.wikipedia.org/wiki/Guzm%C3%A1n_Urrero" data-mce-href="http://es.wikipedia.org/wiki/Guzm%C3%A1n_Urrero"> Guzmán Urrero, Director de la revista cultural y científica The Cult así como un extraordinario periodista. Como siempre y en estos casos fue gracias a mi gran amiga Beatriz Fuentes que me facilitó el contacto. Os dejo que disfrutéis con la misma tanto como lo he hecho yo.
¿Quién es Guzmán Urrero?
Un
periodista, apasionado por la cultura y la ciencia. Alguien que se
divierte con lo que hace, convencido de que el conocimiento y la
investigación nos mejoran individualmente y contribuyen a conseguir una
sociedad mejor.Si te
digo la verdad, tuve claro que mi vida estaría ligada al periodismo la
primera vez que entré a trabajar en una redacción. Ocurrió en la Agencia
EFE, donde debuté haciendo reportajes y acabé escribiendo sobre temas
que, curiosamente, se acercaban a esa otra vocación mía: el desarrollo
rural, el sector agrario y la vida en el campo.¿Qué tipo de estudios realizó y desde cuándo tuvo claro que su carrera iba enfocada al periodismo?Verás,
fue un proceso un tanto azaroso. En principio, mi vocación siempre ha
estado ligada a las ciencias naturales, en especial a la zoología. Si
embargo, hay ocasiones en que una profesión nos elige, sin que podamos
hacer mucho por evitarlo. Y ese fue mi caso con el periodismo. Al final,
hice la carrera, obtuve el doctorado, y desde entonces he ejercido este
oficio, especializándome en la divulgación cultural.Si
te digo la verdad, tuve claro que mi vida estaría ligada al periodismo
la primera vez que entré a trabajar en una redacción. Ocurrió en la
Agencia EFE, donde debuté haciendo reportajes y acabé escribiendo sobre
temas que, curiosamente, se acercaban a esa otra vocación mía: el
desarrollo rural, el sector agrario y la vida en el campo. Mi primer
director, José Luis Murcia, fue un maestro muy hábil y me enseñó mucho
dentro de esta especialidad.También escribe libros... ¿Qué nos podría contar de su primera novela? ¿Piensa seguir escribiendo?Escribí aquella novela, En torno al sombrío rey,
en colaboración, a una edad en que nadie debería escribir novelas ni
tomarse demasiado en serio. Tiene gracia, porque era una historia de
misterios medievales, que un buen amigo y yo completamos antes de que se
pusiera de moda este subgénero. La novela es un género de madurez, al
que espero volver con el tiempo.Por
lo demás, nunca he dejado de escribir. La mayoría de mis libros no son
de ficción. Se trata de biografías y estudios relacionados con el cine y
las artes visuales. El cine es otra de mis pasiones. Me ha
proporcionado una felicidad extraordinaria. Para quienes nos perdemos
dentro de una película, ir a una sala de cine o recuperar un clásico en
DVD es siempre una alegría.Fue algo formidable formar parte del equipo de colaboradores de Cuadernos Hispanoamericanos, una revista cultural que se publica desde 1948, y por la que ha desfilado lo más granado de la cultura en español. ¿Qué destacaría de sus colaboraciones en Cuadernos Hispanoamericanos o en ABC?Llegué a la revista Cuadernos Hispanoamericanos
gracias a su director, el escritor y ensayista Blas Matamoro. Blas es
la persona más sabia que conozco. Además de un amigo, es un intelectual
muy respetado tanto en España como en Hispanoamérica, y para mí siempre
ha sido un modelo a seguir.Fue algo formidable formar parte del equipo de colaboradores de Cuadernos Hispanoamericanos,
una revista cultural que se publica desde 1948, y por la que ha
desfilado lo más granado de la cultura en español. Allí pude entrevistar
a figuras como el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, el científico y
ganador del premio Pulitzer Douglas Hofstadter, el actor Francisco
