Acercarse a la vida de un personaje
como el Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa hace que inevitablemente nos
sintamos cuestionados en nuestra manera de ver y actuar en el mundo. Su
verticalidad ética y su sensibilidad social nos confronta tanto
profesional como humanamente.
Llamamos
al Dr. Rodríguez Ochoa “Quijote” de la medicina en Venezuela por la
visión crítica que poseía ante la forma como se ejercía, y se ejerce, el
acto curativo -asumido como un bien de intercambio dentro de una
sociedad capitalista-, además por su capacidad de soñar con una sociedad
más justa e integrada.
Introducción
Gilberto
Rodríguez Ochoa nace en la tradicional parroquia caraqueña de La
Pastora, el 06 de agosto de 1941. Formó parte de una familia numerosa y
trabajadora. Su padre, un artesano y estimado trovador, constituyó una
fuerte influencia para su forma de ver el mundo y en lo que sería su
vocación: la medicina dirigida a los sectores menos favorecidos.
Cuando
tenía 17 años, la vida de Gilberto Rodríguez Ochoa dio un viraje. La
muerte inesperada de su padre y las circunstancias que la rodearon
constituyeron una importante razón para estudiar medicina.
El
hijo mayor del Dr. Rodríguez, el arquitecto y profesor universitario
Gilberto Rodríguez Gonzáles, recuerda cómo murió su abuelo: “Mi papá me
contó esta historia poco antes de morir: Había poco trabajo en Caracas,
en aquella ola de inmigrantes traídos de Italia y de España que había
desplazado a los artesanos que tenían mucho menos oficio. Uno de esos
desplazados fue mi abuelo “Pepito”, como lo llamábamos de cariño, quien
tuvo que irse a buscar trabajo para Maracaibo en una comunidad
petrolera. Estando allá hubo una riña donde él estuvo involucrado y
recibió una golpiza tremenda. Se fue caminando hasta un centro de
atención médica, fue revisado por el médico que estaba de turno, no le
encontró mayor cosa y lo mandó para su casa. El abuelo tuvo siete días
sufriendo unos fuertísimos dolores abdominales; volvió a ir al médico,
lo examinó y dijo que lo que él necesitaba era reposo. Resulta que tenía
el bazo desprendido. A los días murió.”
El grado de influencia
que tuvo la muerte del padre del Dr. Rodríguez en la forma de enfocar su
trabajo profesional se ve claramente en parte de la dedicatoria de su
libro Del ejercicio privado de la medicina o de la alienación del acto
curativo: “A la memoria de mi padre por haber sido obrero explotado...”
Facetas de un médico comprometido
Al
observar el currículo del Gilberto Rodríguez Ochoa, nos encontramos con
un profesional que además de desarrollar una sólida formación y
dedicación en el área de la Dermatología y la Salud Pública, se destacó
en la lucha social y la investigación:
Egresó como médico de la
Universidad Central de Venezuela en 1966, trabajando luego 2 años como
Médico Rural; se graduó de Dermatólogo en el Hospital Vargas en Caracas
en 1970, llegando a ser Jefe de Residentes de dicho postgrado; realizó
cursos en Salud Pública en la UCV en 1972; y fue becado por la Oficina
Panamericana de la Salud OPS-OMS en 1975 para estudiar en Brasil y
Argentina.
En su trayectoria profesional llegó a ser Jefe del
Servicio de Dermatología Sanitaria de Caracas entre 1970 y 1977; Jefe
del Servicio de Dermatología Sanitaria del Edo. Aragua desde 1977;
Director del Hospital del Estado Amazonas; Director General Sectorial de
Malariología y Saneamiento Ambiental del MSAS; Coordinador General del
Proyecto Salud y Director General de Salud del Estado Aragua.
Entre las agrupaciones a las que perteneció se encuentran la Sociedad Venezolana de
Dermatología,
el Colegio de Médicos de los estados Aragua y Amazonas, además de
algunas organizaciones científicas internacionales.
A
continuación nos adentraremos más profundamente en algunas de las
facetas de este insigne profesional de la medicina venezolana.
