A menudo me preguntan qué considero una mala película y mi respuesta siempre es la misma: una mala película es aquella que no cumple con lo que promete. O, dicho de otro modo, que engaña. Con esta tesis bajo el brazo, Perdona si te llamo amor (Joaquín Llamas, 2014), un trabajo que ofrece exactamente lo que uno espera de él, está lejos del desastre en el que algunos críticos la han situado. Quizá no han sabido ver su máxima virtud: que no intenta dar gato por liebre. Máxima expresión del cine sin complejos, estamos ante una historia de amor dirigida a los fans de las historias de amor. Adaptación de la tercera novela homónima del exitoso escritor italiano Federico Moccia, Perdona si te llamo amor ya contó en 2008 con una versión en su país de origen. En esta ocasión, el novel Joaquín Llamas, director curtido en televisión gracias a su trabajo en series como Tierra de Lobos o Acusados, reemplaza las calles de Roma por las de Barcelona -con todo el acervo cultural que eso conlleva-, aunque sigue conservando el espíritu del libro original: la alegría contagiosa, las ganas de sentirse libre. De vivir un amor, en definitiva, al margen de convenciones sociales.