Emprender
un negocio por cuenta propia es una de las decisiones más difíciles para una
persona, ya que significa enfrentar y superar muchas barreras, avanzar con un
alto costo de sacrificio personal y familiar, bregar contra situaciones
fácticas que no aparecen visibles hasta que te toca enfrentarlas. Ser
emprendedor en Chile es realmente heroico porque en nuestra cultura el
emprendimiento no está reconocido en todo su valor económico y social.
De
partida, la educación busca producir mano de obra para que se emplee en una
empresa u organización pública. Buscar
un buen empleo es el norte de la educación actual que genera exageradas expectativas
en las profesiones tradicionales, en tanto se menosprecia lo técnico y la
actividad comercial independiente. La escuela no forma
jóvenes en una doctrina de esfuerzo, de rigurosidad. Muchos derechos y
pocos deberes, sin capacidad para correr riesgos, con poca tolerancia a la
frustración. La gran mayoría quiere que le den un trabajo bien pagado, pero no aspira
a generar su propio proyecto. En las
Universidades las carreras de Ingeniería Comercial forman profesionales que
puedan incorporarse a empresas establecidas, buscando ascender rápido.
Cuando
alguien emprende un proyecto lo primero que debe afrontar es una pesada
burocracia que en nada ayuda al nacimiento de nuevos negocios. Lo más fácil es
el inicio de actividades ante SII, que también da la opción de contabilidad
simplificada. Pero, para colocar un local se tropieza con requerimientos
municipales para obtener la patente, certificaciones sanitarias y de seguridad.
Luego viene el tema financiero y allí el emprendedor que se inicia, al no tener
antecedentes, no es sujeto de crédito; debe caminar por las altas tasas de los
créditos de consumo y tener siempre involucrado en su negocio su patrimonio
personal y familiar. Los bancos actúan sobre los emprendedores con criterio de
cero riesgo y los recargan con intereses y comisiones a nivel de usura. Pobre
del emprendedor que sufra algún traspié, porque le caen encima los servicios de
cobranza que actúan como si se tratase de un delincuente, con acosos
telefónicos y amenazas de embargo. Cuando el emprendedor cree en su proyecto y
se las juega por él, tiene que soportar
los abusos de los supermercados que les pagan a 120 o 150 días. Si el producto
de un emprendedor tiene una buena performance en el supermercado viene la
retorsión para que el innovador resigne su marca para que le impongan la del
supermercado, vendiendo así, muchas veces, la primogenitura por un plato de
lentejas. Si el emprendedor esquiva a las grandes tiendas y quiere vender en
forma directa, debe entrar en el circuito del pago electrónico, incorporar
tecnología y generar un marketing moderno a través de las redes sociales. Allí
puede haber un espacio menos agresivo, pero para subir a ese tipo de negocios
hay que invertir en servicios adecuados de conectividad.
Instalado
contra viento y marea en su negocio, el emprendedor que paga impuestos
sagradamente, tiene ahora que enfrentar al “mall la cuneta”, instalado en su
propia vereda, con la anuencia o vista gorda de las autoridades locales. Cuando
un emprendedor pasa por este campo minado y sobrevive, aunque sea empatando, es
en sí un logro gigante. Porque las ayudas de fomento que Chile ha tenido han
sido ideadas para que ganen las consultoras intermediarias y no el usuario. Les
dan subsidios para que pague asesorías que no necesita o que son entregadas por
gente sin experiencia que poco aportan a su proyecto.
Al
final, el emprendedor saca fuerzas de
flaqueza, echa mano a su amor propio y sale adelante. Como guinda del pastel,
tiene que resistir la ácida crítica de los resentidos de siempre, que envidian sus logros, pero que no mencionan
su esfuerzo. Total, los emprendedores, siempre se reinventan, tienen cuero duro y salen adelante, dando
empleo, aportando desde su pequeño boliche para que la economía funcione y se
genere en su círculo, por pequeño que sea, la felicidad de haber logrado sus
metas sin fregar a nadie.
Periodismo
Independiente, 26 de mayo de 2014. @hnarbona en Twitter.