Investigador
Como
autor o coautor, el Dr. Rodríguez participó en múltiples trabajos de
investigación médica sobre diversas enfermedades de la piel presentados
nacional e internacionalmente. Gran parte de su esfuerzo investigativo
se centró en la Lepra. Hay que recordar que su formación a nivel de
postgrado estuvo a cargo del descubridor de la vacuna contra esta
enfermedad, Jacinto Convit, y luego siguió trabajando con éste como
miembro de su equipo de investigadores.
El Dr. Rodríguez llegó a
participar en diversos congresos científicos tanto en Venezuela como en
el extranjero. En 1976 asistió a un congreso sobre sarna en Estados
Unidos; en 1978, participó en un congreso de lepra en México y en otro
congreso en Cuba en 1978.
Docente
En el campo
de la docencia, el Dr. Rodríguez realizó un destacado y continuo
trabajo. Desde 1970 a 1977 fue integrante del equipo docente del
Departamento de Dermatología Sanitaria (MSAS) y del Instituto Nacional
de Dermatología (Hospital Vargas).
Desde 1973 fue profesor de
Dermatología, incluyendo varios cursos Internacionales de Leprología, en
el Instituto Nacional de Dermatología. Luego, en 1977, pasó a dictar
estas mismas cátedras en el Hospital Central de Maracay.
Hay que
hacer notar que su actividad docente fue realizada ad honorem, hasta que
en 1987 pasa a ser profesor contratado de la Universidad Central de
Venezuela, como Coordinador Docente de la Pasantía Integral de Ambiente
Rural en el Estado Amazonas.
Es interesante notar que el aspecto
pedagógico del Dr. Rodríguez no se quedó circunscrito al aula de clase:
en 1973 participó en la película docente “Lepra”, ganadora de la medalla
de oro en el festival de Berlín.
Escritor
Además
de los múltiples trabajos publicados dentro de su especialidad, el Dr.
Rodríguez Ochoa decidió ir más allá de la producción científica para
adentrarse en los aspectos filosóficos del ejercicio de la medicina. De
esta manera, publica en 1979, gracias al Fondo Editorial Proceso, el
libro Del ejercicio privado de la medicina (o de la alienación del acto
curativo).
Leyendo este libro, difícil de conseguir en la
actualidad, se puede observar la personalidad, los valores y los
objetivos profesionales del Dr. Rodríguez: como promotor incansable de
mejoras en la salud de los menos favorecidos económicamente.
Luchador Social
Debido a su alta sensibilidad social, Gilberto Rodríguez incursionó desde muy joven en la política.
Apenas
con 16 años, en 1957, luchó en contra de la dictadura de Marcos Pérez
Jiménez. Luego fue militante socialista desde 1960, ingresando al
Movimiento al Socialismo MAS, desde 1971.
Su participación en
diversas labores de tipo gremial fue destacada, estando afiliado al
Sindicato Unitario Nacional de Empleados Públicos del Ministerio de
Sanidad y Asistencia Social MSAS,desde los años 70.
Reconocimientos
Entre
los honores que recibió el Dr. Gilberto Rodríguez durante su
trayectoria profesional se hallan la Insignia “Botón de honor” y diploma
de la V División de Infantería de la FFAA, recibida en Junio de 1992.
En cada uno de sus premios y condecoraciones se resaltó su compromiso y
entrega al trabajo y a la gente.
En 1977, los integrantes de la XI promoción de Dermatólogos del Instituto Nacional de
Dermatología,
le entregaron una placa “por su calidad, su dedicación al paciente y su
amplia colaboración en nuestra preparación.” Su labor como profesor
también fue motivo de agradecimiento en 1982, por la IV Promoción de
Médicos Cirujanos del Hospital Central de Maracay “como testimonio de
reconocimiento a la decidida y esmerada labor docente impartida durante
nuestra formación profesional.”
Su calidad humana fue resaltada
en varias oportunidades. En 1983, el personal del Servicio de
Dermatología del Estado Aragua le entregó una placa ”en reconocimiento a
su labor Médica Humanística y docente desarrollada en este servicio.”
En 1991, “por su solidaridad con las etnias del Territorio Federal
Amazonas.”, recibió una Condecoración, Medalla y Diploma “Guaicaipuro”
en 1era clase, conferidas por el CONIVE (Consejo Nacional Indio de
Venezuela).
