.De tal forma, en el mundo griego, la lechuza representaba la sabiduría y la prudencia, siendo adoptada como emblema o atributo de la diosa Atenea. Para quienes eran ajenos a dicho ámbito cultural o religioso, el símbolo mantenía entonces su boca sellada y no era reconocido. Citemos el símbolo egipcio delouroboros, serpiente que se muerde la cola que simboliza la eternidad; en otras claves, este símbolo representa el eterno retorno de los ciclos, el renacer interior, el proceso alquímico, la unidad, etcétera.
LechuzaUna característica común de las culturas antiguas, consistía en la utilización para componer sus símbolos de imágenes y patrones poderosos que rebasaban el ámbito individual y los límites propios de su cultura. A menudo, dichos símbolos se insertan en un orden universal, arquetipico o atemporal, el cual es patrimonio del conocimiento humano, tal como ya demostraran C.G.Jung, Micea Eliade, Erich From y Gilbert Durand. Podríamos citar entonces, la espiral como símbolo del camino evolutivo, el laberinto como búsqueda del propio centro, el Yin-Yang como armonía de los opuestos (Yin representa lo negativo, oscuro y pasivo, mientras que Yang se refiere a lo positivo, luminoso y activo), el ave fénix como símbolo de la renovación y capacidad de resurgir de las propias cenizas, la Madre Tierra como gran ser vivo que cuida de las especies que lo habitan, etcétera.
Más allá de los símbolos creados de modo individual o por convenio entre grupos culturales o religiosos o sociales, podemos afirmar que los símbolos arquetípicos o universales constituyen la representación de una idea profunda: rebasan las características propias de un icono o emblema, alejándose de la forma aparente para captar las esencias.San Cristobal y Anubis_00Los símbolos son propios del ser humano, pues ya formaban parte del lenguaje en las culturas prealfabetizadas; no en vano, las imágenes siempre fueron el modo más directo de transmitir las ideas, estuvieran esculpidas en el dorso de un menhir o en la portada de una catedral gótica. Véase si no, la pervivencia de algunos símbolos que se han trasvasado de una a otra cultura o religión: el crismón, como metamorfosis del Anjegipcio; el Santo Grial, que aparece igualmente en la tradición cristiana y en el ciclo artúrico; el San Cristobal cinocéfalo como transposición del Anubis egipcio que acompaña a los muertos a la otra orilla.Dicen que los grandes autores no se limitan a escribir con un sentido literal, pues entre líneas de sus obras se adivina un aspecto simbólico.A diferencia de un signo, que tiene un significado literal asumido por convenio, elsímbolo es una figura literaria que añade al texto un significado oculto que no se advierte a primera vista, ya se refiera a un objeto, concepto, o la cualidad de un personaje. Por ello se relaciona a la balanza con la equidad o la justicia, y a la espada con la rectitud o la fuerza de voluntad.Muchos autores han reiterado temas que eran objeto de su preocupación, alcanzando el rango desímbolos de su literatura. Tal es el caso de Jorge L. Borges cuando escribe sobre la idea recurrente del tiempo y su carrera fugaz; del infinito y el universo insondable como símbolos de eternidad; de los laberintos y las bibliotecas como símbolos de la imposibilidad humana de alcanzar la sabiduría total; y de los espejos, los cuales devuelven al hombre la imagen de su realidad, o tal vez, de su etérea vanidad. También se han utilizado símbolos en la literatura que inconscientemente forman parte de un arquetipo universal, tal como puede observarse en la obra de Rabindranath Tagore “El Cartero del Rey”. En esta bella obra, que puede clasificarse en el género de la “poesía dramática”, el niño huérfano Amal, que tiene prohibido por el médico salir a la calle, sueña con ver mundo. Rabindranath TagoreEl Jefe del pueblo, el guarda, el lechero, la niña que vende flores y los chiquillos, todos vienen a hablarle ante su ventana pero él sigue recluido a causa de la enfermedad. Cuando se instala una oficina postal ante su casa, Amal desea convertirse en cartero para ir a cualquier lugar y sueña con recibir una carta del Rey. Es tal su convicción, que estando al borde de la muerte llaman a su puerta el Heraldo y el Médico del Rey. Ellos le anuncian la pronta visita del monarca. Por fin, Amal envía un mensaje al Rey pidiéndole que le muestre la Estrella Polar. El niño se duerme entonces y entra en un sueño del cual ya no despertará… En el momento de la muerte, el alma del niño, representada aquí por sus mejores anhelos (el Heraldo real) sale a su encuentro para llevarlo ante su soberano (el Rey), el espíritu. Los escritores modernos utilizan cualquier objeto para dar representación simbólica a sus pensamientos. Estos son símbolos individuales creados por convenio, al igual que ocurre en Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain, donde el río es una senda que discurre por tierras lejanas y puede llevarnos hacia la libertad, o bien, en Las uvas de la ira, de John Steimbeck en donde la mujer embarazada personifica la esperanza de un nuevo futuro.Entre otros ejemplos, para algunos autores las rosas rojas son símbolo de las emociones apasionadas que nos encadenan; el agua un elemento que limpia la conciencia de las impurezas vividas, a modo de un ritual de bautismo; la luna y la plata representan lo femenino, mientras que el oro y el sol figuran lo masculino; el color azul es la quietud mientras que el color violeta encarna lo místico. Por ello, como lectores, es necesario observar con atención los objetos que cada autor describe a menudo, las imágenes que utiliza, los coloridos y temas que reitera en sus escritos, a fin de reconocer su mundo simbólico.