Estamos cerca de los cierres de campaña
del PAN, PRD y PRI. Pronto se acerca el 3 de julio, la fecha en que millones de
mexiquenses decidirán entre dos proyectos contrapuestos. De larga data ambos,
aunque ahora enarbolados por nuevos actores políticos. Dicho de otra forma, no
es una elección más en la historia política en México, es una elección que pone
en juego el desarrollo económico, político y social de los mexiquenses. Y es,
sin duda, el primer simulacro de lo que se avecina en 2012.
No es menor tener en cuenta lo que cada proyecto enarbola y a lo que
cada uno puede conducir. Las diferencias son enormes, en materia de política
económica tenemos, por un lado, un proyecto que mira hacia el Keynesianismo y,
por otro, uno que empuja con el neoliberalismo; en materia social, por un lado,
uno que propugna por universalizar derechos sociales y, por el otro lado, uno
que pretende focalizar apoyos; en materia política tenemos, por un lado, un
proyecto que pretende perpetuar un modelo democrático elitista (y anacrónico)
que concentra las decisiones fundamentales en las cúpulas y, por el otro lado,
un modelo democrático participativo (y moderno) que pretende que las decisiones
fundamentales sean tomadas por la mayoría.
Me concentraré en la materia política para tratar de ejemplificar los
dos modelos que están compitiendo por el EDOMEX. Primero mostraré a grandes
rasgos cada modelo y diré algunas ideas acerca de en qué se basa cada uno, para
después plantear quién defiende qué modelo en el EDOMEX.
El primer modelo comúnmente lo han llamado representativo, sin embargo,
es mejor denominarlo elitista-representativo, pues en una elite concentra el
poder. Para este modelo lo fundamental es la competición electoral y la
contribución esencial de los partidos es la de ofrecer opciones claras a los
votantes. Los ciudadanos, por su parte, no son más que votantes y surgen cada
elección, no entre ellas. Para este modelo, la democracia a gran escala no es la suma de muchas
pequeñas democracias (en el trabajo, casa, escuela, etc.). Y cuando ésta existe
se dirime a la selección de dirigentes o representantes. No hay más decisiones
vinculantes entre el ciudadano y el representante. Lo que hay son dominantes
(gobernantes) y dominados (gobernados). Los autores que sustentan este modelo
son Schumpeter, Downs, Dahl, Sartori, etc., los cuales comparten el énfasis en
el peso que proporcionan a las elites gobernantes por encima de la
ciudadanía.
El segundo modelo es llamado participativo, aunque adquiere diversos
matices según sea el interés y puede adjetivarse como radical, deliberativo,
cosmopolita o multicultural. El elemento principal de este modelo es la
participación de la ciudadanía, ya sea en elecciones, referéndum, plebiscito,
etc. Este modelo propugna por más decisiones vinculantes entre representantes y
ciudadanos. Dando mayor peso al ciudadano, quien deja de ser sólo un votante y
es activo a lo largo del mandato del representante. Este modelo se centra en la
soberanía popular y mayorías concurrentes. Desde este modelo se plantea que la democracia debe ser algo más
que elecciones y debe extenderse en diversos momentos (electorales o no) a
diversas organizaciones (políticas y sociales) que componen un Estado para formar
un liderazgo democrático. Se busca que las decisiones
fundamentales emanen de la mayoría de ciudadanos. Hay una igualdad política que
va más allá del voto ya que se extiende al ejercicio de gobierno y, por tanto,
se da una real distribución de poder. Los autores que sustentan este modelo son
Touraine, Habermas, Laclau, Castoriadis,etc., lo cuales comparten el hecho de
propugnar por la reducción de la concentración de poder y el aumento del peso
de los ciudadanos.
Básicamente, podemos observar que en México hay dos proyectos de tal
naturaleza. Por un lado, en el modelo representativo elitista se encuentran el
PAN, PRI y los chuchos de Nueva Izquierda. Todos ellos con el interés de que
prevalezcan las decisiones cupulares de seleccionar dirigentes y candidatos;
las alianzas concertadas entre cúpulas y sin participación de la mayoría de
militantes; en suma, son ejemplos del dominio del político sobre el ciudadano y
la nula existencia de acciones vinculantes más allá del voto.
De lado del PAN, el candidato Bravo Mena cuyo carisma es igualmente
proporcional a su capacidad negociadora en el legislativo, es un candidato
gris. Por otro lado, su estrecha relación con Felipe Calderón (fue su
secretario particular) impiden su declinación. Y es que Calderón y la cúpula
panista saben que fortalecer a Encinas y AMLO es fortalecer un modelo
participativo que no les conviene. Prefieren dirimirse el poder en 2012 con el
PRI a través de grandes campañas políticas en los medios de comunicación, y no
de forma cercana a la gente. Ahí muestran que su modelo es uno
representativo-elitista que no vela por los intereses de la mayoría y que las
decisiones principales se toman desde las elites.