Su libro: Del ejercicio privado de la medicina o de la alienación del acto curativo
“La
obra de Gilberto es una denuncia de la tremenda injusticia social
existente en Venezuela, que se expresa en el hecho de que el 90 por
ciento de la población de escasos recursos económicos cuenta para ser
atendido con 182 públicos, mientras que el restante 10% de la población
con recursos económicos suficientes, cuenta con 173 unidades privadas
dotadas con servicios de hospitalización.”
Eloy Torres, prologuista del libro
Marzo 1979
En
1979, el Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa publica Del ejercicio privado de
la medicina o de la alienación del acto curativo, donde expresa su
visión personal sobre el ejercicio de la profesión médica. Para él, la
consulta privada está en contradicción con el juramento hipocrático que
hacen los galenos al obtener su título profesional.
En la
dedicatoria del libro se expresa claramente el pensamiento del autor: “A
los trabajadores explotados y los enfermos pobres, porque es urgente
que tomen conciencia de que es EN ELLOS donde se aprende medicina y
luego no se ejerce adecuadamente PARA ELLOS. A los enfermos ricos o
aspirantes a serlo, para que sepan que al médico de la sociedad
capitalista no le interesa vuestra condición de hombre enfermo
fundamentalmente sino vuestro dinero. A mis colegas, de quienes es vano
esperar grandes tareas transformadoras en una sociedad como esta
(excepto unos pocos)…”
La obra, de 81 páginas y once partes,
concentra lo que sería la esencia del trabajo del Dr. Gilberto Rodríguez
Ochoa: combinar su avanzado nivel profesional con un elevado compromiso
social.
La medicina antes y después de la “Civilización”
En
las primeras dos partes de su libro, el Dr. Rodríguez presenta un
recuento histórico de la evolución de la medicina, explicando cómo con
la llegada de la llamada “civilización”, el acto curativo se alienó,
constituyéndose en un acto principalmente mercantilista.
Para
sostener su posición el autor utiliza varios ejemplos. Uno de estos es
lo que el poeta Petrarca le escribió al papa Clemente VI cuando éste
estaba enfermo: “Sé que tu lecho está asediado por los médicos, y esta
es la primera razón de mis temores. Expresamente están discordes entre
sí: cada uno estima vergonzoso para él no decir nada nuevo y andar sobre
las pisadas de otros. Y no es dudoso (para decirlo con Plinio) que
todos cuantos son, mientras que de hallazgos nuevos esperan la fama,
hacen su tráfico de nuestras vidas.”
A Rodríguez Ochoa lo
alarmaba la vigencia y hasta agravamiento de la situación planteada por
el padre de la higiene social, Johan P. Frank (1745-1821), al escribir
en 1.790 lo siguiente: “Agobiado con tantas causas de enfermedad, el
pobre está expuesto a numerosas desgracias en cuanto sucumbe a una de
ellas. Estremecido por la fiebre, se aferra a su duro trabajo para
mantener a su mujer y a sus hijos hasta que su organismo se derrumba
bajo el peso de tanta miseria. La indigencia le niega medicamentos,
comida apro piada y asistencia. Pasan los días y se pasa la ocasión de
salvarlo. Entra en un hospital si hay alguno, pero allí está duramente
separado de su familia hasta su entierro. Ha podido buscar más pronto
este refugio, pero en la mayor parte de los hospitales existe tanto
peligro de contagio y tan cruel abandono del enfermo pobre, que las
cifras de mortalidad hospitalaria son más elevadas que las generales.”
Gilberto
Rodríguez Ochoa sostuvo que con la “civilización” la enfermedad dejó de
ser “un opuesto de la comunidad al que debía vencerse y expulsar, para
devenir en un opuesto individual, ¡gracias a la conversión del
conocimiento médico en una propiedad privada y subsecuente empleo como
valor de cambio!”
¡Que vivan los enfermos!
