Lo que diferencia a los sinvergüenzas en España de los de Argentina,
es que los forajidos españoles lo son de continuidad con el apoyo implícito de
una judicatura corrupta y vendida al mejor postor político-así lo piensan millones de ciudadanos sin distinción ideológica-, mientras que los
argentinos son capaces de usar la legalidad vigente para indemnizar a las
víctimas de los daños resultantes de una expropiación. Sorpresa. De sabios es
rectificar y honrado es reconocer el derecho a ser indemnizado cuando se
expropia con tan viles modos.
En España el robo es de impunidad con carácter vitalicio y permite
encumbrar a delincuentes de baja estofa capaces de aniquilar el 10% del PIB. En
Argentina, una vez pasadas las tormentas de una decisión política carente de
toda justificación, se acuerda un pago de 3.700 millones de euros a la afectada
Repsol YPF. Argentina gana por goleada en credibilidad a los mentideros
jurídicos y políticos de España.
Aquí, José María Ruiz-Mateos
sigue en absoluta indefensión aún sentenciado el gobierno español-desde el
Tribunal de Estrasburgo-, a ofrecerle garantías jurídicas que los jueces se han
encargado de erradicar, inspirados por una inmunda manipulación de décadas que
ha quedado al descubierto ahora con la suelta de etarras y criminales de toda
condición.
En este país de ladrones y pendencieros disimuladores de honorabilidad,
en el agravio comparativo es normal que
la presidenta Kirchner de Argentina sea ahora honrada en sus pareceres y
convenga en dirimir jurídicamente el daño perpetrado contra la petrolera
Repsol.
La expropiación de Rumasa a cuenta de la basura política, invitando al
banquete de la bazofia moral a la banca, la judicatura, los intereses
particulares y a los medios de manipulación de la mass media, ha sido la dama
violada de la falsa democracia española que multitud de malnacidos han ocultado
usando los disfraces de la dignidad que públicamente ya muestran la carroña de
quienes se los enfundan; la inmunda
basura que se llevó un Holding retasado en 22.000 millones de euros y que
enriqueció a tantos particulares que figuran como la flor y nata de la sociedad
española.
A nadie le extrañe entonces lo
que apesta actualmente este país engañado, donde las cabezas visibles de lo
prestigioso son sólo caretas de criminales que compraron la Justicia para
disfrutar el expolio y ocultar las desvergüenzas.
Hoy Argentina recupera dignidad mientras que esta España ya no puede
fingir más la putrefacción de las falsarias bases sobre las que se levantó una
sociedad dirigida por criminales de toda condición, como los que ahora quedan
en libertad gracias a una Justicia extraña y enemiga del derecho que debería
asistir a los honrados y trabajadores ciudadanos.
El crimen sale a cuenta en
España y es porque la Ley, ésa tan rara de aquí, sigue encubriendo la estafa nacional para
protegerse a sí misma y a los que han subvencionado el engaño histórico de la
Transición . Así estamos que la credibilidad de lo justo está a cero.