ciudadano debe tener derecho a participar".
Estas declaraciones
realizadas hace más de un año a la BBC
pertenecen a Hamadoun
Toure, secretario general de la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la agencia de Naciones
Unidas dedicada a las Tecnologías de la Información y de las
Comunicaciones.
Hace
también cosa de un año la BBC publicó los datos de una ingente
encuesta
realizada a más de 27.000 personas alrededor de 26 países. En ella,
tal y como muestra la imagen adjunta, sobresalía un dato por encima
de todos los demás: 4 de cada 5 encuestados cree que el Acceso a
Internet es un Derecho Fundamental.
El
mes pasado varias webs
de referencia
destacaron que la ONU había
reconocido a Internet como un Derecho Fundamental. Lamentablemente y
a pesar del amplio eco de la noticia, no se trató de una declaración
de las Naciones Unidas, sino de una simple recomendación
de Frank
Larue, relator especial de la ONU sobre la libertad de expresión.
Un pequeño paso lejos de los amplios titulares, ya olvidados, que se
lanzaron al vuelo.
Con
todo son pocos los países que han apostado decididamente por
declarar Internet como un Derecho Fundamental a través de sus
legislaciones nacionales, más bien testimoniales, entre los que
podemos contar a Finlandia,
Estonia e Islandia. En España, si bien la tasa de penetración de
Internet en los hogares ha
superado el 59%, seguimos sin reconocer este derecho, a pesar de
las múltiples declaraciones y manifiestos
que lo apoyan.
Como
se puede observar, esto no hace más que dejar clara una creciente
paradoja:
mientras los ciudadanos de todos los países tenemos claro que
Internet es y debe ser reconocido como un Derecho Fundamental, los
estados soberanos siguen tratando no solo de evitar su
reconocimiento, sino de controlar su acceso (más flagrante aún en
países bajo dictaduras de hecho o de derecho) lo que continúa
aumentando la brecha digital.
Respecto
al aumento de dicha brecha, en una reciente
conferencia de Tim
Berners Lee, uno de los creadores de la web, realizaba la
siguiente comparación: “Es
posible vivir sin la Web. No es posible vivir sin agua. Pero si
tienes agua, entonces la diferencia entre alguien que está conectado
a la Web y es parte de la sociedad de la información, y alguien que
no, se está haciendo más y más grande […]”
Pero
no solo las encuestas, también los recientes acontecimientos en los
países árabes así como el propio 15M español dejan claro que el
acceso a la web (no solamente a Internet, sino a al conocimiento) es
un derecho inviolable, particularmente en momentos de protesta o de
desobediencia civil.
Para
concluir conviene aquí recordar, como ya lo hiciera en 2004 Carlos
Sánchez Almeida, en su magnífico República
Internet, el fallo de la Corte del Distrito Este de Pensilvania,
en el caso entre la American Civil Liberties Union versus Janet Reno,
Fiscal General de los Estados Unidos:
Dejando
aparte las siglas y el argot que han sembrado la vista, Internet
puede muy bien ser descrita como una conversación universal sin fin.
El Gobierno no puede, a través de la Ley de Decencia en las
Telecomunicaciones, interrumpir esa conversación. Como la forma
participativa de expresión de masas más desarrollada jamás
conocida, Internet merece la más estricta protección frente a la
intrusión gubernamental. Es cierto que muchos encuentran algunas de
las expresiones o manifestaciones en Internet ofensivas y es cierto,
también, que, en medio del estruendo del ciberespacio, muchos oyen
voces que consideran indecentes. La ausencia de regulación
gubernativa de los contenidos de Internet ha producido,
incuestionablemente, una especie de caos, pero, como uno de los
expertos propuestos por los demandantes indicó en el curso de la
vista, lo que ha hecho de Internet un éxito es el caos que
representa. La fuerza de Internet es ese caos. Como sea que la fuerza
de Internet es el caos, la fuerza de nuestra libertad depende del
caos y de la cacofonía de la expresión sin trabas que protege la
Primera Enmienda. Por estas razones, sin dudarlo, considero que la
Ley de Decencia en las Comunicaciones es «prima facie»
inconstitucional y concedo las medidas cautelares solicitadas.
Vicente Cabrera Chung,
Sin duda que el Internet es ya un derecho fundamental, y es la libertad dentro de ella lo que hace que sea tan exitosa. Un lugar donde la tolerancia e intolerancia coexisten, es parte de su naturaleza y suprimir alguna de ellas, seria quitar el sentido de su existencia.
,
La web tiene ventajas incalculables en lo que hace a buscar información y realizar las consecuentes transacciones.
Sin embargo todavía arrastra una paradoja que lo hace contraproducente cuando se trata de difundir ideas.
Los espacios de opinión se integran con reformistas y foristas que revelan su identidad porque les interesa ser protagonistas del debate.
Pero se suma una pléyade de opinadores anónimos que, como parte de una sociedad en decadencia, les parece que más vale malo conocido que bueno por conocer y comienzan a destruir los valiosos espacios.
Eso no sería grave si los administradores de los sitios no se entusiasmaran con aceptar usuarios aún a costa de cargarse con esa sarta de anónimos cuyo único objetivo es destruir lo que aparece como "nuevo".
Los "debates" entre un troll y un reformista son como un match de box entre un payaso y alguien con los ojos vendados. Y con el payaso además mofándose porque sus golpes no reciben respuesta.
Lo grave es que hay espectadores que creen que eso es un debate y que el vencedor es el payaso porque no acusa golpe.
El payaso puede "atacar" gratis, y generalmente comete calumnias e injurias con total impunidad.
Por eso, todo sitio de opinión, como éste, como los foros y como los periódicos que permiten comentarios de noticias, deberían contar con datos de identidad de quienes publican en su espacio, a efectos de deslindar responsabilidades.
Las personas que nos identificamos escribimos con responsabilidad
Quien no se identifica sabe que goza de impunidad y quizás de complicidad, y entonces habla sin responsabilidad alguna
Los administradorezs deberían condicionar la participación a que se informe datos filiatorios y curriculum.
Se puede exigir además un número telefónico que sería la herramienta más rápida para confirmar la información.
Soy conciente que muchos no lo harán porque creen que así tendrán más usuarios.