En
la tercera parte del libro se presenta irónicamente la actitud de
ciertos médicos que cuentan los enfermos que les hace falta atender para
poder adquirir algún bien personal. “Un médico le pregunta a otro (al
verle varios pacientes en espera): ¿Cómo que te está yendo bien, no? Y
el otro responde: más o menos, ¿Y a ti?. Terminando el primero: la cosa
no estuvo muy buena, chico, porque me vinieron tres nada más;” cuenta el
Dr. Rodríguez como experiencia vivida por él en las clínicas privadas.
Para
el Dr. Gilberto Rodríguez, al contrario de la posición mostrada
anteriormente, el acto curativo debe ser un acto “amoroso”, como lo son
las cosas principales de la vida: educar, sembrar,… Le asqueaban los
médicos que “'alquilan' cargos, porque tienen varios puestos y colocan a
otro colega en uno de ellos, asalariado;” o a “esos médicos 'docentes',
quienes no enseñan ni transmiten cabalmente sus experiencias, ex
profeso, sino 'algunas cositas ’, como el avaro imbécil quien a diario
amasa su dinero envuelto y mira a los demás con desconfianza, por el
rabillo del ojo.”
Algunos problemas: especialización, empleados públicos, industria farmacéutica
A
partir de la cuarta parte del libro, el Dr. Rodríguez presenta varias
situaciones en el ejercicio de la medicina que han degenerado en graves
problemas para la salud de la sociedad. Inicia criticando al binomio
<>: “el saber médico se va parcelando y
con ello, el hombre mismo es “fragmentado”, y de hecho el acto médico
de bio-sicológico que era desde finales del siglo pasado, ha devenido en
un acto “tecnologizado”, que contribuye sin duda a la alienación del
acto curativo.”
En segundo término, enfila sus observaciones en
contra de los médicos que trabajan en el sector público y que, según él,
sufren también de alienación en el ejercicio de la profesión: “Estos
consideran a los enfermos ‘públicos’ como ciudadanos . Los tratan a
distancia; les hablan caminando, sin detenerse frente a él y mirarle a
los ojos; casi no dejan hablar al enfermo; con frecuencia demuestran
malestar ante el trabajo; no asumen su responsabilidad como líderes
naturales del grupo que les rodea; les importa un pepino que las
enfermeras cumplan o no, o las camareras; o que una puerta esté rota; o
que la comida no sirva; muchos son unos pedantes , que
creen tener el
don de la verdad eterna (la ‘verdadera ignorancia’, decía Platón);
pocos actúan con humildad; muchísimos se empeñan en "ser importantes
pero no en ser útiles", como dijo Churchill; buena parte de los
directivos son ‘preocupado’ pero no ‘ocupados ’.”
Finalmente,
señala el gran “negocio” que constituye las enfermedades dentro del
sistema capitalista. El Dr. Rodríguez afirmó que el 75% del costo de los
medicamentos corresponde a gastos “totalmente innecesarios”: “Las
propagandas sobre el producto, los visitadores médicos junto con el
vehículo y otros gastos; las muestras “gratis”; lo que se ganan los
intermediarios (farmacias); y por último, la gran tajada: la ganancia
del capitalista productor de medicinas.”
La Salud en Venezuela
En
la octava parte del libro, el Dr. Rodríguez describe la situación de la
salud en Venezuela en los años 70s. En aquella época Venezuela
ostentaba el no muy halagador primer puesto del mundo en mortalidad por
cáncer en la mujer.
“Todos los años hay unos 5.000 casos de
tuberculosis que producen 1.000 muertes anuales; cada año mueren
centenares de niños por sarampión y tosferina; todos los años hay una
cifra astronómica de alrededor de 300.000 casos de diarreas y
gastroenteritis, con una producción de 6.000 muertes; la desnutrición es
importante en grupos amplios de la población; en muchos sitios del país
la sarna sigue empeorando o se mantiene estable, y mientras porcentajes
altos de los habitantes de los cerros padece esta enfermedad a veces
grave, muchos dermatólogos ocupan su tiempo en problemas con frecuencia
de poca importancia pero sí altamente remunerativos; las citas para
muchas consultas son de varias semanas o meses, y muchos enfermos
deambulan en una especie de ‘tour alrededor de los hospitales ’, lo cual
ocasiona que millares de niños y adultos sufran crónicamente de manera
innecesaria; o peor aún, que mueran diariamente 42 venezolanos sin
asistencia médica,” resume de esta forma el Dr. Rodríguez la situación
del país en el campo de la salud.
