He
tenido que tomar un tiempo para recuperarme del asombro y del extremo escalofrío.
Me ha costado quedarme dormida pensando en situaciones que se van generando día
a día en una realidad sorprendente. A
estas alturas ya no imagino lo peor. Lo confirmo.
Últimamente,
el río ha sonado como nunca. La
corriente parece gritar embravecida pero la gente está tan absorbida en sus
quehaceres que aparenta no escuchar para no perder su tiempo. Se levanta y
hace las cosas por inercia, se sienta en
la misma mugre porque la mugre está retocada con una agenda de actividades para
cubrir toda la mugre. Perdonen si repito la palabra mugre. Pero; ¿Qué es la
mugre? Por cierto, no son las piedras que trae el río, ese rumor incesante que
todos comentan atrás de las puertas. No. La mugre es algo distinto; es una suciedad,
falta de ética o limpieza en el actuar que se ha acumulado por mucho tiempo. Esa
suciedad pegajosa y oscura que se pega alrededor y por debajo de la cocina, que
puede pasar años inadvertida. Así es la mugre que se pega en la sociedad.
¿Qué
puedo pedir para evitar saber?
¿Cómo
me reguardo del dolor?
Mis
pequeños brazos no me pueden defender
El
miedo me impide decir no…
¿Qué
hice mal para merecer esto?
Mi
cuerpo es muy frágil
¿Que hice mal para merecer esto?
¡Tengo
miedo de morir!
Hasta
mis lágrimas me abandonan…
Una persona cree que soy una animal
sus manos me tocan...
Y me hace mal.
¡Soy
un niño! ¡Soy una niña!
¡¿Por
qué me trata así?!
¡Castígalo
Dios! ¡Castígalo!
¡Te
lo ruego! ¡Te lo ruego!...
¿Cómo
se siente escuchando éste ruego de un niño o una niña que está en las garras de
un abusador: Padres, hermano, tío, vecino, cuidadores, el sistema social y judicial? ¿Cómo se siente?
La
mugre, como es tan grasosa, no se puede retirar fácilmente como el polvo que se
mete por todos lados. No basta con un plumero o un reclamo, cual fuerte soplido
sobre la superficie.
Cuando
hablamos de la mugre que está acumulada en la sociedad, estamos hablando de
personas que aparentemente son ejemplos de vida, instituciones que ostentan un prestigio, labor
de protección o de cumplimiento de altas normas morales con exigencias a las
cuales está destina a cumplir. Sin embargo, lejos de todo razonamiento y
sentido común, nos encontramos con una
cocina que, basta moverla un poco, para ver la marca en piso. Por eso, nadie la mueve. Prefieren dejarla
exactamente en el mismo lugar, para no tener la trabajosa tarea de empezar una
labor que ocupará mucho tiempo, dinero y
energía. ¿Me explico?
Ya
no hay nada que justificar, pero todo se justifica.
Para
parecer incólume se apela a todos los recurso y se disfrazan las peores bajezas
del ser humano detrás de; una sotana, de un buen nombre, de una campaña de
falsos esfuerzos por encubrir la triste realidad, del miedo a perder el trabajo, ONGs que se benefician sin hacer nada, como pasa en Chile; con los niños y las
instituciones que dicen resguardar sus derechos.
No
estoy desmereciendo a la gente que trabaja por erradicar este flagelo de indiferencia y complicidad con los abusos de
niños y niñas de todos los estratos sociales. No. No debieran sentir ninguna
identificación con mis palabras, quienes trabajan sinceramente en favor de los
niños. Pero, no pueden negar, que ha
paso tiempo más suficiente para enfrentar
una situación que se diluye, dejando claras muestras de ocultamiento.
La
notica: “La Presidenta Michelle Bachelet propuso al ministro de la Corte de
Apelaciones de San Miguel, Héctor Carreño para la Corte Suprema” me hizo caer
en mi propia ingenuidad. El mismo señor que ocultó los casos de niños y niñas violados
y abusados sexualmente, junto con todos los informes, ahora tiene serias
posibilidades de ser ascendido y tendrá más atribuciones legales. Sin olvidar
que existen otros casos; bebés que han fallecido en circunstancia dramáticas, incendios,
suicidios de jóvenes que responsabiliza
al SENAME, debido a que estaban a cargo de ésta entidad del Estado.
Chile
es un pequeño país, en comparación a muchos en el mundo, pero tiene los mismos desafíos que afrontar. Las
personas no nacemos adultos. Primero somos frágiles bebés, luego, de alegres e
inquietos niños pasamos a ser
adolescentes llenos de expectativas y super poderes, que se pierden en aquella cándida,
soñadora y corta juventud. En éste proceso vamos descubriendo el mundo en manos
de familiares, amigos y la sociedad en su conjunto.
Pero, la sociedad está compuesta por una serie
de adultos que se inclinan hacia la maldad y disfrutan de hacer daño a los
seres humanos más débiles. Tratamos de evitar ésta realidad, aunque muchos
nacen en medio de ella y tienen inclinaciones hacía lo justo, como casi todos
los niños, y quedan marcados psicológicamente o, pierden la vida rogando por ayuda.
Me
resulta difícil no conmoverme ante el ruego de un niño pero, seres humanos en Inglaterra
no se conmovieron ante el ruego de 1.400 niños. Los que sobrevivieron nunca
olvidarán los terribles recuerdos que guardan. Me pregunto si en Chile están
esperando que esta misma y aberrante injusticia, encubierta por muchos actores
sociales, se agrande a estos extremos.
Pienso
en aquellos casos que han sorprendido a la opinión pública de muchos adultos
que han denunciado éste delito, de los cuales han sido víctimas en su niñez. Es
muy valeroso de parte de ellos. Si bien
no podemos evitar que sigan sucediendo, si podemos evitar que sigan libre y sin
la menor carga de conciencia, éstas personas que son delatadas en los informes
que se ocultan.
Una
sociedad no puede caminar con tanta mugre acumulada y mucho menos, ser parte de
ella en silenciosa complicidad. Estas
crueles y abusivas personas son una pequeña, muy pequeña parte de la sociedad pero
muy astutos delincuentes, su mugre puede pegarse y marcar la vida de muchas
personas, además de sus víctimas directas.
Tenemos
la obligación moral y legal con nuestros niños, debemos hacer nuestro mayor
esfuerzo por ellos, recordar que un día fuimos
niños y lo mucho que confiábamos en nuestro entorno. Un niño maltratado y
abusado será un adulto con un ala rota… y no podrá volar, si no lo escuchamos,
protegemos y liberamos todo su dolor.
El extracto del poema que leyeron lleva el título: El ruego de los niños.