. Con esto se nos recuerda que haga lo que haga, aunque asesinara a una persona, nadie podría detenerle, juzgarle y condenarle, puesto que no puede exigírsele responsabilidad alguna por sus actos. Esto, en sí mismo, tiene todo el aspecto de ser una barbaridad y un anacronismo. Es una barbaridad porque decir que un ser humano, sea quien sea, queda exento de cumplir las leyes que nos permiten ser una sociedad humana, es como pretender que hay excepciones a la existencia misma de lo humano. Pero, además es un anacronismo que en las sociedades modernas avanzadas, con un marco jurídico basado en la justicia, igualdad y legalidad, mantengamos una institución que nace con las sociedades imperiales y prosigue con las estamentales.
En el imperio romano, el Patricio era un ser supremo e inviolable. Lo era en el sentido más literal de la palabra: nadie podía violar sexualmente a un Patricio. Sin embargo, él, podía violar sexualmente a todo aquel ser humano que estuviera bajo su fuerza y dominio, ya fuera mujer, hombre, niño o anciano. Todos podían ser violados sexualmente y estaban a su entera disposición, mientras él era el único violador por naturaleza. En las sociedades estamentales, en Europa la feudal, el Señor era el violador por excelencia, hasta el punto de llegar a estabilizar su derecho con la famosa “pernada”. Todos pueden ser violados por él, ninguno puede violarlo a él, este es el resumen de los imperios y las sociedades estamentales, de ahí que exista una persona “inviolable” como el Rey indica que el resto somos “violables”. Es un anacronismo y una barbarie legal.
Se podría decir que el Rey es inviolable mientras el resto somos violados sistemáticamente por una estructura social y política diseñada para satisfacer los apetitos y pulsiones físicas, biológicas y sensuales de una élite, casta llaman algunos hoy, que viven a costa de los sufrimientos, de las violaciones sistemáticas, de la inmensa mayoría de la población. La inviolabilidad penal del Rey es el indicio de la inmoralidad de esta sociedad en la que millones de seres humanos ven violados sistemáticamente sus derechos y sus propios cuerpos. Desde el punto de vista de los derechos humanos, un régimen político que sustenta la irresponsabilidad penal de uno de sus miembros es una aberración moral y debe ser derrocado para que la dignidad humana pueda, simplemente, ser afirmada. Como bien sabían los griegos, los hombres somos morales por ser mortales, sólo los dioses in-mortales son in-morales. La moralidad tiene su base en la responsabilidad; un régimen sin responsabilidad es inmoral. Creo que uno de los pocos verdaderos filósofos españoles, Ortega y Gasset, tenía en mente esta idea cuando gritó su Delenda est monarchia!