Des-alienación del acto curativo: ¿socialización de la medicina?
Dr.
Rodríguez concluye que no basta tener un buen código de Deontología o
una moderna Ley del Ejercicio de la Medicina sino se cambian las bases
del intercambio capitalista sobre las que se asientan el acto curativo.
Además, observaba que con el cuadro político-económico-social que vivía
Venezuela en los 70s (y vive aún), no es posible socializar la medicina
aunque sí creía que era posible echar a andar la desalienación y
generalización del acto curativo.
“Para desalienar y generalizar
entonces ese trabajo médico, es necesario devolver a la sociedad lo que
le pertenece: el conocimiento… Donde se rescate incluso el acto de amor
que debe ser la curación,” propone el Dr. Rodríguez.
Finaliza la
obra con una frase contundente: “Ejercitar privadamente (¡aún cuando se
cubra de barnices!), es el camino contrario a la lucha por la
desalienación del acto curativo.”
Ministro de Salud y Desarrollo Social
El
Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa fue el primer ministro de Salud y
Desarrollo social del gobierno del presidente Hugo Chávez Frías. La
visión de un cambio profundo en las bases de la sociedad venezolana
entusiasmó al Dr. Rodríguez, quien se abocó a implementar su ideal de
una medicina integral a nivel nacional.
"Hay un sistema de salud
muy fragmentado. El ministerio está por su lado; el Seguro Social e
Ipasme, por otro. Es un desastre institucional que hay que unificar, por
lo que estamos trabajando en la Ley Orgánica de la Salud,” afirmó el
Dr. Rodríguez en unas declaraciones recogidas por El Nacional, el 11 de
enero del 2001.
El Dr. Rodríguez, pese a llegar a ocupar cargos
de alta responsabilidad, no estaba acostumbrado a la forma en que se
ejercía un cargo político en Venezuela, y menos al lado oscuro de la
política. "Mi papá una noche llegó muy preocupado. Me miró con los ojos
sorprendidos y me dijo: - tú no sabes lo que acabo de descubrir hoy: me
vino un representante de un banco y me dijo que si yo hacía una
colocación en su banco por sólo 7 días, nada más por eso me daban una
comisión de varios millones. ¿Tú puedes creer cuanto han robado estos
tipos a este país? ¿Qué se creen? Y entonces lo que decidió fue hacer
una comisión de colocaciones, es decir, que él no decidiera
donde
colocar el dinero para evitar que una persona haga negocio. Para él toda
esa corrupción que existía fue una especie de descubrimiento
aterrador", recuerda el arquitecto Gilberto Rodríguez Gonzalez.
Prevención de la diabetes
Una
de las cruzadas de nuestro hidalgo personaje como ministro de Salud y
Desarrollo social, fue la prevención de la diabetes en Venezuela, para
lo cual quiso poner la red ambulatoria del país como mecanismo de
control de esta enfermedad.
El diagnóstico y tratamiento precoz a
la población de alto riesgo fue una de las preocupaciones expresadas
por el Dr. Rodríguez en las V Jornadas de Fenadiabetes, en noviembre de
1999. “El control de este mal, que aqueja una gran parte de la población
Venezolana, sólo puede controlarse a través de un diagnóstico y
tratamiento precoz, por lo que debe buscarse a la población de alto
riesgo y no esperar que llegue al hospital tipo IV”, afirmó el Dr.
Rodríguez en esa oportunidad. (1)
Apoyo a la medicina indígena
El
ministro Rodríguez en noviembre del 2000 presentó un anteproyecto de
ley de salud ante la Comisión Presidencial para la Reforma de la
Seguridad Social. Con dicho informe se pretendía dar reconocimiento
legislativo a la medicina indígena cuya sabiduría, según él, ha sido
entregada a la sanidad occidental sin recibir contraprestaciones.