Rabal, el poeta Francisco Brines o el compositor Antón García Abril,
entre otras muchas personalidades.Colaborar con ABC
fue otra magnífica experiencia. Durante años, escribí sobre cine en el
suplemento cultural. Allí me sentí como en casa. De niño, leía "Gente
Menuda", el suplemento infantil que el periódico recuperó en 1976, y
luego me fui aficionando a leer el diario, que siempre tuvo un nivel
literario muy elevado. No en vano, han pasado por sus páginas
colaboradores como Azorín, Unamuno, Pérez de Ayala o Julio Camba. Es un
diario en el que, además, uno podía encontrarse artículos de figuras tan
diversas como Marcelino Camacho, Rafael Alberti o Jaime de Armiñán. Por
otro lado, la "tercera página" de ABC es un referente para todos los que nos dedicamos a esta profesión.La
calidad de una revista de este tipo depende del rigor periodístico, el
prestigio de los colaboradores y la visibilidad internacional. Para
ello, debemos gestionar el nivel y el flujo de las colaboraciones y
cuidar su proyección en otros países, dado que una parte muy
significativa de nuestra audiencia vive en países como México, Colombia,
Perú, Argentina o Estados Unidos.Y una gran página... THE CULT (www.thecult.es), donde combina todo lo anteriormente citado...Es cierto, Eva, ahí se combina todo. Una cosa llevó a la otra. La experiencia de colaborar con Cuadernos Hispanoamericanos, con el Instituto Cervantes y con el suplemento cultural de ABC fue lo que condujo a la creación de THE CULT, una revista de divulgación cultural y científica que lleva ocho años en la red.Fue
Javier Sánchez Ventero, un ingeniero con un gran conocimiento de las
humanidades, quien diseñó conmigo el proyecto. Sin su tesón y sus
intuiciones, THE CULT no existiría. Aunque él tiene una formación
científica muy superior a la mía, comparto con Javier el interés por la
ciencia y la cultura, y desde el principio hemos estado de acuerdo en
que la línea editorial debía centrarse en la divulgación. En este
sentido, creo que la revista sirve de punto de contacto entre las
ciencias, el arte y las humanidades.En
un mundo cada vez más especializado, defendemos que la ciencia forma
parte de la cultura y que ambas deben estar vinculadas. Por otro lado,
estamos convencidos de que la cultura y la ciencia son tratadas en
nuestra revista de forma amena e incluso divertida.La experiencia de colaborar con Cuadernos Hispanoamericanos, con el Instituto Cervantes y con el suplemento cultural de ABC fue lo que condujo a la creación de THE CULT, una revista de divulgación cultural y científica que lleva ocho años en la red.¿Qué podría destacar de ella y que trabajo hay detrás de la misma?Cuando
lanzamos el proyecto en 2006, Javier y yo quisimos trasladar al medio
digital el mismo nivel de exigencia que es propio de las revistas
impresas. En este sentido, la labor de edición, incluido el proceso de
revisión, es similar a la que puede haber en un suplemento, en una
revista científica o en una cabecera cultural.El
contacto con los colaboradores es constante. Más allá de la
presentación gráfica, lo relevante son los contenidos. No queremos
defraudar nunca a los lectores, y por eso procuramos que en THE CULT
participen las mejores firmas, con el máximo rigor pero sin perder nunca
esa amenidad a la que antes me refería.La
calidad de una revista de este tipo depende del rigor periodístico, el
prestigio de los colaboradores y la visibilidad internacional. Para
ello, debemos gestionar el nivel y el flujo de las colaboraciones y
cuidar su proyección en otros países, dado que una parte muy
significativa de nuestra audiencia vive en países como México, Colombia,
Perú, Argentina o Estados Unidos.