Si de verdad fueran demócratas como los panistas de los ochentas que
vivieron el fraude electoral a nivel estatal y que lucharon por el
reconocimiento del voto; declinarían a favor de Encinas y en contra del
clientelismo, derroche incontable de recursos económicos y control del
Instituto Electoral del Estado de México que ha ejercido el candidato del PRI. Por
suerte esa es la cúpula panista y no el militante panista que sabe que el voto
útil sirve y que lo vio en el año 2000.
De lado del PRI, el candidato Eruviel Avila, cuya ausencia de carisma es
solventada con sus recursos económicos que ha utilizado a diestra y siniestra
en esta campaña. Recursos de dudosa procedencia, los cuales la autoridad
electoral que el debe su puesto a Enrique Peña Nieto se niega a fiscalizar hoy
día. El candidato Eruviel enarbola las peores prácticas del viejo régimen que
ahora dice llamarse “Nuevo PRI”, pero que conserva del viejo el interés porque
las decisiones cupulares continúen gobernando en México. Gastan dinero
comprando votos, regalando costales de cemento, leche, tortilleros, despensas o
con dinero en efectivo. Usan el aparato estatal (camionetas y camiones de la
policía, por ejemplo) para comprar conciencias mostrando que la gente para
ellos es una mercancía, un votante más que ganar y por si fuera poco a la mala,
no a través de las ideas.
Eruviel es, aunque no forma parte, representante del grupo Atlacomulco:
Hank, Del Mazo, Chuayfett, Montiel, Enrique Peña Nieto son algunos, que no
todos, los representantes de este grupo elitista que ha concentrado el poder y
riqueza del Estado de México en pocas manos. Ese es el modelo que defiende el
PRI, el mismo que el PAN, uno basado en las elites, no en la ciudadanía. Por si fuera poco, el dìa de ayer aperecieron una simàgenes y un video que muestran una estrcha relaciòn netre Televisa y el PRI. La televisora lo ha desmentido, pero el PRI ha hecho caso omiso en una muestra de cinismo, ya que aùn cuando la camioneta de televisa usada en el acto de Eruviel fuera "pirata", el PRI està obligado a explicar por què la uso.
En suma, el proyecto y modelo del PAN y PRI en EDOMEX es uno que
enarbola el poderío de las cúpulas partidistas (PAN) y regionales (PRI).
Ninguno quiere perder el poder y harán todo lo posible (incluso un fraude) porque Encinas y el
proyecto participativo no lleguen al poder, tal como hicieron en 2006 con AMLO.
Es un proyecto que ha empobrecido al país y las regiones que gobiernan donde la
calidad de la gente es peor día a día. Basta ver los indicadores sobre
educación, salud, vivienda, pobreza e inseguridad. Es un modelo que ha
perpetuado la imagen del ciudadano mexicano como el votante perfecto, aquel que
se puede comprar y engañar cada sexenio.
Del otro lado, del modelo
participativo, hay en México varios representantes que lo enarbolan. No quiero
ni puedo decir que el modelo participativo se enarbola solamente por el PRD.
Jamás diría eso por mi convicción de una izquierda amplia, una izquierda social
y política. Si hablamos de que el modelo participativo se caracteriza por dar
mayor peso a la ciudadanía (más allá del voto), existen otras formas de hacer
política que lo ejemplifican: movimientos sociales como el EZLN han creado a
través de “Los Caracoles” formas de gobierno más democráticas donde las
decisiones las toma la mayoría. Dicho movimiento y otras formas de hacer
política, por sí solos merecen atención y que aquí no puedo abarcar por razones
de espacio.
Me concentraré en el PRD por lo mismo. No sin antes decir que no está
exento de críticas, pero que aún con ellas es un proyecto distinto al PAN y
PRI. Las principales críticas vienen de ciertas facciones, la de Jesús Ortega y
Jesús Zambrano llamada Nueva Izquierda (conocida como Chuchos) y la de Bejarano
llamada Izquierda Democrática nacional. Ambos han instaurado muchas de las
prácticas priistas al interior del partido en la selección de dirigentes. No
obstante, por suerte, no han podido hacer lo mismo en el ejercicio de gobierno.
