Aunque
pudiera parecer muy temprano, considerando el tiempo que ha transcurrido desde
el inicio del sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto, la división en su
gabinete, derivada de las aspiraciones políticas futuras de sus integrantes, es
ya por demás evidente.
En
términos prácticos se podría hablar de la conformación de dos bandos, los
tecnócratas que se inclinan por el Secretario de Hacienda Luis Videgaray y el
de los llamados políticos tradicionales, estos mas cercanos al Secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Aunque
claro no se puede dejar de lado que, un numero muy importante de los miembros
del equipo del Presidente, provienen de la clase política mexiquense y eso por
descontado los agrupa en esa definición.
Sin
embargo los mexiquenses no tienen como tal a un precandidato visible, en todo
caso el único oriundo de esa entidad que ha descollado como para considerársele
como tal, es el Gobernador Eruviel Ávila, que de origen no es parte de ese
circulo.
Incluso
con todo y que Luis Videgaray, en su momento fungió como Secretario de Hacienda
en la administración de Peña Nieto, cuando este fue Gobernador, por sus
antecedentes no es considerado como parte de ese grupo, independientemente de
que nunca logro integrarse completamente.
Los
mexiquenses aun siendo como ya apuntábamos, una fuerza política considerable,
que sustenta su presencia precisamente en trabajar en bloque, no es en este
momento por si mismo, una facción integral.
Con
todo y que por doctrina se protegen entre ellos, no todos comulgan con un solo
proyecto, dadas sus características personales y asignaciones, sus miembros
están tomando partido desde ahora.
De
tal suerte que en la división, el grupo mexiquense aun sin tener un aspirante
propio, por su tamaño, cercanía e influencia, es sin duda alguna un importante
factor de equilibrio en la competencia.
Sobre
todo porque a pesar de la gran unidad que los caracteriza, ellos también han
segmentado sus simpatías políticas respecto de los dos Secretarios que hoy, son
claramente los mas aventajados en función de la sucesión.
Esta
coyuntura, se desarrollo desde la campaña por la presidencia, cuando tanto
Videgaray como Osorio, cada uno por su lado, establecieron pactos y alianzas
con los mexiquenses.
Considerando
estas referencias, ante la proximidad del proceso electoral federal para
renovar la Cámara de Diputados, se espera que cuando esa fecha llegue, se
realice un importante reacomodo tanto en el gabinete presidencial, como en la
dirigencia del Revolucionario Institucional.
Ese
ajuste implicara naturalmente una reorganización de las piezas, en pos no solo
del transito de la segunda parte del sexenio, sino también como parte de la
estrategia para la sucesión presidencial.
Por
lo que, la distribución de posiciones supondrá materia de análisis respecto de
la influencia de los dos principales aspirantes, en función de la colocación de
sus allegados y aliados.
Ahora
bien, se entiende que en esa oportunidad, los mismos Videgaray y Osorio
tendrían que cambiar de posiciones, como parte de la construcción de sus
fortalezas, como parte también de la cimentación de su imagen.
No
son pocos quienes se inclinan a pensar que el destino del Secretario de
Gobernación, será la presidencia nacional del Revolucionario Institucional, lo
cual por supuesto implicaría un mensaje contundente respecto de sus
aspiraciones.
Mientras
a que Luis Videgaray difícilmente podríamos imaginarlo en alguna posición de
carácter eminentemente político, a menos de que se le trasladara a otra Secretaria
de Estado, que considerando la que ya ocupa, no podría entenderse como un
ascenso.
A
menos y solo si se tratara de la Sedesol, porque es evidente que si permanece
hasta el momento de la definición en la de Hacienda, por el desgaste propio de
ese cargo, sus posibilidades se reducirían considerablemente.
De hecho
si consideramos el posicionamiento de Osorio Chong y Videgaray hasta ahora,
dada la naturaleza de sus respectivos encargos, es por demás innegable que el
primero va ganando la partida.
Aunque
los dos han tenido que enfrentar situaciones muy complicadas, algunas que todavía
no están resueltas por cierto, Osorio sale mejor librado gracias a su talante y
oficio.
Osorio
libra cotidianamente por ejemplo, una interminable batalla contra la
inseguridad, mientras que Videgaray no termina por corregir el rumbo de la economía,
además de cargar con la responsabilidad que infiere la Reforma Hacendaria.
Sin embargo
Osorio suma mientras que Videgaray resta, no solo simpatías, estamos hablando
de resultados y eso es un factor determinante, que desde ahora será un elemento
crucial en las definiciones políticas por venir.