Las organizaciones criminales transnacionales, que incluyen a grupos de narcotraficantes, pandillas criminales y otras redes conexas de grupos delictivos de cuello blanco, se está convirtiendo en la principal amenaza para la seguridad del estado, la gobernabilidad democrática y para la sociedad civil de una gran parte del hemisferio americano. Estas organizaciones intentan ejercer control territorial en sus vastas áreas de operación que incluyen inmensas zonas fronterizas de la región. El objetivo de los grupos es maximizar su capacidad de acción para cometer una amplia gama de hechos delictivos –entre los cuales destacan el tráfico de drogas, contrabando y secuestros- lo que supone un serio reto para la soberanía nacional.