La
última aparición mariana aprobada por el Vaticano ocurrió en Venezuela.
Cuando visité la gruta no pude ver luces bailando, ni escarcha, ni
curaciones milagrosas,… sólo fui testigo de una profunda paz que se
respira en ese lugar.
En
el aire flotaba un penetrante olor a flores; un coro entonaba
alabanzas; cientos de luces se desprendían del suelo… Era como si los
ramos traídos por los feligreses, las gargantas de jóvenes cantantes y
las velas de quienes suplicaban por un milagro intentaran repetir los
sucesos que rodearon la aparición de la Virgen María el 25 de marzo de 1976, en la finca Betania, ubicada cerca de la población de Cua del estado Miranda, en Venezuela.
Tuvieron que pasar 21 años para
que en 1987 la iglesia católica, tras un arduo proceso de certificación
de testimonios de curaciones milagrosas, autentificara oficialmente como
ciertas las apariciones en suelo venezolano.
El acceso a la gruta de Betanía
se vio congestionado desde tempranas horas del domingo por una larga
cola de vehículos que esperaban con paciencia el ingreso al lugar.
Se espera que para el año entrante se amplíen los estacionamientos
aledaños a la finca, gracias a los trabajos de remozamiento del
Santuario por parte de la Corporación Mirandina de Turismo (Corpomintur). Para estos trabajos se está invirtiendo 800 millones de bolívares.
Luego de atravesar un puente instalado sobre un río, los visitantes
se encontraron con una larga pared cubierta con placas y recuerdos de
agradecimientos por favores concedidos.
Cargados de botellas de plástico de varios tamaños, miles de niños,
jóvenes y adultos, hicieron largas colas bajó un sol inclemente para
poder llevar a casa un poco del agua de la cascada donde hace 31 años la
vidente María Esperanza Medrano de Biachini, fallecida en el 2004, vio
por primera vez una figura de mujer que se identificó como la madre de
Jesucristo, bajo la advocación de Reconciliadora de todos los Pueblos y
Naciones.
Al lado de la gruta de la
aparición una capilla construida con alto techo y sin paredes, por
sofocante calor de la zona, sirvió de recinto para una vigilia que
comenzó a las 12 de la noche del sábado y que se extendería todo el
domingo con la celebración de varias misas.
Al mediodía del domingo se efectuó una de estas liturgias
especiales, efectuadas por el aniversario de las apariciones, presidida
por el Obispo de los Teques, Monseñor Freddy Fuenmayor.
“Por favor madre, salva a mi
hija”, “Gracias María por hacer que volviese a caminar”, “Pido fuerzas
para soportar la muerte de mi hijo”, son sólo algunas de las oraciones
que elevaban los peregrinos llegados varias partes del país y hasta del
exterior para proclamar su fe en aquel rincón del municipio Urdaneta en
los Valles del Tuy.
Entre los asistentes también se encontraba un grupo de personas rescatadas por la misión Negra Hipólita quienes agradecían a la Virgen el milagro de retomar su vida luego de haberla extraviado por las calles.
Para todos ellos no importó las
colas, no importó el calor, no importó la aglomeración de personas… Para
quien recibió o espera un milagro la fe es su único sustento, su única
esperanza.
No creo que la Virgen necesite el aval del Vaticano para visitar la tierra. Aunque la aparición de Betania es la más reciente aprobada por la Iglesia Católica,
creo que hay muchas experiencias de creyentes en la madre de Dios que
no son reseñadas y otras que aunque certificadas quizás sean falsas. El
corazón de cada quien debe ser el guía, en el camino de la fe.