El
artículo 192 del anteproyecto de ley se dedica exclusivamente al
derecho de los pueblos indígenas a la medicina tradicional: "Los pueblos
indígenas y la población en general tienen derecho a sus propias
medicinas y prácticas de salud tradicionales, incluido el derecho a la
protección de plantas, animales y minerales de interés vital desde el
punto de vista médico. Este derecho no menoscabará su derecho de acceso,
sin discriminación alguna, a todas las instituciones, establecimientos,
servicios y programas de salud. Las políticas de salud destinadas a los
pueblos indígenas tenderán a la valoración de la cosmovisión y las
prácticas de medicina tradicional de cada grupo étnico; y propiciarán la
inclusión de éstas como parte de los sistemas de salud, especialmente
en aquellos estados con población indígena. El Estado garantizará la
conservación y regulación de la medicina tradicional indígena así como
la investigación de sus aportes al saber universal. Se fomentará el
aporte de la medicina tradicional indígena, dentro de la visión de
integralidad, al fortalecimiento de la medicina dirigida al resto de la
población". (2)
Medicina Integral
Durante
el ejercicio del Dr. Rodríguez en el ministerio de Salud y Desarrollo
Social, activó programas que reflejaban su visión de lo que debería ser
una medicina integral. Quería implementar un estilo de atención de salud
que se enfocara en la prevención y tomara en cuenta todos los aspectos
del hombre como ser en relación.
En una oportunidad afirmó que
“la falta de prevención nace en la edad media en Salermo, con un diseño
curricular donde las reinas de las materias son la anatomía y las ramas
afines. Más tarde a los alumnos de medicina les enseñan fisiopatología,
patología, quirúrgica clínica, y al final de la carrera cómo se
resuelven las alteraciones de esos órganos.“ El Dr. Rodríguez dijo que
esta forma de ver la medicina obedeció a una concepción de que el
universo es mecánico, por lo tanto, el cuerpo humano también, pues está
hecho de piezas articuladas y el diseño curricular de medicina en
Salermo se organizó así, y dejó históricamente esa estrategia en la
formación de los médicos.(1)
Al Dr. Rodríguez le preocupaba las graves consecuencias para la salud pública de este
mecanismo,
que tiene un fuerte carácter individualista, no-integrador. Deseaba que
a los estudiantes de medicina se les enseñara a esforzarse primero en
la prevención, antes de que tengan que aplicar la curación. (1)
El corredor necesita relevo
La
gran cantidad de trabajo que significaba depurar un sistema de salud
con años de deterioro, minó la salud del galeno, quien solicitó la
renuncia en el 2001, la cual aceptaron. “Este proceso requiere que el
vehículo vaya a una velocidad constante, porque el país está muy mal.
Nueve millones de seres en pobreza crítica es una urgencia. Este es el
ministerio más exigente, no hay domingos ni vacaciones. Peor, cuando los
demás tienen vacaciones es cuando más trabajo hay.
Para mí esto
es una carrera de relevo. El corredor está muy exigido,” afirmó el Dr.
Rodríguez en una entrevista concedida al diario El Universal, publicada
el 21 de enero de 2001. (3)
Con respecto a la posición del
presidente Chávez sobre su renuncia, el Dr. Rodríguez dijo que la
reunión con él fue “muy humana, muy solidaria. Le planteé como amigo la
necesidad de relevo. El comprendió mis razones. Conversamos acerca de
que el único que no puede ser relevado es él. Tiene que seguir
adelante.” (3)
Para el Dr. Rodríguez, la revolución liderada por
el presidente Hugo Chávez era absolutamente necesaria y le parecía que
iba enrumbada. “Por el camino que íbamos, era inevitable una
confrontación de clases violenta de la que el 27F fue un campanazo. Yo
evitaría algunas confrontaciones no indispensables para darle un poco
más de viabilidad a algunas tareas. En esta lucha por cambiar un modelo
cultural por otro hay confrontaciones que hacen falta, inevitables, y
otras que no. La política de alianzas, aunque sean circunstanciales, hay
que trabajarla más y mejor,” afirmó en la misma entrevista de El
Universal. (3)
Siguiendo
el ejemplo que vio en la casa paterna, Gilberto Rodríguez tuvo una
amplia prole. Con su esposa Maritxa González Soto, tuvo cinco hijos:
Gilberto, Levy, Ayari, Yuruani y Andrés Eloy. El hijo mayor, Gilberto,
es arquitecto graduado en la UCV y profesor en esta misma casa de
estudios.