Siguiendo con la cuestión de los modelos. Lo
que sí puedo decir es que el PRD y el proyecto que encabeza Encinas enarbolan
de manera general el interés por la mayor participación de la gente. Dicha
participación no culmina en el voto, sino que se extienden al ejercicio de
gobierno. En los gobiernos del PRD se han realizado muchas acciones
vinculantes, algunas de las cuales hoy copian el PAN y PRI. Estas acciones
vinculantes potencializan al ciudadano al darle la calidad de agente y no de
mero votante. La lucha por la transparencia y la rendición de cuentas; los
derechos universales sin discriminación por cuestiones de raza, sexo y clase, a
través del apoyo a los jóvenes, madres solteras y demás grupos vulnerables son
algunos ejemplos de lo anterior y el DF es la muestra de lo que digo. Encinas
formó parte de eso de 1997 a 2000 cuando fue Secretario del Medio Ambiente con
Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano; y de 2000 a 2006 cuando fue, Secretario
de Desarrollo Económico, luego Subsecretario y Secretario de Gobierno, y
finalmente Jefe de Gobierno en sustitución de Andrés Manuel López
Obrador. Encinas es un gobernante que ha dado resultados, con mayor experiencia
en el plano legislativo y ejecutivo que Eruviel y Bravo Mena.
A su experiencia en funciones de gobierno, habría que sumarle dos cuestiones más. Primero, es el candidato que más conoce el EDOMEX, fue diputado por esa entidad en dos ocasiones; desarrollo su vida académica (Universidad de Chapingo) y política (PCM, PSUM, PMS, FDN) en la dicha entidad. Segundo, Encinas es el representante del modelo participativo, no
sólo en el ejercicio de gobierno y a través de un partido, sino también por su
nexo con un movimiento social más allá de las estructuras partidistas. Me
refiero al apoyo que le ha brindado el Movimiento por la Regeneración Nacional
que encabeza AMLO y que incluye intelectuales y luchadores sociales. Un
movimiento que pese a las criticas está fuera, pero cercano, de los partidos de
izquierda en México. Un movimiento que propugna porque la mayoría retome el
poder a través de la toma de decisiones vinculantes (referéndum, plebiscito,
etc.), porque la soberanía popular se cumpla a cabalidad y que por consiguiente
las cúpulas dejen de detentar el poder en México.
En suma el proyecto y modelo de Encinas es uno que propugna por una
mayor participación de la gente a través de mecanismos vinculantes como los
derechos sociales que permitirán exigirle al gobierno en vez de pedirle
favores. Y también a través de la instauración de mecanismos participativos
(referéndum, plebiscito y revocación de mandato) para decidir cuestiones
importantes para la entidad. Es pues un modelo que busca un mejoramiento real
en la calidad de vida a los mexiquenses; respeto a la vida, la mujer y la
diversidad materializada en derechos sociales universales; mejorar la
educación, salud, empleo y vivienda; para con ello lograr una reducción real y
significativa de la pobreza e inseguridad.
Hoy día se requiere del voto razonado .Pensemos y reflexionemos que el
primer modelo que enarbolan PAN y PRI no conduce a ningún cambio, por el
contrario empobrecerán más la entidad y se enriquecerán solamente ellos. No sólo
el EDOMEX seguirá peor, sino que es más probable que de triunfar el PRI en
EDOMEX regrese a la presidencia en 2012. Está en juego mucho más que el EDOMEX.
Está en juego el futuro de México por seis años más, lo que está en pugna es el
dominio del modelo elitista (PAN y PRI) y sus malos resultados de gobierno
frente a un modelo participativo (PRD y fuerzas políticas y sociales de
izquierda) cuyos resultados son mejores en las funciones de gobierno.
Jesùs Martìnez Ortega, Políticas y Sociología
De acuerdo contigo. El PRD se diferencia por el ejercicio de gobierno y porque éste no deja al ciudadano como cliente (PAN) o como subordinado (PRI). Además de ser respetuoso de las minorías; impulsar derechos sociales y potencializar al ciudadano. Saludos.
Mariela Díaz Sandoval, Sociología
Interesante reflexión. Si bien es cierto que, como comentan Dagnino, et. al (2006) el proyecto político democrático participativo no remite exclusivamente a un partido político, ni a clases sociales, sin lugar a en el EDOMEX se está apostando por un cambio en las reglas y cosmovisión en torno a cómo debe ser comprendida la relación entre gobierno y sociedad. El PRD, a pesar de sus vicios y divisiones, ha sido un partido que se ha caracterizado por echar a andar políticas sociales de avanzadas. Ver a las personas como ciudadanos y no como clientes o subordinados, es de suma importancia. Agregar la idea de derechos en la relación gobierno-sociedad es el gran paso para empezar a ver cambios en materia de democratización en la entidad, por lo que estoy totalmente de acuerdo que el cambio no vendrá de la mano con el PRI. Saludos.