La vuelta del estío, que por mi tierra murcia apenas se nota, seguimos con el mercurio por las nubes y las ganas de salir por el suelo, sólo viene a confirmar lo que dejamos dicho antes del mes de Augusto: que los detentadores del poder en nuestra patria se han empeñado en no dejarlo ni con agua caliente ni con elecciones ni con la madre que los parió. El prócer registrador de la propiedad ha echado las cuentas y le salen a la perfección. Como está claro que el montante de votos que son capaces de insertar en las urnas en las próximas elecciones municipales no da, ni de lejos, como para elegir a un alcalde del PP, y como ningún partido está tan loco como para pactar con ellos, lo único que puede hacerse es cambiar el método para el recuento de votos: los míos se multiplican por dos, el resto se divide por dos. Es muy sencillo y no necesita de pactos o acuerdos explícitos con el otro partido de la élite. Basta una sencilla modificación de la ley electoral que indique que quien obtenga el 40%, o menos, ya se verán las necesidades, ganaría la alcaldía. En caso de no llegar ninguna opción a esa cifra, una segunda vuelta donde se midan las dos opciones más votadas.