Se hace extraño escuchar a los responsables (!?) de la educación de esta país, sean del gobierno central, autonómico o de donde sean, hablar de la necesidad de aumentar la calidad en la educación. No en vano, han aprobado una ley que pretende la mejora de la calidad educativa y lo hace aplicando una serie de criterios que, supuestamente, nos llevarán a un sistema educativo de calidad que mejore las competencias de los alumnos y los prepare para la sociedad del conocimiento, dentro de un mundo difícil y con menos oportunidades cada día, para así convertir "la educación en el principal instrumento de movilidad social, ayude a superar barreras económicas y sociales y genere aspiraciones y ambiciones realizables para todos". Esa es la intención, pero como nos dice el Evangelio, por sus hechos los conoceréis. Y no parece que los hechos vayan en la misma dirección que las intenciones manifestadas. Veamos algunos de esoshechos.