. Es un libro difícil de definir: la temática no me ha resultado amena pero la forma de construirla me parece muy meritoria.
La sinopsis podría decir algo así: un grupo de cinco jóvenes, pendientes de ser llamados al frente durante la Primera Guerra Mundial, en su Hungría natal, se resisten a ser adultos. Para ello, crean un extraño universo, como si de una peculiar secta se tratara, en la que de manera clandestina beben, roban, acumulan sin razón objetos casi siempre inservibles y se inventan historias tan extravagantes como disparatadas. Se cruza en su camino, otro personaje aún más extraño, un extravagante actor que parece entretenerse con sus aventuras y que al final, es su ruina personal, casi tanto como la que representa él mismo.
¿Por qué me parece raro?Porque Sándor Márai pretende justificar la espiral tan incomprensible en la que entran sus protagonistas con su inminente y obligatorio abandono de la adolescencia. Fumar, beber, hablar de chicas que finalmente nunca se ligaron, entraría dentro de “lo normal”, pero hacernos creer que sí lo es, la disparatada escalada de robos en la que se adentran, es completamente absurdo, simplemente por el hecho de ser tan jóvenes.En el grupo se mezclan chicos de buena familia y humildes. Y ya desde el principio se puede adivinar que los recelos entre clases acabarán mal.Cada uno tiene su personalidad tan distinta como distante y también desde el comienzo, se está viendo venir que ese puzzle entre ellos no encajará. Más aún, Lajos, que perdió un brazo cuando luchó en el frente (el único que lo ha hecho). La experiencia de vida de este último, ni con mucho, puede estar al mismo nivel que varios de los que componen el grupo.El personaje del actor, personalmente, me produjo rechazo nada más aparecer, tan disparatado como desconcertante. No es razonable que Márai, nos presente a este grupo de chavales como adolescentes incautos e inocentes, porque ni la edad -parece que tuvieran ocho en vez de casi la mayoría de edad-, ni sus actitudes y acciones, corresponden a dichas etiquetas. ¿Lo que hacen es porque se rebelan contra el mundo adulto?… Todavía, tras reflexionar días después de concluir la novela, sigo pensando que no me creo la base de su trama.¿Por qué me parece a pesar de todo de calidad?Porque su habilidad para enredarnos en su historia es pasmosa. Pese a la lentitud del ritmo, en la introducción y desarrollo de la historia y las particulares de los chavales y del actor, así como de un perverso negociante de empeños -que al final resulta clave en el cierre del libro-,Márai maneja la escritura y la narración con portento y mucha elegancia, donde nada se llama como debería llamarse. De hecho, hace dudar al lector, haciéndole creer que no está entendiendo lo que está contando, porque si no… ¿a qué vendría tanto misterio, tanta atmósfera inquietante, sórdida y gris? Por ello, palia y con creces el escaso interés que por lo menos a mí, me despierta su historia.Así que una de cal y otra de arena para este “Rebeldes”, del que todavía no sé muy bien qué pensar.