. Este tipo de investigación se
lleva a cabo fundamentalmente en Instituciones académicas en todo el mundo. A
diferencia de ésta, la investigación clínica se puede considerar como la
herramiento para adoptar dichas medidas en el manejo del paciente con cáncer,
por lo tanto ésta se lleva a cabo en pacientes, y puede decirse que culmina
cuando un nuevo producto sale al mercado aunque no es completamente así, ya que
en general, se sigue haciendo investigacion clínica sobre dicho producto para
encontrar nuevas indicaciones o encontrar mejores esquemas de su administración
o combinaciones con otros medicamentos.
Para tener una idea de la magnitud de la
investigación clínica en cáncer, a nivel mundial para el año 2012 había
registrados 35 471 ensayos o estudios clínicos, sin embargo, el 60% de ellos se
registraron en Estados Unidos, el 8.4% en Canadá y sólo 4.6 (1 665) en América
Latina. En términos simples hay dos tipos de estudios clínicos, aquellos
patrocinados por la industria farmacéutica y los que surgen como iniciativa de
los investigadores en instituciones académicas. Si bien las cifras son para
América Latina, pero asumimos que en cierta medida refleja probablemente lo que
pasa en México, el 66% de ellos fueron patrocinados por la industria farmacéutica
y el 44% por instituciones académicas. Sólo un número muy pequeño de todas las
publicaciones sobre el tratamiento del cáncer son dirigidas por un investigador
de alguna institución de América Latina.
Desafortunadamente, los resultados de los ensayos
diseñados por países de altos ingresos -que son la mayoría de estudios a nivel
mundial- pueden no satisfacer las necesidades locales de países como México por
varias razones; una de ellas es que no necesariamente los resultados pueden ser
aplicables a nuestras poblaciones; otra es que los tratamientos una vez
aprobados pueden no estar disponibles o si lo están son inaccesibles a la
mayoría de la población por su costo y frecuentemente las neoplasias
investigadas no son las mas prevalentes, tal es el caso del carcinoma
cervicouterino ya que este no es un gran problema en países desarrollados. En
contraparte, los estudios académicos pueden proporcionar una información más
valiosa a los pacientes de regiones como América Latina que los ensayos
patrocinados por la industria acerca de los tratamientos porque pueden
enfocarse a neoplasias propias de nuestros países y pueden investigar la
utilidad de medicamentos disponibles y de bajo costo.
A pesar de ello, si
bien no falta razón para decir que los protocolos patrocinados por la industria
farmacéutica son una especie de "maquila especializada" del personal
médico investigador, la contraparte positiva es que son: a) definitivamente
importantes para el acceso a nuevos medicamentos y opciones terapéuticas para
los pacientes, b) generan la creación de infraestructura para la investigación
clínica que se utiliza también para protocolos de iniciativa propia o
"académicos" y c) son una fuente de ingresos para las Instituciones y
dichos ingresos deberían utilizarse para fortalecer más la investigación.
En México y otros países de
América Latina, existen muchas barreras para la
investigación clínica empezando por la escasez de fondos; en nuestra región, en
el 2011, el gasto en investigación y desarrollo fue de 0,65% del PIB, que es
3,4 veces menor que en países de altos ingresos. La OMS recomienda que los
países inviertan el 2% del costo total para investigación en salud y
desarrollo. Otras barreras para las investigaciones clínicas en México son la
falta de tiempo al margen de la atención del paciente y de las
responsabilidades administrativas para los investigadores, los tiempos
prolongados para la aprobación de los ensayos clínicos por las agencias
reguladoras, y la asignación y apoyo insuficientes para tener espacio de
investigación y otra infraestructura necesaria en los entornos clínicos. Esta
falta de apoyo ha limitado la capacidad de los investigadores locales para
diseñar y ejecutar estudios que sean valiosos para sus poblaciones.
La participación de México en la investigación
clínica del cáncer es esencial. Es importante centrar el desarrollo hacia los
tratamientos de los tumores malignos más frecuentes en la región y por otra
parte, el gran número de nuevas terapias que se dirigen a mutaciones tumorales
poco frecuentes están creando la necesidad creciente de colaboraciones
internacionales en los ensayos clínicos. La mayoría de las Instituciones de salud en
México tiene una gran insuficiencia de unidades de investigación clínica bien
establecidas que cuenten con personal de investigación, gestión de datos e
infraestructura en general y no existen grupos cooperativos que sean apoyados
económicamente por agencias del estado como el CONACyT para que realicen
estudios clínicos académicos En resumen, México tiene un enorme margen para un
aumento en los ensayos clínicos sobre el cáncer, y se debe realizar un esfuerzo
sustancial para superar las barreras y poder cambiar el entorno adverso
nacional para la investigación clínica del cáncer en nuestro país.