. Pero
lo que está sucediendo actualmente en el mundo árabe no sólo contradice lo
dicho por el que fuera profesor de Harvard, sino que a su vez nos recuerda
algunos momentos ya vividos por Occidente y particularmente por Europa, pues
allí no se trata solamente de la lucha
por ciertos derechos civiles y políticos, sino, también, como sucede en algunos
países como Arabia Saudita, de la relación entre el poder político y el
religioso.
Cicerón
llegó a decir que sólo siendo esclavos de las leyes seríamos libres, idea que desarrollaron posteriormente varios pensadores
hasta llegar a la afirmación de Hegel
de que la libertad se concreta en
el Estado. Pero para que el Estado y la ley positiva, como resultado de la
continua interacción social, jugara el papel que llegó a tener en Europa en los
siglos XVII , XVIII y XIX, tuvo que vérselas durante mucho tiempo con el poder
eclesiástico. Prueba de ello, por ejemplo, es la consabida creación de La Iglesia
Anglicana cuando Enrique VIII se proclamó jefe supremo de la iglesia de
Inglaterra, tras la negativa de Clemente VII de declarar nulo su matrimonio, o
aquella también famosa frase de Enrique IV de que “Paris bien vale una misa”,
cuando éste tuvo que abrazar la religión católica para poder acceder al trono
de Francia.
El
trato que se les dispensa a las mujeres en Arabia saudita, país que abarca la
mayor parte de la península arábiga y que
fue el origen de aquellos beduinos y tribus nómadas que se esparcieron por el
norte de África y por países como Jordania,
Siria e Irak, y especialmente la sentencia ( fatwua) o prohibición que pesa sobre ellas de manejar
un automóvil, ha puesto de manifiesto este difícil tema de la influencia
religiosa en los gobiernos árabes. El 06 de noviembre de 1990 alrededor de 30
mujeres sauditas, enfundadas en sus acostumbrados mantos negros (abayas) y con sus
rostros cubiertos por los tradicionales niqabs
(que apenas dejan ver sus hermosos ojos), condujeron de forma desafiantes sus carros por
las calles de Riad. De la misma manera, Manal al Sharif, una consultora
informática de 32 años, fue encarcelada el 25 de mayo por promover el
movimiento Women2Drive (mujeres al volante) a través de Facebook y YouTube,
donde había colocado un video en el que aparecía al volante de su auto. Y el
día 17 de este mes, alrededor de 70 mujeres desafiaron una vez más a las
autoridades al recorrer con sus vehículos las diferentes calles de la capital en lo que han llamado el “día de la conducción”,
sin importarles la campaña que se había desatado a través de las redes sociales
donde se llamaba a los hombres a golpearlas.
Para
muchos, la igualdad entre hombres y mujeres está consagrada en el Corán, el
libro sagrado que le fue revelado al profeta Muhammad (Mahoma) entre los años
610 y 632 de la era cristiana. Y aparentemente en ningún lugar está escrito que
las mujeres no pueden votar ni salir solas (sin la compañía de un varón), y que
deben tener un tutor encargado de darles
permiso para realizar algún trámite o solicitar trabajo. Sin embargo, los
Imanes y clérigos conservadores continúan
alentando estas prácticas a través de sus fatwuas y las diferentes interpretaciones
que hacen del libro sagrado, en lo que aparentemente constituye un esfuerzo por
defender la cultura patriarcal que ya existía entre los árabes cuando hizo su
aparición el Islam.
El
caso es que el rey Abdullah, que es
considerado un gobernante reformista, ya que se ha mostrado más de una vez a favor de la igualdad de derechos entre los hombres y
las mujeres, suscribiendo compromisos internacionales a este respecto, como la
ratificación de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW), y quien había visto cierta oportunidad de continuar introduciendo
más mejoras en ese sentido, sobre todo a raíz de la reacción contra los
islamistas ultraconservadores que se originó después del 11 de septiembre de
2001 – incluso nombró algunas mujeres en su gabinete de gobierno y
fundó en el año 2009 la Universidad Rey
Abdullah de Ciencia y Tecnología, la primera universidad mixta en Arabia Saudita
– , ahora,
y por los vientos de cambio que soplan en el mundo árabe, es poco probable que se
atreva a seguir desafiando a los clérigos conservados y a la Mutawa (policía
religiosa). Por ello, no es muy descabellado afirmar que las mujeres, que
constituyen el segmento más preparado de Arabia Saudí, seguirán trasladándose en taxi, aunque esto
constituya paradójicamente un delito contra la purdah (separación de hombres y
mujeres) y se sigan exponiendo a todo tipo de peligros al viajar solas con un
taxista en un país donde las violaciones hasta ahora han sido siempre culpa de
las víctimas.