.abc.es/20120619/economia/abci-donald-trump-espana-esta-201206191830.html" target="_blank" style="text-decoration: none; color: rgb(220, 0, 0);">ABC el 19 de junio de 2012 daba inicio el magnate Donald Trump a la oleada de ataques especulativos de los denominados como fondos buitre en España. Y a fe que han hecho bien su trabajo. Según estimaciones de la BBC, son ya más de 60.000 millones de euros invertidos en España por estos supuestos fondos de inversión que buscan una rentabilidad mínima del 15% en un plazo máximo de 3 o 4 años. Sus inversiones, aunque hay que llamarles por su nombre real, sus expolios, se han centrado en las empresas españolas que pasan por problemas de liquidez y que no pueden hacer frente a sus pagos. Esas mismas inversiones, en una situación de normalidad, les habrían supuesto a estos fondos una inversión entre 4 y 5 veces mayor para obtener rentabilidades medias del 3 o 5 por ciento anual. Pero su especialidad no es invertir, es sacar el mayor provecho posible a costa de las economías donde se posan estas aves carroñeras.
Su modus operandi es siempre el mismo y es el que les ha otorgado el nombre con el que se les conoce, buitres, pues se aprovechan, como el ave carroñera, de los animales muertos o débiles. Algunos creen que su labor en la economía y las finanzas es tan positiva como la de los carroñeros en la naturaleza: limpiar los restos que pueden infectar al sistema entero. Olvidan estos tales que los restos son seres humanos con rostro, nombres y apellidos, hijos de Dios que tienen derecho a vivir con dignidad. Así lo han sufrido principalmente los trabajadores de empresas españolas muy conocidas como Clesa, Panrico o Uralita. Estas empresas no tienen problemas de negocio sino de solvencia. Esto es aprovechado por los fondos buitre para entrar en el capital social con poca inversión y quedarse con la empresa. Acto seguido aplican una drástica reducción laboral, venden aquello que sea vendible a un precio de mercado y salen de allí como alma que lleva el diablo. El resultado es que España pierde una empresa competitiva a nivel internacional, que los trabajadores pierden su medio de vida y que el fondo buitre se lleva el dinero contante y sonante.
Sin embargo, son muchos los ciegos que no quieren ver esta realidad y solo atienden a la cantidad de dinero que entra en España por todas partes según un conocido banquero. Efectivamente, entra mucho dinero, pero es dinero que los economistas denominan como “caliente”. Es un dinero que viene con fecha de caducidad para revertir lo antes posible a su dueño, no sin antes haber arrastrado con él parte de la riqueza patria. De esta manera, a la vuelta de dos años nos encontraremos con menos empresas, peor posicionadas, pésimas condiciones laborales y, sí, menos dinero que antes de 2012. Se trata de un muy mal negocio que muchos jalean porque a corto plazo les sirve para vender su nuevo “España va bien”. Cuando los antecesores de estos decían aquello no estaban sino preparando el terreno para que llegara la crisis. Aquel “España va bien” nos condujo a la peor crisis por deuda y especulación de la historia de España. Este nuevo “España va bien” nos pone en la antesala de la destrucción de este país al que ya no sé si podremos seguir llamando España.Los textos de economía recientes, véase Stiglitz, Krugman o Rogoff, están llenos de estos mismos ejemplos en la historia reciente de la economía. Siempre que los fondos buitre entran en un país es para liquidarlo, nunca para invertir realmente. España, efectivamente, está enferma, como dijo Trump, por eso es hora de sanarla y esa es nuestra labor como habitantes de un país que están vendiendo a trozos y que acabarán por destruirlo, precisamente aquellos que se envuelven en la bandera mientras aprovechan la situación para sacar tajada.