La solicitud de licencia de Gustavo Madero a la presidencia
de Acción Nacional para inscribirse como candidato a diputado plurinominal de
su partido, tiene por si sola diversas e interesantes lecturas.
Sin embargo el hecho coloca al denominado chico maravilla
del panismo Ricardo Anaya, temporalmente al frente del partido en el momento de
las decisiones respecto de las candidaturas para el próximo proceso electoral
federal.
Aun con la licencia de Gustavo Madero se entiende que este
seguirá interviniendo en las decisiones fundamentales del partido, aunque claro
seguramente Ricardo Anaya no dejara pasar la oportunidad que la ocasión le
presenta.
Ricardo Anaya querrá emanciparse del yugo maderista, que
hasta ahora lo ha marginado de las decisiones importantes aun siendo el
Secretario General y la ocasión además lo amerita.
Una de esas circunstancias especiales es sin duda la definición
respecto de la candidatura panista para la alcaldía de Mérida, primero porque
para ello media un acuerdo local entre los que se supone deberían ser los
aspirantes.
Es decir un arreglo que define que no lo son realmente, entre
Raúl Paz, Mauricio Vila y Salvador Vitelli, para que el primero sea el
abanderado para competir por la capital del estado, Vila para una diputación
federal y Vitelli para una plurinominal.
Claro que a raíz del escandalo en el que se vio envuelto
Raúl Paz, por su participación en la multicitada y vergonzosa fiesta de los
diputados federales panistas en Puerto Vallarta, se postulación quedo en
entredicho.
De hecho trascendió que Gustavo Madero personalmente esta en
contra de la misma, porque solapar esta conducta es una falta de respeto que
puede causar profundo daño en una militancia tan especial como la de la ciudad
de Mérida.
Pero como en el PAN no todas las decisiones son cupulares,
las razones y la fuerza de Madero, al parecer no fueron suficientes para romper
el arreglo local, todo indica que las cosas seguirán en el mismo estado en las
que se encontraban originalmente.
No se puede omitir que para que esto continúe de esta
forma, expresamente ni Mauricio Vila, ni
Salvador Vitelli quisieron intercambiar las posiciones que les corresponden
como resultado del acuerdo del que hemos hablado.
Tanto Vila como Vitelli parecen estar muy cómodos con las
posiciones asignadas, no quieren correr riesgos pensando que a través de estas
pueden obtener sus respectivos escaños federales, mientras que competir por la
presidencia municipal es un riesgo mayúsculo.
Lo es porque el priismo va a llegar muy fuerte a la elección,
donde desde ahora se vislumbra que el candidato será Nerio Torres Arcila, quien
lidera las encuestas de su partido y de hecho esta por encima del propio Raúl
Paz.
Eso sin descontar que en lo que resta del tiempo para las
postulaciones el posicionamiento de Torres Arcila, va en aumento exponencial y
el de Paz en contraste en franco detrimento.
Ahora bien en esta circunstancia tampoco se puede dejar de
lado la intervención del actual alcalde Renán Barrera, a quien no le convendría
que si Paz es candidato fuera el ganador.
La razón es muy simple Barrera Concha asume que será el
candidato a Gobernador en su oportunidad, y por las características de Raúl
Paz, estando este al frente de la presidencia municipal, no podrá controlarlo y
se convertirá de manera natural en su rival y no en un aliado de su causa.
Digamos que desde esta perspectiva lo que mas le conviene a
Renán Barrera y en ello va a poner toda su influencia y poder de por medio, es
que efectivamente si Raúl Paz termina por ser el candidato a la alcaldía no
gane.
De tal suerte que le tocara a Ricardo Anaya conducir este
proceso que va a poner a prueba toda la capacidad de la que hasta ahora tanto
se hablado y ponderado, gracias a su desempeño como Presidente de la Cámara de
Diputados.
La encrucijada esta en permitir la vigencia de los acuerdos
locales en los que ya esta todo definido, o recuperar el principal valor
esencial histórico del panismo que es la democracia interna.
Mantener la aspiración de Raúl Paz aun cuando eso suponga no
solo la posibilidad latente de la derrota en las urnas, tanto como una profunda
desilusión de su militancia al imponer una candidatura tan cuestionada,
privilegiando intereses cupulares por encima de esta.
Visto así Ricardo Anaya tendrá una prueba literalmente de
fuego, como decíamos en la conducción y desarrollo del proceso, como en su
definición y en el resultado final.
Para el panismo Mérida representa uno de sus bastiones mas
preciados en el contexto nacional, lo que finalmente suceda tendrá un eco que
rebasara las fronteras de Yucatán.
La definición sin duda pondrá en evidencia el peso real de
la dirigencia nacional panista, de sus estrategias e intereses y si estos están
en sintonía con los del panismo local, sobre todo cuando el partido atraviesa
una severa crisis de moralidad e imagen publica.
La disyuntiva para Anaya esta pues en dejar competir a un
candidato como Paz tan severamente cuestionado, o privilegiar la moralidad del
panismo que es evidente esta en riesgo de resquebrajarse, con un perjuicio que
ira al menos en Yucatán mas allá de esta elección.