La revista cuenta con secciones dedicadas al mundo del libro, el cine,
la música, la fotografía, la historia, el cómic, la televisión, el
diseño, el arte y la ciencia. Asimismo, THE CULT tiene un apartado
dedicado a las entrevistas.¿A qué público va dirigida?Escribimos
para un espectro de lectores muy amplio. No somos un medio elitista o
minoritario. En contra de lo que suele decirse, las revistas de
divulgación tienen un gran seguimiento en España. Si nos fijamos en las
publicaciones impresas, cuatro de las diez revistas mensuales más
vendidas en España pertenecen al área de la divulgación científica y
cultural. Pese a las apariencias, en las redes sociales sucede lo mismo:
la publicación española más seguida en Twitter no es un periódico
deportivo ni una revista rosa, sino una revista de divulgación
científica.Todo ello debe llevarnos
al optimismo. Hay un público curioso e inquieto, con afán por conocer y
por descubrir, abierto a las sugerencias que puedan llegarle a través de
un medio como THE CULT.Nos gusta
pensar en lo que espera de nosotros nuestra audiencia. Diariamente
buscamos las temáticas emergentes, y procuramos satisfacer a cada uno de
esos miles de lectores que disfrutan con el arte, con la cultura o con
las novedades científicas.En
contra de lo que suele decirse, las revistas de divulgación tienen un
gran seguimiento en España. La publicación española más seguida en
Twitter no es un periódico deportivo ni una revista rosa, sino una
revista de divulgación científica.¿Qué secciones podemos encontrar en la revista?Aparte
de las columnas semanales de colaboradores de prestigio, la revista
cuenta con secciones dedicadas al mundo del libro, el cine, la música,
la fotografía, la historia, el cómic, la televisión, el diseño, el arte y
la ciencia. Asimismo, THE CULT tiene un apartado dedicado a las
entrevistas. Este último es un género que nos gusta muy especialmente.¿Cómo podría promoverse esta página dentro del mundo de las bibliotecas y de la cultura en general?Dentro
del mundo cultural, sobre todo en campos como el editorial, el
artístico y el audiovisual, nuestra estrategia consiste en ganarnos la
confianza de los agentes de esa industria: editores, distribuidores
cinematográficos, galeristas, museos... Procuramos establecer con ellos
una línea continuada de colaboración, porque somos conscientes de que
nuestra labor, en cierta medida, es la de intermediarios en la promoción
de iniciativas culturales, científicas y educativas.En
más de una ocasión, nos hemos involucrado en la promoción de la lectura
en las bibliotecas públicas. Entendemos que esa es una labor
prioritaria, y para ello hemos cuidado los espacios que dedicamos al
mundo del libro, y más específicamente, al libro infantil y juvenil.Como
un medio que canaliza y recomienda lecturas, entendemos que esa
asociación con las bibliotecas es muy beneficiosa para ambas partes.¿Cuál es el futuro de THE CULT? ¿Seguirá creciendo?Sin
duda. Año tras año, al mismo ritmo que la audiencia, crece el número de
colaboradores, y este es un punto clave para nosotros. Pretendemos
contar con los mejores especialistas en cada campo, y así mantener una
oferta atractiva que se amplíe de forma constante.Por
otro lado, queremos que THE CULT ejerza su labor divulgativa más allá
del periodismo, y en este sentido, también estamos desarrollando
proyectos en el terreno asociativo.En
más de una ocasión, nos hemos involucrado en la promoción de la lectura
en las bibliotecas públicas. Entendemos que esa es una labor
prioritaria, y para ello hemos cuidado los espacios que dedicamos al
mundo del libro, y más específicamente, al libro infantil y juvenil.Desde el punto de vista de un periodista tan cualificado como usted, ¿cómo ve el mundo literario de hoy día?Lo
veo con optimismo. El panorama de autores consagrados permite a los
lectores disfrutar de narradores tan variados como Ignacio Martínez de
