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Así fue como cayó en mis manos Luisito, una novela breve en la que la autora italiana nos narra, con una escritura sencilla y una ternura contagiosa, la historia de una maestra jubilada, viuda y cuyos dos hijos le parecen más ajenos que propios: una vida relegada a la grisura.
La protagonista vive sus días rutinarios en soledad con una inercia asumida, como si tal existencia fuera un mandato irrevocable, lo que corresponde. Pero un encuentro sorprendente con un papagayo amazónico la ayuda a dar un giro inesperado a su mecánica cotidianeidad. “Apartó un cartón de leche vacío y dio un salto por la maravilla, era como si un fragmento de arcoíris se hubiera dignado posarse sobre el suelo: entre el verde, el amarillo, el azul y el rojo refulgía el negro brillante de los ojos.” Sin dudarlo se lo lleva a casa y decide llamarlo Luisito en recuerdo a su gran compañera Luisita, de quien guarda inolvidables recuerdos. Una amiga entusiasta, de inquebrantable optimismo que siempre la incentivó a ver más allá de la línea del horizonte, a cuestionarse, a tener esperanza y a ser positiva.Con este hallazgo insólito Anselma, la protagonista, empieza a recuperar una alegría que creía perdida y se permite abandonar ese estado de momificación en el que estaba sumida: “La ficción de los sentimientos la había apartado lentamente de la vida. Por tantos años había vivido como un personaje de una película de terror: viva por fuera y muerta por dentro.”En este homenaje al nunca es tarde a pesar de todo y de todos, la autora nos embarca en un recorrido por la vida de una mujer que, asistiendo como simple espectadora a la lenta e irremediable degradación de su propia existencia, decide darse otra oportunidad. Una obra sencilla donde Susana Tamaro demuestra el poder del amor por sobre todas las cosas.
