. Llamó a su mujer y ésta acudió presta a la llamada.
Cuando llegó, su marido se estaba desplomando. Ninguno de los dos sabía
exactamente qué estaba pasando, aunque sospechaban que era un ataque al
corazón.
Llamó con rapidez al servicio de urgencias para el envío de una
ambulancia de soporte vital básico o avanzado. Recordando lo que en alguna
ocasión había leído, preparó dos aspirinas efervescentes en un poco de agua, y
conminó a su marido a que respirase con profundidad y tosiera con insistencia.
Todo esto, ¿para qué? Por si acaso era un ataque al corazón. ¿Y qué función
tendrían las aspirinas, la respiración profunda y la tos voluntaria? Veamos
para qué pueden servir cada uno de estos elementos y conductas.
Las aspirinas tienen varias funciones. Entre ellas la función anticoagulante. Como el infarto supone la
presencia de un coágulo en alguna de las arterias coronarias o sus ramas, la
acción de la aspirina puede tener una acción antiagregante de las plaquetas y,
por tanto, es anticoagulante.
Otra de las conductas es la
respiración profunda. Los beneficios de esta acción respiratoria son una
mayor oxigenación de los tejidos, aportando más oxígeno a todo el organismo y
al corazón.
¿Y cuáles son los beneficios de la tos
voluntaria y persistente? Tratar de combatir la
posible arritmia cardíaca que se puede producir como consecuencia de la muerte
de tejido cardíaco por las obstrucciones en su árbol vascular. El tejido
cardíaco que no tiene oxigenación muere, y el tejido nervioso que lo atraviesa
puede sufrir problemas de ritmo.
¿Cómo acabó la historia? Pues la
persona que tenía el dolor torácico se salvó. Su diagnóstico: infarto
agudo de miocardio que afectaba a un ramo secundario de la arteria
circunfleja. El infarto podía haber afectado a cualquiera de las arterias que
riegan el corazón: coronaria derecha e izquierda y sus ramas (interventricular
anterior y posterior, circunfleja, borde derecho e izquierdo) y ramas
auriculares, de la que una de las más importantes es la arterial sinusal.
Cuanto más cerca del nacimiento de las arterias está el taponamiento, más
letales son las consecuencias. Es importante la arteria que riega al nódulo
sinusaI, el cual se considera el "marcapasos" del corazón, donde
surgen los latidos cardíacos y que funciona a 70 pulsaciones por minuto.
Este nódulo es tejido muscular especializado en generar y transmitir impulsos
eléctricos que se trasladan de aquí al nódulo auriculoventricular, haz de His y
ramas de Purlinje a todo el corazón, haciendo que lata todo el corazón
empezando por las aurículas. Este sistema citado es el sistema excitoconductor
nervioso autónomo del corazón. En caso de que falle el nódulo auriculoventricular,
toma el mando de los latidos el nódulo auriculoventricular, que late 40
veces por minuto. Esta disminución de los latidos puede generar mareos o
desvanecimientos, lo que da lugar a la necesidad de colocar un marcapasos. El
marcapasos ha proporcionado, y proporciona, una gran calidad de vida al
paciente cardíaco.