Pisón, Javier Marías, Mario Vargas Llosa, Rafael Chirbes, Enrique
Vila-Matas o Juan Marsé, por citar solo a unos pocos. Y el aluvión de
nuevos talentos es igual de valioso.El
problema es de otra índole. En España ha aumentado el número de
lectores. Si no me equivoco, los índices de lectura llegan al 63%, no
muy lejos de la media europea. Pero si nos fiamos de las cifras, quienes
compran dispositivos de lectura digital optan masivamente por la
piratería de los contenidos.El 68%
de los usuarios digitales no paga por lo que lee. Gasta su dinero en
tabletas o lectores electrónicos, pero luego se descarga los libros sin
pagar un euro. Eso es una tragedia para el mundo editorial, y sobre
todo, para las miles de personas cuyo sueldo depende de la producción de
libros.Los promotores de la
piratería defienden un cambio en el modelo de negocio, pero lo cierto es
que en la venta de libros no hay alternativas más allá de la
autoedición. Como dice Astra Taylor, la cultura libre, como la comida
barata, tiene costes ocultos.Si
pretendemos que el libro digital cueste lo mínimo, tendremos que
prescindir de editores, de traductores, de correctores... Y eso, desde
el punto de vista humano y cultural, resulta dramático, sobre todo
teniendo en cuenta las reducidísimas plantillas de la mayoría de las
editoriales, con sueldos cada vez más bajos.Imaginemos
que un libro digital costara solo un euro. Las descargas gratuitas
seguirían siendo una alternativa más tentadora para la mayoría.¿Es
mejor una sociedad que elige no pagar a los profesionales de la
cultura? Ciertos gurús, patrocinados por compañías tecnológicas, han
hecho creer a muchos que cobrar por un trabajo cultural es malo, y eso
me parece aberrante. Eso por no hablar del arsenal de ideas demagógicas
que se utiliza en estos casos.La
piratería es un problema terrible, de muy difícil solución, pero tiene
propagandistas, que se han ocupado de normalizarla desde sus blogs y
también desde los medios de comunicación.Si
pretendemos que el libro digital cueste lo mínimo, tendremos que
prescindir de editores, de traductores, de correctores... Y eso, desde
el punto de vista humano y cultural, resulta dramático, sobre todo
teniendo en cuenta las reducidísimas plantillas de la mayoría de las
editoriales, con sueldos cada vez más bajos.¿Qué consejo le daría a un joven que quiere dedicarse al mundo del periodismo?Que
lo elija por vocación y que estudie constantemente. Este es un oficio
duro y mal pagado, con unas dramáticas cifras de desempleo, que irán a
más aunque pase la crisis, precisamente por culpa de la reconversión
digital, por la mala gestión publicitaria y por la escasez de buenos
empresarios periodísticos.Al mismo
tiempo, es un trabajo hermoso, en el que uno aprende día a día. Tomar el
pulso de la sociedad, documentarse en profundidad y vigilar aquello que
no funciona son tres hábitos imprescindibles en cualquiera que se
considere periodista.Por otro lado,
espero que una consecuencia inesperada de la crisis sea la reordenación
del sector, sobre todo en el ámbito digital. Llevamos años prescindiendo
de la excelencia y ya es hora de volver a la prensa de toda la vida. Me
refiero a esa tradición del gran reportaje, de la noticia descubierta
en la calle y de las crónicas con calidad literaria.En
este sentido, a ese joven periodista le daría otro consejo: que no
caiga en el sectarismo, incluso aunque parezca forzado a ello. Tal y
como está configurado el sector, los periodistas se han politizado hasta
extremos lamentables, convirtiéndose en una especie de portavoces
ideológicos, fáciles de manipular e incapaces de salirse de ese
engranaje que hoy enfrenta a la sociedad. Espero que los jóvenes sepan
escapar de esa malísima costumbre y se independicen de los poderes
políticos. Uno puede preferir al partido en el Gobierno, a uno de la
oposición o incluso a uno que vaya contra el sistema, pero eso no
