. No un plan para sacar a España de la crisis haciendo que quien tiene más pague más, obligando a los gestores bancarios a pagar de su bolsillo el desastre de la banca española y generando empleo estable y de calidad; ni siquiera un plan para permitir que la mitad de los españoles que lo están pasando tan mal puedan mantener sus viviendas, estar atendidos sanitariamente y lograr unos índices aceptables de bienestar social; no, el plan de Rajoy, el plan del PP es para ganar las elecciones generales.
Este plan tiene dos vectores: de un lado mantener unido el voto del PP, de otro disgregar y desincentivar el voto que, en todo caso, nunca sería del PP. Para mantener su voto unido tenemos el espantajo de la ley del aborto y las leyes de seguridad que tanto gustan al electorado tradicional de la derecha en este país. Pero eso no basta, hay que dar algo más crematístico, que de leyes no se vive. Por eso se toman medidas que favorecen claramente a sus electores: desgravaciones fiscales por mantener a tus hijos en colegios privados a concertados, por tener un seguro privado de salud con alguna de las empresas del sector, por aumentar tu plan de pensiones privado, por despedir a un obrero estable y con derechos y contratar a otro en régimen de semiesclavitud. Y todo esto con el dinero de todos, con el dinero público, ese término que da sarpullidos a la derecha económica.
Dicho de otra manera: los pudientes y sus aledaños se han adueñado de este país para, con el dinero de todos, alimentar a la Bestia que devorará lo común para bien de unos pocos. Si estas políticas económicas dan resultado entre su electorado, tradicionalmente entre 8 y 10 millones de votantes, entonces el PP tiene casi asegurada su victoria electoral. Si obtiene 10 millones de votos, en unas elecciones con participación de un 70%, puede ser la victoria electoral, pero le faltarían votos. Por eso el otro vector del plan: desincentivar el voto que no puede ser del PP. Esto se consigue mediante dos patrones claros: de un lado lanzando la basura de la corrupción sobre el sistema de partidos o el sistema en general. El votante de izquierdas es muy sensible a la injusticia y es muy posible que se abstenga de votar si llega al hartazgo político. Al contrario que el votante del PP, que va a votar aunque sea tapándose la nariz. De otro lado se consigue destruir la base electoral de la izquierda con las mismas políticas económicas que se incentiva su propio voto.Los trabajadores que son arrojados a la precariedad o no votan o, por una especie de ley freudiana, votan al amo que los oprime. Si no tienen trabajo o el trabajo es de mala calidad, su conciencia moral acaba pisoteada y el efecto es de desafección por un modelo social al que creen enemigo. Las reducciones de las coberturas sociales, la precariedad del sistema sanitario y la depauperación del sistema público educativo, van en la línea de lo que sucede en Estados Unidos, que solo voten aquellos que se sienten incluidos en el sistema. Y estos tales votan PP o, a las malas, PSOE.Este es el modelo social que se está construyendo y que, de no cambiar las cosas, estará perfectamente asentado en un par de años. Han bastado cuatro años de destrucción del Estado Social para llegar a lo más parecido a un Estado de esclavitud. En breve, los trabajadores que podemos permitirnos unirnos al modelo que se nos impone, acabaremos aceptándolo como el mal menor para nuestros hijos y el plan del PP habrá dado resultado: todo será un erial de derechos y un paraíso para sinvergüenzas.- See more at: Bernardo Perez