Este día cumple años mi hermana Catalina, llega a 52 primaveras y de inmediato recuerdo cuando ella con gran curiosidad le preguntaba a mi Padre quien recién cumplía 50 años, que se sentía alcanzar esa edad, que se sentía llegar al "toleco" y la respuesta de papa fue "...Mira hija se siente feo, pero más feo se ha de sentir no llegar" Comento esto pues Katy fue la hija pero también la compañera de labores de mi Padre, durante muchos, muchos años; al grado de ser ella la artífice de la sobre vivencia de esa oficina durante el lapso de la enfermedad de Papa, todavía más, ella afrontó por si sola los gastos de su enfermedad y hasta hoy sigue al frente del sostén de mi Madre.
Mi hermana es una mujer enamorada del conciliar, enemiga de la confrontación pero firme y decidida cuando agarra una causa, es de esas mujeres que rara vez se le ve perder la fachada habitual por causa del dolor, de esos seres que sufren en silencio, pero se da tiempo para ser expresiva y agradable cuando de demostrar el cariño se trata.
A Katy le rodean dos luces, que la alientan a seguir en la lucha diaria cuando el camino se pone difícil, son Irais e Ivonne, sus jovencitas, hay veces que uno quisiera decirle como manejar su relación de Madre a Hijas, es fácil aventurarse y dar cantidad sin saber lo que esta realmente en la registradora, al final solo ella sabe lo que estira la cuerda. Mi hermana quedo viuda desde muy joven, Abel su pareja desde muy joven nos abandono, dejo un profundo dolor en toda la familia, es inimaginable el pesar que dejo en la licenciada esa ausencia que ella ha sabido llevar con gran dignidad, venerando un recuerdo que día a día a sabido inculcarles a sus jóvenes retoños.
Mi hermana tiene muchas amigas y amigos, no enumero ninguno, cometería la falta de más de alguno de ellos, veo como la quieren, veo como la cuidan, sin duda y sin menosprecio es por el merito propio de ella, de Katy, que tiene ese gran don de saber querer y demostrarlo, de entenderse solidaria y hacerlo, de compartir con quienes la rodean los momentos felices y los que no lo son, de tener el gusto y compartir el disgusto, la quieren y ella se lo ha ganado, por ser simplemente así, como es, buena amiga en toda lo extenso de la palabra.
Coco Murillo, mi Madre, camina por la vida con el recuerdo imborrable de su pareja, de mi Padre Wintilo y tengo bien claro que ha podido sobrellevar la pena de la ausencia, en mucho, por la cercana presencia de Catalina, la hija siempre presente cuando se necesita una palabra, un consuelo y lo más extraño es que entre ellas se pueden comunicar hasta sin expresar palabra alguna, de esa dimensión es su entendimiento.
Para mi, el contar con ella, ha sido y es fundamental, recorro las veredas de la vida y se que cuento con ella, solidaria, firme, dispuesta. De verdad, cuanto le debo a Dios por tenerla como hermana, desde muy joven, desde estudiante, siempre Catalina apoyando, siempre presente, desde el llamado a la prudencia, hasta el consejo bien intencionado, siempre conmigo, por eso hoy quisiera de corazón pedirle al creador me ayude y me permita estar a la altura y a la circunstancia para responder a esa mujer a la que quiero tanto, a ese ser que llevo en mi, cerca muy cerca del alma, esa Hermana que no merezco, pero sin embargo el Gran Arquitecto del Universo me envió.
Hermana en este día quiero decirte que te amo, que te quiero, que siempre estas en mi pensamiento, en mi recuerdo y en mi corazón.