debería condicionar su desempeño profesional. Política y periodismo son
cosas muy distintas, y en contra de lo que creen algunos, forman un
nefasto matrimonio.Tomar
el pulso de la sociedad, documentarse en profundidad y vigilar aquello
que no funciona son tres hábitos imprescindibles en cualquiera que se
considere periodista.¿Cuál es su percepción como periodista sobre las bibliotecas?Las
bibliotecas son imprescindibles para el periodista. Son un centro de
consulta, de aprendizaje y de investigación, y si un reportero no las
visita a menudo, seguramente es un mal reportero.Al
margen del periodismo, sí que puedo decirte que no puedo pasar más de
una semana sin entrar en una biblioteca. Se me ocurren pocos lugares más
importantes en mi vida.Las
bibliotecas son imprescindibles para el periodista. Son un centro de
consulta, de aprendizaje y de investigación, y si un reportero no las
visita a menudo, seguramente es un mal reportero.¿Qué piensa de las redes sociales aplicadas al periodismo y a la cultura en general?Los
foros y las redes sociales son un instrumento fabuloso para entrar en
contacto con otros colegas y profesionales. Las redes sociales también
son un buen medio de difusión de contenidos y pueden servir como fuente,
pero por otro lado, ciñéndome a tu pregunta, jamás deben sustituir al
periodismo.No creo en eso que se
llama periodismo ciudadano. Un buen periodista está adiestrado para
filtrar los datos, para investigar lo que en ellos hay de cierto, para
narrar de forma rigurosa la noticia y para recurrir a los especialistas
que pueden calibrar sus consecuencias. En cambio, un tuitero o un
testigo ocasional, pese a su posible talento, son libres de confundir la
realidad con sus impresiones, con sus prejuicios o con sus deseos.
Carecen de compromisos, para lo bueno y para lo malo.Un
banner ingenioso o un tuit que se vuelva viral, a veces difundiendo un
rumor falso, jamás equivaldrán a un buen trabajo periodístico. E insisto
en que ese trabajo debe ser bueno, porque desgraciadamente, sobre todo
en internet, nos hemos instalado en un periodismo frívolo, manipulador y
sectario, que yo aborrezco. Hay excepciones importantes, y eso me hace
albergar muchas esperanzas.Por otro
lado, aunque uso Facebook y Google Plus de forma habitual, no soy
partidario de que el periodismo y la cultura se dejen tentar en exceso
por los cantos de sirena de las redes sociales. Al final, estamos
consiguiendo que gigantes comerciales como Facebook se alimenten con
esos contenidos que allí enlazamos, facturando enormes cifras
publicitarias gracias a ello.Facebook
es un espléndido lugar de encuentro y un razonable instrumento de
marketing, pero no debería ser un espacio donde la gente eche un vistazo
a titulares sin visitar los medios donde éstos se han generado. Por eso
soy escéptico con los excesivos esfuerzos que muchas empresas
periodísticas y culturales dedican a las redes sociales, desatendiendo
cuestiones más relevantes.No
creo en eso que se llama periodismo ciudadano. Un buen periodista está
adiestrado para filtrar los datos, para investigar lo que en ellos hay
de cierto, para narrar de forma rigurosa la noticia y para recurrir a
los especialistas que pueden calibrar sus consecuencias. En cambio, un
tuitero o un testigo ocasional, pese a su posible talento, son libres de
confundir la realidad con sus impresiones, con sus prejuicios o con sus
deseos. Carecen de compromisos, para lo bueno y para lo malo.¿Qué piensa de Alquibla (www.alquiblaweb.com) como página de difusión de la cultura?Alquibla
me parece una página magnífica, en la que se transmite pasión por el
mundo bibliotecario. Para quienes amamos las bibliotecas, es un
referente, y precisamente por eso creo que desarrolla una labor cultural
muy loable. Me interesan especialmente los artículos dedicados a
bibliotecas específicas. Algunas de ellas han sido todo un
descubrimiento para mí.