. Da gusto ver como al final las cosas bien hechas tienen su
recompensa. Y qué duda cabe, que en España, Mariano Rajoy ha gobernado con
tanta sabiduría, que los sacrificios impuestos amablemente por el Gobierno
(ellos no quería, pero la herencia del gobierno anterior les ha obligado) van a
tener una recompensa tan grande que, en poco tiempo (posiblemente antes de las
elecciones de 2015), habremos olvidado estos años duros y tristes.
Pero no sólo el Gobierno. Ahí
tienen ustedes a los empresarios que se están frotando las manos ante un futuro
de recuperación económica sin trabas laborales para despedir, contratar por
horas, precarizar empleos o hacer trabajar de Sol a Sol a sus empleados,
gracias a la sabia Reforma Laboral del Gobierno, que ha convertido a los
trabajadores de este país en peones de brega, siempre a disposición de las
necesidades de los patronos, que al final, ¡qué coño! son los que pagan. Por
eso debemos estar contentos, pues ya sabemos que a lo largo del año que viene
se van a crear puestos de trabajo a miles, lo ha dicho el vicepresidente de la
CEOE, aquel que nos quería enviar a Laponia y si ahora augura un feliz empleo
para todos ¿será por algo, digo yo? que de estas cosas tiene que saber. Como
Botín, que después de una reforma bancaria a la carta de sus negocios, que le
ha eliminado, con el dinero de todos, toda la competencia que le molestaba, está
entusiasmado con la política económica del Gobierno, que le ha hecho una
autopista para que circule con su banco sin curvas ni obstáculos. Una autopista
de varios carriles, para que los cuatro bancos que han quedado, puedan pisar el
acelerador de sus negocios sin el riesgo de los adelantamientos.
Aunque, ahora mismo, la patronal
energética está un poco enfadada con el ministro. No porque este vaya en contra suya,
posiblemente, cuando todo haya pasado acabe teniendo un puesto de consejero o directivo en alguna de
las grandes compañías eléctricas del país, como ya lo son muchos dirigentes
gubernamentales anteriores. Ya saben ustedes, favor por favor. Que la
electricidad haya subido más de un 80% en los últimos 10 años, tiene un precio
que se llama “puerta giratoria”, por la que entran aquellos buenos amigos que,
desde posiciones gubernamentales, no han impedido que el sector eléctrico se
haya convertido en el Patio de Monipodio. Pero todo se solucionará, y el
ministro Soria, dirá “digo” donde dijo “diego”, y la electricidad volverá a
subir, para pagar eso que los expertos llaman “déficit tarifario”, que es algo
parecido a pagarle a Luis Candelas una ronda de buen vino, después que te haya
atracado en algún rincón oscuro del Lavapiés decimonónico. Incluso creo que
este, que era ladrón pero honrado, los vinos los pagaría él. Siempre ha habido
gente con estilo, también entre los carteristas.
No sé cómo no nos hemos dado
cuenta antes de la bondad de Mariano Rajoy y sus medidas. La verdad es que un
hombre de Dios y buena fe, como es él, no podía engañarnos y si lo ha hecho ha
sido por necesidad, con mentiras piadosas, que son pecado venial. Quizá
deberíamos reflexionar sobre nuestra actitud cicatera durante todo este tiempo
de no reconocer el esfuerzo que ha hecho para salvarnos de esos hombres,
vestidos de negro, que iban a venir a quitarnos el pan y la sal. Él, Mariano,
con esa mansedumbre que tienen los pacientes, sabía que aguantando
cristianamente todo se resolvería, además el trabajo sucio, ese que
inevitablemente hay que hacer cuando una casa debe limpiarse a fondo, lo hacían
sus inquebrantables ministros. Pero lo hacían por nuestro bien. Fátima Báñez,
esa mujer de firmes convicciones que va a conseguir que los trabajadores
pasemos a ser todos potenciales desempleados a tiempo parcial, con salarios de
risa, para que los empresarios puedan pagar la educación de sus hijos, una vez
entre en marcha la nueva Ley de Educación de otro gran ministro, José Ignacio
Wert, el hombre que iba a españolizar a los niños catalanes, y va a acabar,
probablemente en un exceso de celo, privatizando a todos los niños españoles,
para que sean carne de beneficio de la escuela privada. Y qué decir de otro de
los grandes ministros, Cristóbal Montoro, espada flamígera del fundamentalismo
fiscal; el hombre que perdona fraudes con sus amnistías o ceses, cuando se
trata de hacer favores a los de su clase, y amenaza con exhaustivas
investigaciones fiscales a todos aquellos que le critican. Sí señor, un buen
ministro, con el permiso de Ruiz Gallardón, que ha pasado de ser el ministro
del “tasazo judicial” al protector de las mujeres, que estaban sometidas al
yugo de la izquierda que las obligaba a abortar. Este sí que es una estrella
emergente en el firmamento dibujado por Rouco Varela, que no es el mismo que
vio Galileo desde su telescopio. Al igual que ese hombre de golpes de pecho, que es el ministro del
interior Fernández Díaz y su Ley Mordaza, que trata de acabar con la
inestabilidad permanente que supone, para la gente de bien del país, que la
calle se haya convertido en un lugar para la protesta de todos aquellos que no
entienden las bondades de las medidas del Gobierno.
Así pues, año 2014 va a ser tan
maravilloso, con una luz del final del túnel tan cegadora, que vamos a volver a
vivir una ensoñación, que no podemos imaginar ahora con la mente embotada de
recortes, paro, pobreza generalizada, bajos salarios, educación clasista,
dependientes a su suerte, y mujeres tuteladas por el conservadurismo rancio con
olor a incienso. Vamos a vivir tan bien, que la corrupción, el caso Gürtel,
Bárcenas, la contabilidad B, la financiación ilegal del PP, el ático de lujo
del presidente de la Comunidad de Madrid, Blesa, Aznar y sus amigos, las
preferentes, Bankia, los tejemanejes de Esperanza Aguirre, Canal 9, el
condenado Carlos Fabra y los cien dirigentes del PP imputados en la Comunidad
Valenciana, serán un mal recuerdo de otro tiempo, de cuando estábamos abducidos
por la izquierda. Todo ello gracias a Mariano Rajoy y su equipo de
colaboradores, con Soraya y María Dolores a la cabeza, que les desean un Feliz
2014, en el año de la vuelta del franquismo a nuestras vidas.