Levy es técnico medio agropecuario, con experiencia en
la cría de pollos y extracción de alimento para los animales. Ayarí
estudió turismo y hotelería, pero se dedica al trabajo de la madera
artesanalmente. Yuruani se dedica al cine y a la producción
publicitaria. Y finalmente Andrés Eloy, está a punto de graduarse en
Veterinaria y simultáneamente estudia en el conservatorio de música de
Maracay.
Como
vemos todos sus hijos heredaron la dedicación al estudio, el interés
por carreras humanistas y el amor por la naturaleza. "Mi papá era el que
iba determinando los caracteres y las vocaciones. Él como que olfateaba
y trataba de estimular determinadas vocaciones. Todos tuvimos vocación
para las artes, los animales, el campo…", recuerda el hijo mayor,
Gilberto Rodríguez González.
Viviendo según sus ideales
En
tiempos donde no abunda la coherencia entre el hablar y el hacer,
sorprende la verticalidad ética presente en la vida del Dr. Rodríguez.
Sus ideales de una sociedad solidaria, de ciudadanos iguales y
responsables, fueron heredados sobre todo de su padre y expresados en la
forma de crianza de sus hijos.
"Mi padre nos crió a nosotros con
muchísima sobriedad, con extrema sobriedad. A todo el mundo le llamaba
la atención que siendo un dermatólogo, además con las publicaciones, los
viajes y todo lo que hacía, mi casa era siempre muy sencilla. Y de
hecho tú ahorita vas a su casa donde él vivió su último año de vida en
Aguirre, Estado Carabobo, y jamás te pudieras imaginar que esa es una
casa de un ex ministro: una casa con pisos de tierra, de tierra cocida;
las paredes frisadas de tierra; con techos de caña brava; la estructura
es de madera; y además la construyó el mismo", explica Gilberto
Rodríguez González.
La sobriedad presente en la crianza de sus
hijos no fue un capricho de Gilberto Rodríguez, más bien fue deliberado
para inculcarle unos valores distintos al del consumismo: el amor al
trabajo, la responsabilidad y la solidaridad social, estaban por encima
de las posesiones.
"Te voy a contar una anécdota - cuenta el hijo
mayor del Dr. Rodríguez -. Cuando yo tenía 12 o 13 años, todos mis
amigos tenían zapatos de goma nuevos. Y yo le dije a mi papá: - mira
papá, hay que comprarme zapatos de goma… Entonces él me preguntó: -
¿Cuánto cuestan los zapatos nuevos?, - 130 bolívares… Sacó la cartera,
sacó sólo 70 bolívares, y me dijo: - gánate la otra mitad. Entonces yo
salí con los 70 bolívares para la calle a pensar de donde sacaba la otra
mitad. Así es como me ingenie: hablé con un vecino, hablé con un amigo,
empezamos a pintar casas, empezamos a podar jardines, empezamos a lavar
carros. Entonces yo terminaba comprándome los zapatos, y además podía
ir para el cine… El tenía el dinero completo para darme los zapatos; lo
hizo con toda la intención de que yo descubriera que las cosas hay que
ganárselas. Además esa era una frase acuñada por él "
Amante de la Naturaleza
Además
de la dedicación a la medicina y a la lucha social, el Dr. Rodríguez
Ochoa guardaba un amor profundo por la naturaleza. “Mi padre está
sembrando y construyendo una casa simultáneamente desde que yo tengo uso
de razón. Cuando yo era un niño de 5 años, mi papá estaba construyendo
su primera casa él mismo con sus manos en El Junquito. Allí tenía su
siembrita, tenía sus grandes árboles de fruta, matas, hortalizas y eso”,
recuerda el hijo mayor del Dr. Rodríguez, arquitecto, profesor
universitario y también llamado Gilberto.
El arquitecto Gilberto
Rodríguez González, recuerda que el Amazonas fue para nuestro personaje
un capítulo nuevo en su vida, un enorme descubrimiento. “Todos sus
comentarios, los de él y los de mi mamá, todos eran comentarios de
deslumbramiento. Él, aún trabajando en Maracay, fue a dar una charla
para Amazonas; al regreso llegó excitado, contando y hablando mucho de
lo que había visto y ya nunca más se sacó la idea de irse a Amazonas.
