Si no hubiera Navidad, ¡habría que inventarla!

Pocas fiestas despiertan tanto lo más noble de nuestros corazones. Coloca al centro de nuestra atención virtudes que las sentimos obvias, pero que están lejos de serlo: la vida, la generosidad del amor familiar, el valor de tener hogar, la riqueza de la buena amistad. Es paradójico: como símbolo de ello, no tenemos un gran castillo, lujosas ropas, sino un sencillo pesebre y, en él, un niño envuelto en pañales.

 

. Coloca al centro de nuestra atención virtudes que las sentimos obvias, pero que están lejos de serlo: la vida, la generosidad del amor familiar, el valor de tener hogar, la riqueza de la buena amistad. Es paradójico: como símbolo de ello, no tenemos un gran castillo, lujosas ropas, sino un sencillo pesebre y, en él, un niño envuelto en pañales.
De ese misterio brota lo mejor del ser humano ¡Cuánto afán por buscar un buen regalo para los que se quieren! ¡Cuánto trabajo para celebrar con una buena cena familiar! Lo invito a no dejar pasar esta Navidad sin manifestarle su cariño a sus seres queridos. Más que un regalo físico, se trata de compartir lo que nos trae esta fiesta: vida, paz, esperanza, cariño, solidaridad. Por eso, si no hubiera navidad, ¡habría que inventarla! Acentuamos más el compartir que el atesorar. Cuando regalamos decimos: “Como tú me has regalado mucho, quiero que este “presente” sea una forma de compartir mi agradecimiento”.

No somos un pueblo de regalarnos mucho. Escasean las fiestas en que intercambiamos regalos. Por lo mismo, ¡adelante! Más que el costo, que sea el cariño que colocamos en él lo significativo.

Es tiempo de caridad. Impresiona la gran cantidad de iniciativas generosas que surgen en parroquias, colegios, capillas: desde las “Cajas de Navidad”, hasta la “Navidad en la calle” o “Regalos con Sentido”. Y hay que sumar a esto las muchas otras formas de generosidad, sencillas y anónimas, para celebrar Navidad con otros.

¡Es muy difícil celebrar Navidad sólo pensando en uno y el círculo más estrecho! Es una fiesta que ensancha el alma. Dice el Papa Francisco: “María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura”. Su ternura hizo que esa cueva hedionda se transformara en hogar. Eso significa “dar es más que regalar”.

Puede ser que usted no sea creyente. Igual vale la pregunta, ante el pesebre que nos une y reúne: ¿Qué significa que Dios haya venido al mundo? ¿Qué podrá significar para todos el que celebremos a un niño nacido en un pobre establo en Belén?

Un niño no asusta, no manifiesta ni poder ni ambición; despierta sentimientos de cuidado y protección. Navidad conmueve. Invita a mirar en nuestro interior y preguntarnos por el sentido de nuestra vida. Que Jesús nacido en Belén nos bendiga y acompañe. Que María, su madre, que nos trae al dador de la vida, nos acompañe en este tiempo navideño ¡Feliz Navidad!

P.Hugo Tagle

Twitter: @hugotagle

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