El mapa político español ha experimentado una enorme
convulsión como consecuencia de los nuevos movimientos que han surgido al albor
de las protestas contra las políticas de austeridad del PSOE y del PP. El 15M
fue un hervidero ideológico en el que ha surgido una nueva forma de entender la
política basada en un breve eslogan: "no nos representan". La gente
desconfía ya de los grandes partidos, no ve diferencias en ellos y en ese deterioro
de la imagen de los políticos en general se han abierto nuevos huecos, nuevos
espacios políticos que han quedado libres. Sin duda el primer espacio se abrió
a la izquierda. El PSOE dejó libre con sus políticas de austeridad motivadas
por la crisis económica, una clientela política que disputó a su derecha con
éxito el PP pero que rentabilizó totalmente por la izquierda tanto IU como, y
especialmente, Podemos. Esta es la realidad, y la prueba evidente de esta
convulsión política se pudo comprobar en las últimas elecciones europeas donde
Podemos, ante la sorpresa de muchos, consiguió cinco eurodiputados.
Pero además de dibujarse en España un nuevo mapa político se ha producido un
brusco cambio generacional en la clase política en el que se han producido
dimisiones y "abdicaciones" en cascada. Tanto la Jefatura del Estado
como el liderazgo del primer partido de la oposición están en manos de hombres
jóvenes. Como titulaba recientemente un semanario político: "La generación
de la Transición jubila a los que la hicieron".
A raíz del reciente congreso del PSOE y consumado el relevo en el liderazgo de
este partido, se presenta de nuevo la necesidad de crear y ocupar un espacio
político que siempre ha existido pero cuya clientela ha huido en desbandada a
derecha e izquierda. La huida hacia la derecha llevó al PP al poder en las elecciones
de 2011 y la huida hacia la izquierda puede provocar inquietantes sorpresas en
las próximas elecciones generales. En medio de este panorama político el nuevo
Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, quiere conseguir "Que el PSOE
sea ese partido de izquierdas que atraiga al centro". Difícil tarea, pero
es evidente que el centro, ese centro político tan manoseado por los partidos
es todavía un terreno en el que se puede trabajar. El PP no ha conseguido
todavía aparecer como ese partido de centro que siempre quiso ser y el PSOE que
perdió a sus votantes socialdemócratas como consecuencia de la crisis quiere
recuperarlos de nuevo. En política nada es imposible, las elecciones europeas
han sido una buena prueba de ello. El nuevo líder del PSOE tiene a su favor
varias cosas: nunca ha gobernado, es un hombre joven y buen cartel electoral,
tiene a su partido detrás de él como una piña, y como decía ayer un tertuliano
en un programa de televisión: "la gente comienza a olvidar las
responsabilidades del PSOE en la crisis económica". El hueco de la nueva
izquierda ya está ocupado, el del inestable centro está ahí. El futuro y los
ciudadanos dirán quién es el nuevo inquilino de ese espacio político donde
siempre se ha decidido el éxito electoral.