Estando allí construyó una segunda casa hecha también por sus manos.
Vivió 13 años en Amazonas, hasta el último día, deslumbrado,” dijo el
hijo mayor del Dr. Rodríguez.
10 de marzo de 2002: despedida en el día del médico
Irónicamente
siendo día del médico, el 10 de marzo del 2002, fallece el Dr. Gilberto
Rodríguez Ochoa en un accidente vial. “Este hombre aguerrido poseía
hidalguía y valoraba la amistad por encima de las diferencias
filosóficas. Puedo decir que fui su amigo y él fue un discípulo dilecto y
un amigo leal. Gilberto era capaz de ter nura y amaba la naturaleza,
sobre todo la de nuestro país”,afirmó el Dr. Mauricio Goihman Yahr,
Editor de la revista Dermatología Venezolana (Vol. 40, No 4, 2002).
Publicaciones
Trabajos de investigación presentados fuera de Venezuela como autor o coautor
·
Mexico. XI Congreso Internacional de la Lepra, 1978. Presentación del
Trabajo (Autor) : "General aspects of the human treatment of leprosy
patients". Publicado en: "Leprosy relief work", Emmaus Switzerland,
Berne, April 1977.
· EEUU, Minneapolis, Universidad de Minessota
(1976). Reunión Internacional: Scabies and Pediculosis. Presentación del
Trabajo: "Epidemiologic and Health education measures in Venezuela".
(Publicado en el libro: "Scabies and Pediculosis, J.B. Lippincott
company 1977"). Autor.
· Publicación: "Sporotrichosis in the Orinoco river basis of Veneauela and Colombia."
Mycopathologia 1987. Autores: P. Beer-Romero, G. Rodríguez Ochoa, R. Angulo, S. Cabrera y L. Yarzábal.
·
Publicación: "Significance of neutrophil activation in reactional
lepromatous leprosy". Internacional Archives of allergy and applied
Inmunology (1978) 57: 317-332. M. Goihman Yarh, J. Convit, G. Rodríguez
Ochoa, et all.
· Publicación: "In vitro activation of neutrophil by
suspensions of Mycobacterium Leprae". Int. J. Leprosy (1979). 47: 4,
540. M. Boihman, G. Rodríguez Ochoa, et all.
· Publicación:
"Polymorphonuclear activation in leprosy". Clin. Exp. Inmunology (1975).
20: 257-264. M. Goihman, G. Rodríguez Ochoa, et all.
· Fisher, L.
Barskdale-Cytochemical reactions of human leprosy Bacilli and
Mycobacteria: Ultrastuctural implications, J. Bacteriology, 113 (3):
1389, March ()Agradecimiento).
· Publicación: "NBT test in lepromatous leprosy". The lancet (August, 1973). M Goihman Yarh, J. Convit, G. Rodríguez Ochoa.
Trabajos de investigación presentados en Venezuela como autor o coautor
· Descubrimiento de un nuevo foco de Paracoccidioidomicosis al sur-este del Lago de
Valencia. (a) "Paracoccidioidomicosis en Aragua y Carabobo: revisión de 29 historias clínicas."
(Presentado
en VIII Jornadas Nacionales de Medicina Interna, Hospital Central de
Maracay, 1982). Autores: G. Rodríguez Ochoa, A. Rivero. (b)
"Paracoccidioidomicosis en Aragua y Carabobo. Fase II: Investigación de
Campo." (Presentado en XX Reunión anual de la Sociedad Venezol ana de
Dermatología, Colegio de Médicos del Distrito Federal, 1984). Autores:
G. Rodríguez Ochoa, A. Rivero, F. Carrillo.
· Ramirez P., J. Convit, G. Rodríguez Ochoa. "Estudios de los grupos de edad en las
poblaciones
de Lutzomia Panamensis y Lu. Gomerzi, vectores de la leishmaniesis
tegumentaria en Venezuela". Bol. de la Dir. de Malariología y San. Amb.,
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